Mons. Aurelio: “Nos quieren hacer creer que no existe en Bolivia una justicia, manipulada y manoseada”
Prensa CEB 02.20.2022.- En la misa dominical, desde la Basílica Menor de San Francisco en la ciudad de La Paz, el obispo del Beni y presidente de la Conferencia Episcopal Boliviana, Mons. Aurelio Pesoa Ribera, se refirió al avance de la reforma de justicia en Bolivia, asegurando que “estamos construyendo un mundo al revés y un país del revés, los inocentes son condenados y los culpables se las ingenian para quedar libres, en nuestro país no vemos una firme decisión de reforma de la justicia. Nos quieren hacer creer que no existe en Bolivia una justicia, manipulada y manoseada que hace que algunos tengan el privilegio de verse protegidos, a pesar de sus acciones, mientras otros son condenados, uno puede pensar, la justicia es pronta para unos y lerda para otros.”
En la ocasión se refirió, también a la elección del Defensor del Pueblo, como un ejemplo de falta de respeto a las normas democráticas: “El espíritu de una verdadera democracia que consiste en gobernar para todos, está seriamente debilitada y hasta dañada”, manifestó.
Asimismo, habló sobre la violencia contra la mujer y la violencia entre hermanos, advirtiendo que esta avanzando y los violentos tienen éxito.
Remarcó la falta de humanidad que existe en el mundo, reflejada en la guerra en Ucrania, que pone en peligro al mundo y ha causado ya tantas muertes.
“El mundo y los bolivianos asistimos a este espectáculo con impotencia. Hay un grito contenido en la humanidad: basta de injusticias, basta de maldad, basta de acciones sin razón”, exclamó a tiempo de poner como ejemplo el despojo de la Asamblea de Derechos Humanos de la señora Amparo Carvajal.
Ante la realidad, ante las dificultades, el obispo alentó a tener fe, tomar esta fe como un regalo extraordinario de Dios, que permite vivir con sentido la vida, a pesar de todo lo que parece ser adverso: “A nosotros hombres y mujeres creyentes, somos los que debemos hacer notar y hacer ver nuestra confianza, nuestra fe, en ese Dios que camina con nosotros”, subrayó.
XXVII DOMINGO ORDINARIO (C)
Señor aumenta nuestra fe Lc. 17, 5-10
Convento San Francisco
La Paz, 02.10.2022
1.- Queridos hermanos, la Palabra de Dios hoy, el Evangelio, sobre todo, nos invita a hacer esa oración con esas palabras de los discípulos que escuchan al Señor “aumenta nuestra fe”. También nosotros este Domingo somos invitados, como los discípulos, a orar pidiendo fe: «Señor, auméntanos la fe» Lc. 17, 3-10. Realmente necesitamos fe porque las dificultades para creer abundan en nuestro tiempo. Los acontecimientos de la vida, tantas veces, son desfavorables, no los podemos dominar a nuestro gusto.
Todos nosotros sabemos que suceden cosas que nos hacen temer. Ante todo, lo que vemos, cuesta confiar en el ser humano, no vemos que avance la justicia en nuestro país, el diálogo, la verdad, la solidaridad, la compasión. Parece que se alejan cada vez más, parece que a los malos les va bien y se salen con la suya y en muchas oportunidades quedan impunes.
Estamos saliendo de una pandemia. Durante más de un año nos lavamos y desinfectamos las manos, con el temor y miedo, con el afán de preservar nuestra vida, toda esa lavada de manos, toda aquella buena intensión, pareciera que se olvidó rápidamente y volvimos a lo mismo. Estamos construyendo un mundo al revés y un país del revés, los inocentes son condenados y los culpables se las ingenian para quedar libres, en nuestro país no vemos una firme decisión de reforma de la justicia. Nos quieren hacer creer que no existe en Bolivia una justicia, manipulada y manoseada que hace que algunos tengan el privilegio de verse protegidos, a pesar de sus acciones, mientras otros son condenados, uno puede pensar, la justicia es pronta para unos y lerda para otros.
Vemos como las instituciones defensoras de la libertad y del pueblo, en muchas oportunidades son manipuladas, sin tener en cuenta a los que piensan diferente, sin respeto a las normas democráticas, como acaba de suceder, y eso no es ninguna novedad, con la reciente elección del Defensor del Pueblo.
El espíritu de una verdadera democracia que consiste en gobernar para todos, está seriamente debilitado y hasta dañada. La violencia no podemos ocultarla, la violencia contra la mujer, la violencia entre hermanos, avanza y los violentos tienen éxito. La guerra en Ucrania que pone en peligro al mundo y ha causado ya tantas muertes, nos hace ver una vez más que estamos, en algunos casos, en manos de un poder irresponsable y con mucha falta de humanidad.
