Iglesia insiste en encontrar pronta solución a los conflictos sociales del país
Prensa 20.11.2022.- Este domingo, día en que la Iglesia Católica celebra la fiesta de Cristo Rey, monseñor Giovani Arana, obispo de El Alto y secretario general de la Conferencia Episcopal Boliviana, pidió a las autoridades que siguiendo el ejemplo de Cristo Rey “asuman responsabilidades más allá de ideologías y posicionamientos políticos, y recuerden que fueron elegidas como autoridades para entre otras cosas, garanticen una convivencia pacífica entre bolivianos”.
Reflexionando sobre las lecturas dominicales, monseñor Arana, exhortó en una primera instancia, que “a ejemplo del pueblo de Israel seamos capaces de reconocer la presencia de Dios en nuestra historia, que seamos capaces de ser dóciles a lo que Él quiere para nosotros, que trabajemos por vivir en comunión, sin divisiones y enfrentamientos, respetuosos del otro y capaces de convivir aun sabiendo que somos diferentes, que la diferencia no nos divida sino que nos ayude a crear espacios de diálogo donde aprendamos uno del otro, especialmente practicando la escucha y el diálogo, seamos capaces de crear comunión fraterna”.
Así mismo, exhortó a quienes nos gobiernan, “sean capaces de reconocer cual es la voluntad de Dios para su pueblo y sepan que Dios quiere gobiernos respetuosos de la libertad, capaces de trabajar por la paz, de impartir justicia imparcial. Dios quiere que nuestros gobiernos respeten el valor de la vida desde su concepción hasta su muerte natural, gobiernos que cuiden a nuestra Madre Tierra, que trabajen por la unidad de los pueblos y protejan a todos los que gobiernan sin distinciones y favoritismos, gobiernos que defiendan a los más necesitados y no se aprovechen de ellos solo para alcanzar sus fines políticos, en definitiva, Dios quiere para su pueblo buenos gobernantes”. Para que los gobernantes sean buenos, pidió a la población orar por ellos.
Acerca del Evangelio, afirmó que el Reino de Cristo, es un reino totalmente diferente al que humanamente podríamos pensar, detallando las características del Reino de Dios, destacó la imagen de un Rey que no piensa en si mismo sino en los demás, y en segundo aspecto subrayó que el Reino de Dios es un reinado de servicio no de sometimiento de un pueblo. Desde esta reflexión llamó a los gobernantes a imitar eso dos aspectos “para que sus gobiernos sean marcados por la entrega y servicio a los demás, buscando el bien común”.
A su vez, la autoridad eclesial, reiteró el mensaje de los obispos de Bolivia, al concluir su CXI Asamblea Plenaria: “son precisamente los que nos gobiernan quienes están llamados a garantizar los derechos de todo ciudadano con una actitud de escucha auténtica para una convivencia pacífica, dialogante, con responsabilidad y procurando el bien común”, insistiendo como Iglesia “a que los conflictos sociales por los cuales está atravesando nuestro país encuentren pronta solución, que nuestras autoridades asuman responsabilidades más allá de ideologías y posicionamientos políticos, y recuerden que fueron elegidas como autoridades para entre otras cosas, garanticen una convivencia pacífica entre bolivianos”.
HOMILÍA
DOMINGO CRISTO REY
20 de noviembre del 2022
- Hermanas y hermanos, buenos días, sean todos bienvenidos a esta celebración de domingo, saludamos también a quienes nos siguen por las diferentes plataformas digitales desde sus hogares, hospitales, cárceles, tanto en territorio boliviano como también en otros países fuera de nuestras fronteras, para todos ellos nuestro afectuoso saludo y sincero cariño. Este domingo presenta además algunas características, por un lado hoy celebramos la solemnidad de Cristo Rey es el último domingo del año litúrgico, correspondiente al ciclo C, el próximo domingo con la celebración del primer domingo de Adviento iniciaremos un nuevo ciclo litúrgico, el ciclo A, además hoy la Iglesia recuerda la Jornada Mundial de la Juventud y como Iglesia aquí el Bolivia recordamos el Día del Laico, como vemos son muchos los acontecimientos que matizan esta celebración.
- Los textos de la liturgia de hoy nos hablan de un reino y no de cualquier reino, sino del Reino de Dios, donde Cristo es el Rey, seguro que hemos escuchado hablar de un estilo de gobierno que es la monarquía, es un estilo de gobierno donde reina una persona, un rey o una reina. En el periodo del Antiguo Testamento encontramos que el pueblo de Israel fue gobernado por diferentes monarquías y además estas monarquías eran teocráticas, es decir, el rey era elegido por Dios para que en su nombre gobierne a su pueblo, tal el caso del relato de la primera lectura, donde se le recuerda lo que el Señor le dijo a David: “Tú apacentarás a mi pueblo Israel y tú serás el jefe de Israel” y al final termina diciendo el relato que: “ungieron a David como rey de Israel” más allá de lo que significó el reinado de David y todo ese periodo de monarquía teocrática que estuvo marcada por aspectos positivos y negativos, quisiera subrayar la actitud por un lado de Dios hacia su pueblo y por otro la actitud del pueblo de Israel y de los reyes en la figura de David.
- Recordemos que lo que Dios quiere es nuestra salvación y para ello sabemos que ha suscitado a lo largo de nuestra historia acontecimientos y personajes, es el caso de los reyes y estilos de gobierno monárquicos con un único fin, intervenir, ser parte de nuestra historia y por medio de esos gobernantes buscar nuestro bien y sabiendo que no somos títeres de Dios es su intervención que pasa también por una aceptación de aquellos reyes y el pueblo de Israel, es decir, que los reyes, como es el caso ahora de David, eran conscientes de su elección de parte de Dios y el pueblo ratifica aquella elección con signos concretos. En la lectura de hoy se nos dice que lo ungieron.
- Cierto que hoy no podemos hablar de monarquías al estilo de aquellos tiempos del pueblo de Israel, aunque no podemos negar su existencia, según datos hay más o menos 47 países con ese estilo de gobierno, pero lo que interesa es que a ejemplo del pueblo de Israel seamos capaces de reconocer la presencia de Dios en nuestra historia, que seamos capaces de ser dóciles a lo Él quiere para nosotros, que trabajemos por vivir en comunión, sin divisiones y enfrentamientos, respetuosos del otro y capaces de convivir aun sabiendo que somos diferentes, que la diferencia no nos divida sino que nos ayude a crear espacios de dialogo donde aprendamos uno del otro, especialmente practicando la escucha y el diálogo, seamos capaces de crear comunión fraterna.
- Y al mismo tiempo que quienes nos gobiernan sean capaces de reconocer cual la voluntad de Dios para su pueblo y sepan que Dios quiere gobiernos respetuosos de la libertad, capaces de trabajar por la paz, de impartir justicia imparcial. Dios quiere que nuestros gobiernos respeten el valor de la vida desde su concepción hasta su muerte natural, gobiernos que cuiden a nuestra Madre Tierra, que trabajen por la unidad de los pueblos y protejan a todos los que gobiernan sin distinciones y favoritismos, gobiernos que defiendan a los más necesitados y no se aprovechen de ellos solo para alcanzar sus fines políticos, en definitiva, Dios quiere para su pueblo buenos gobernantes.
- Y para que nuestros gobernantes sean buenos tenemos la responsabilidad de orar por ellos, es lo que hacemos cada Eucaristía. Quisiera a este respecto recordar unas palabras del Papa Francisco que decía: “Oramos por los gobernantes que tienen la responsabilidad de cuidar a sus pueblos, jefes de estado, presidentes de gobierno, legisladores, alcaldes, presidentes de regiones, para que el Señor los ayude y les dé fuerzas, porque su trabajo no es fácil. Y cuando haya diferencias entre ellos, entiendan que, en tiempos de crisis, deben estar muy unidos por el bien de los pueblos, porque la unidad es superior al conflicto”.
- El evangelio que hemos escuchado hoy nos pone en sintonía con la Solemnidad que estamos celebrando este domingo, Cristo Rey. Si revisamos la historia mundial veremos que han habido reinados, imperios que han marcado nuestra historia ya sea por su estilo de gobierno, como por el tiempo de duración, tal es el caso del Imperio babilónico o el Imperio griego o el romano, sin embrago todos estos imperios han tenido un comienzo y un final, lo mismo podemos decir de algunos estilos de gobiernos de este siglo, sin embargo cuando hablamos del Reino de Cristo, estamos haciendo referencia aun reino totalmente diferente al que humanamente podríamos pensar, el Reino que Jesús nos propone para empezar no es temporal, en el caso de su duración sino que es eterno y además es diferente a nuestra idea de reinado que podamos tener, contemplemos lo que se nos presenta en el evangelio de hoy dice el texto: “Después de que Jesús fue crucificado, el pueblo permanecía allí y miraba”, ¿qué miraba? o mejor dicho ¿a quién miraba?, a Jesús crucificado y coronado de espinas, es decir la imagen de rey que se nos presenta es particular, porque por lo general pensamos en un rey sentado en un trono y aquí Jesús esta sobre una cruz, por lo común el rey lleva una corona muchas veces de oro y piedra preciosas y Jesús esta coronado de espinas y además un rey tiene a sus pies a súbditos que le sirven y Jesús está rodeado de gente que de modo burlesco le dicen: “Ha salvado a otros: ¡que se salve a sí mismo, si es el Mesías de Dios, el Elegido!” … “Si eres el rey de los judíos, ¡sálvate a ti mismo!” y no recibe halagos ni aplausos, pero al final hay uno que también sentenciado a muerte como el mismo lo reconoce por causa justa, le suplica diciendo: “Jesús, acuérdate de mí cuando vengas a establecer tu Reino”.
- Para nadie es desconocido que el centro de los Evangelios es el anuncio del Reino de Dios, podemos decir que es el tema favorito de Jesús, lo encontramos varias veces hablando del Reino de Dios, pero aun así es una realidad poco comprensible para mucho de nosotros ya para algunos en la época de Jesús fue también poco comprendido, por eso mismo aquel dialogo de Jesús con Pilato sobre su reinado y es que como nosotros, seguro que Pilato comprendía el Reino de Dios asimilándolo a un reino de este mundo, por eso la respuesta de Jesús: “mi Reino no es de este mundo”, será importante dejar de lado una concepción de reino relacionado con un palacio, con el poder, el dominio.
- En este sentido Reino de Dios será el modo como Jesús comprende la acción de Dios en medio de la historia y debemos recordar siempre que la acción de Dios busca llenarnos de fortaleza en el presente y mostramos un futuro lleno de Esperanza, es esa Buena Nueva que de modo particular se anuncia a los pobres, en este sentido uno de los aspectos fundamentales del Reino de Dios, como ya lo habíamos dicho es la cercanía con su pueblo. Por eso la escena de hoy en el evangelio, muestra a Jesucristo Rey del universo solidarizándose con la humanidad a partir de una realidad estrictamente humana, la muerte.
- Si quisiéramos subrayar algunas características del Reino de Dios, me gustaría poner la atención en dos: por un lado el Reino de Dios nos presenta la imagen de un Rey que no piensa en si mismo sino en los demás, al contrario de esos reyes y gobernantes que buscan intereses propios, aprovechándose de aquellos a quienes gobiernan el Reinado de Cristo, es un reinado de entrega, así comprendemos como nuestro Rey está en la cruz entregando la vida por todos, entregando la vida por nuestra salvación. El segundo aspecto que me gustaría subrayar es que el Reino de Dios es un reinado de servicio no de sometimiento de un pueblo, es Cristo que con el ejemplo de su vida se pone al servicio de los demás su autoridad no busca ir por encima de los demás sometiendo, sino que su autoridad es dada por su testimonio de servicio.
- Creo que es oportuno un llamado a nuestros gobernantes a imitar eso dos aspectos para que sus gobiernos sean marcados por la entrega y servicio a los demás, buscando el bien común, lo recordábamos los Obispos de Bolivia reunidos en Asamblea la semana pasada, en el mensaje final decíamos: “son precisamente los que nos gobiernan quienes están llamados a garantizar los derechos de todo ciudadano con una actitud de escucha auténtica para una convivencia pacífica, dialogante, con responsabilidad y procurando el bien común”, insistimos el día de hoy como Iglesia a que los conflictos sociales por los cuales está atravesando nuestro país encuentren pronta solución, que nuestras autoridades asuman responsabilidades más allá de ideologías y posicionamientos políticos, y recuerden que fueron elegidas como autoridades para entre otras cosas garanticen una convivencia pacífica entre bolivianos.
- El día de hoy celebramos también la Jornada Mundial de la Juventud, no podemos negar la gran cantidad de jóvenes que participan en la Iglesia, pensemos en aquellos jóvenes de la Pastoral Juvenil, en aquellos de la catequesis o muchos otros que desde diferentes experiencias van animando a otros jóvenes en el seguimiento a Cristo, para todos ellos va el día de hoy nuestro recuerdo y nuestra oración, acompañado de nuestro acrecimiento, que sepamos al igual que muchos jóvenes vivir nuestra fe con entusiasmo y creatividad, y como lo decía el Papa Francisco: los jóvenes “son la esperanza de una sociedad mejor, de una Iglesia más viva”.
- Pero además decíamos que hoy recordamos el día Nacional del Laico, aquí nuestra mirada a tantos hombres y mujeres que dan testimonio de su fe cristiana en medio de su actividades cotidianas, a aquellos bautizados que desempeñan servicios diversos en nuestra Iglesia como catequistas o como agentes de pastoral, que entregan su tiempo y habilidades sin esperan ninguna retribución económica, que van conjugando su tiempo de padres y madres familia, de trabajadores, de estudiantes con la linda tarea de evangelizar, queridos laicos, muchas gracias por su testimonio, los animo a no perder su dimensión profética, para que desde sus realidades tan diversas puedan también denunciar injusticias y anunciar esperanza.
- Concluyo invocando la intersección de nuestra Madre la Virgen María, que nos anime a todos a ser colaboradores en la realización del Reino de Dios en medio de nuestra historia, que sepamos reconocer con su ayuda a Cristo como rey del Universo como Rey de nuestras vidas, que sea también la Virgen María en la advocación de la Virgen de la dulce espera, que nos ayude durante este tiempo de adviento que se avecina a prepáranos a celebrar con gozo la próxima Navidad y que durante este tiempo nuestra oración en actitud de espera, venga marcada con aquella petición: “Venga tu Reino Señor” . Amén.