El mundo y los bolivianos asistimos a este espectáculo con impotencia. Hay un grito contenido en la humanidad: basta de injusticias, basta de maldad, basta de acciones sin razón, acciones que no se detiene ni ante el respeto a la ancianidad, como acabamos de ver con el despojo de la Asamblea de Derechos Humanos y de una anciana, como es su presidenta. ¿Dónde está el respeto? ¿Dónde ha quedado la compasión? El profeta Habacuc se queja contra Dios. La queja de Habacuc puede ser la nuestra: «¿Hasta cuándo, Señor, ¿pediré auxilio sin que tu escuches? ¿Por qué me haces ver la iniquidad y te quedas mirando la opresión? No veo más que saqueo y violencia, hay contiendas y aumenta la discordia».
2.- Pero escuchemos también la respuesta del profeta en un texto que nos llena de paz y serenidad: «El Señor me respondió: la visión aguarda el momento fijado, ansía llegar a término y no fallará; si parece que se demora, espérala, porque vendrá seguramente, y no tardará. El que no tiene el alma recta, sucumbirá, pero el justo vivirá por su fidelidad». Habacuc 1,2-3;2,2-4
Queridos hermanos, la Palabra invita a confiar en Dios. A pesar de todo lo que parece oponerse a la fe, a pesar de que parece triunfar el mal y la injusticia, no es así. No hay pruebas, evidencias, pero el justo está llamado a creer, confiar en Dios, que lo ve todo.
3.- El mundo, la historia, la vida, está en manos de Dios. No está en manos del mal, del caos, de los violentos, de las injusticias, ellos no son dueños del mundo, ellos no triunfaran. Triunfara ese Dios en quien creemos y en quien esperamos. En el mundo triunfará Dios y su plan de salvación.
La historia de la humanidad es como un tren que camina hacia un destino seguro. Dentro del tren se desarrolla la vida de la humanidad: hay quien se dedica a hacer maldades, a aprovecharse, a ser violento. Pero también hay quien se dedica a hacer el bien. No todo es malo hay mucho bien, pero es necesario hacerlo notar.
4.- Entonces, tener fe, es un enorme regalo. La fe es un don extraordinario, que proviene de lo alto. La fe permite vivir con sentido de la vida, a pesar de todo, de lo que parece ser adverso. A nosotros hombres y mujeres creyentes, somos los que debemos hacer notar y hacer ver nuestra confianza, nuestra fe, en ese Dios que camina con nosotros.
No tiene una fe fuerte, sino muy débil, quien sucumbe ante la realidad del sufrimiento o se deja llevar por la desesperación y la ira, la angustia. La fe verdadera es fortaleza en los sufrimientos. La fe es roca en la que se apoya la vida. En el salmo 94 hemos dicho: «Vengan, cantemos con júbilo al señor, aclamemos a la Roca que nos salva». Dios es roca sólida a la que nos agarramos en los momentos de dificultad.
5.- Podemos entender la Palabra de Jesús: «Si ustedes tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, y dijeran a esa morera que está ahí: «Arráncate de raíz y plántate en el mar, ella les obedecería» Lc 17,5-6 Esa promesa permanece hoy. Realmente el que cree vence las dificultades, mira el mundo con sentido, no se deja vencer por el mal, porque sabe que todo está en manos de Dios. La fe es un don porque nos hace pasar por el mundo con alegría, incluso en las persecuciones o dificultades. El que cree es una persona alegre.
6.- Por último, el que cree de verdad no siente que tengan que agradecerle a él por creer, siente más bien que es él el que tiene que ser agradecido por ese don de la fe. Por ello el que cree de verdad no espera recompensas por su fe, sino que vive en ambiente de alegría, de serenidad y agradecimiento por lo que considera un don.
No es Dios el que tiene que estar agradecido con nosotros porque creemos, sino nosotros los que tenemos que estar agradecidos con Él, por la gracia y el don de la fe. Por eso, los creyentes, cuando hemos vivido en la voluntad de Dios, tenemos que decir: «Somos unos simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber». Lo adverso de este mundo no debe quebrantar nuestra seguridad en ese Dios que camina con nosotros.
Queridos hermanos, que la Palabra de hoy nos de paz en medio de los sufrimientos y en medio de las dificultades, que nos sintamos realmente agradecidos con Dios, que es el Dios con nosotros por el don de la fe.
7.- Hoy se termina también en la Iglesia de Alemania como en la Iglesia de Bolivia, la Semana de Hermandad, donde se ha reflexionado el tema “sembrando vida”, porque creemos en la vida, porque creemos que Dios no nos abandonará, creemos que Dios siempre estará de nuestra parte.
Que Dios acompañe la vida de cada uno de nosotros, que Él nos conceda de verdad los dones que necesitamos para nuestra vida. Dios siempre nos bendiga. Así sea. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen.