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Mons. Giovani Arana lamenta que terminando el año las autoridades hayan hecho poco para erradicar tantos signos de sufrimiento

Prensa CEB 11.12.2022.- Desde la Basílica de San Francisco en la ciudad de La Paz, El obispo de El Alto y secretario general adjunto de la Conferencia Episcopal Boliviana, Mons. Giovani Arana, lamentó que la realidad este marcada por dolor, violencia, división y enfrentamientos de revanchismos:  “Estamos terminado este año y vemos que nuestras autoridades poco han hecho para erradicar tantos signos de sufrimiento, suben los índices de violencia hacia las mujeres y niños, son muchos que continúan sufriendo la injusticia porque ven como se sigue favoreciendo a quienes gozan de poder”, señaló

A su vez lamentó que los indígenas, vean con impotencia como su entorno se ve violentado “por la tala indiscriminada de sus bosques, la contaminación desvergonzada de ríos a causa de políticas extractivitas poco controladas y a la par de esto muchos hermanos que viven en el campo se ven obligados a migrar a las ciudades porque en el campo no encuentran opciones para su desarrollo, en las ciudades se vive la inseguridad por falta de políticas apropiadas, con asombro vemos como políticos que deben velar por la población se sirven de ella tolerando y en algunos casos practicando actos de corrupción”.

Llamó a todos, a que, en este tiempo de Adviento, ejerzan su voz profética de denuncia, que frente a la realidad dura y la situación de sufrimiento, sean fuertes y pacientes, “denunciando toda injusticia, siendo en muchos casos voz de aquellos que son acallados o amedrentados”.

“Esperar la venida del Señor con alegría, no cayendo en el desánimo y además siendo voz profética de denuncia de injusticias y anuncio de buena nueva”, reitero a tiempo de pedir una actitud coherente, acompañada de acciones concretas, con solidaridad y venciendo la cultura del consumismo y el individualismo, “aprendamos a compartir con otros desde lo que tenemos no desde lo que nos sobra, aprendamos a mirar al otro como a un verdadero hermano, si hacemos esto, si miramos al otro como hermano y no como enemigo, buscaremos el bien del otro, buscaremos atender sus necesidades”, subrayó.

A continuación le invitamos a leer la homilía completa de Mons. Giovani Arana:

HOMILÍA

DOMINGO III – TIEMPO ADVIENTO

11 de diciembre del 2022

  • Saludos a cada uno de ustedes presentes hoy en esta celebración. Hoy domingo día del Señor saludamos también a quienes por diferentes circunstancias no han podido estar presentes en medio nuestro y nos siguen por otros medios digitales desde sus hogares, hospitales, cárceles, etc.
  • Hoy celebramos el III domingo de adviento conocido también como el domingo Gaudete, domingo de la alegría, estamos recorriendo como cristianos este tiempo de Adviento, tiempo de preparación a la Navidad, al nacimiento de Jesús que es justamente uno de los acontecimientos más importantes para nuestra fe donde Dios se hace hombre, Dios asume nuestra condición humana para hacerse presente en nuestra realidad, en nuestra historia. Esta es una buena noticia ya que somos testigos de cómo Dios no se desentiende de nuestra realidad, por el contrario, se involucra, camina junto a nosotros, lo que nos debe llenar de esperanza y sobre todo de alegría.
  • Hoy se nos invita continuar nuestro camino de preparación a la llegada del Señor, viviendo una actitud que debiera ser parte de todo cristiano, la alegría es una verdadera contradicción, decir soy cristiana, soy cristiano y al mismo tiempo no estar alegres o dejarse llevar por la tristeza y el pesimismo. La alegría que se nos invita de modo especial a tenerla hoy es porque la llegada del Señor se hace cada vez más cercana, un domingo más y celebraremos la Navidad.
  • Las lecturas de este día nos ponen en este contexto de alegría especialmente la primera lectura tomada del libro del profeta Isaías que exclamando nos dice: regocíjense, alégrense, ahí está su Dios viene a salvarlos ese debe ser el motivo de alegría de todo cristiano la llegada del Señor, llegada que nos trae además Buenas Noticias lo dice el mismo profeta “abrirán los ojos de los ciegos y se destaparán los oídos de los sordos; entonces el tullido saltará como un ciervo y la lengua de los mudos gritará de júbilo”, pasar de situaciones de sufrimiento a situaciones de verdadera alegría.
  • Lamentablemente si míranos nuestra realidad muchas veces esta realidad está marcada también por situaciones de dolor y violencia, de división y enfrentamientos, de revanchismos. Estamos terminado este año y vemos que nuestras autoridades poco han hecho para erradicar tantos signos de sufrimiento, suben los índices de violencia hacia las mujeres y niños, son muchos que continúan sufriendo la injusticia porque ven como se sigue favoreciendo a quienes gozan de poder, nuestros hermanos indígenas de oriente, valle  y occidente ven con impotencia como su entorno se ve violentado por la tala indiscriminada de sus bosques, la contaminación desvergonzada de ríos a causa de políticas extractivitas poco controladas y a la par de esto muchos hermanos que viven en el campo se ven obligados a migrar a las ciudades porque en el campo no encuentran opciones para su desarrollo, en las ciudades se vive la inseguridad por falta de políticas apropiadas, con asombro vemos como políticos que deben velar por la población se sirven de ella tolerando y en algunos casos practicando actos de corrupción, esta semana hemos sido testigos de situaciones vergonzosas con hermanos países. Frente a todo este panorama de sufrimiento y tristeza viene Dios y nos dice alégrense, ánimo, es decir, vivamos con esperanza.
  • Sin embargo sabemos que nuestra espera no debe ser una espera pasiva, no podemos quedarnos de brazos cruzados antes todo esto que vivimos, por un lado, estamos todos llamados a ejercer nuestra voz profética de denuncia, lo dice bien claro la carta de Santiago en la segunda lectura: “no se quejen los unos de los otros” y se nos pide además: “Tomen como ejemplo de fortaleza y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor”, puede ocurrirnos que frente a una realidad dura, a una situación de sufrimiento, nos volvamos quejumbrosos y no aportemos nada para trasformar nuestra realidad, por el contrario, debemos ser como se nos pide, fuertes y pacientes. Además, dice hablar en nombre del Señor, es decir, denunciando toda injusticia, siendo en muchos casos voz de aquellos que son acallados o amedrentados.
  • Entonces tenemos una tarea para este tiempo de Adviento, esperar la venida del Señor con alegría, no cayendo en el desánimo y además siendo voz profética de denuncia de injusticias y anuncio de buena nueva. Pero no todo queda ahí, si queremos que nuestra fe sea coherente, esta actitud alegre debe ir también acompañada de acciones concretas, en este tiempo de navidad donde se nos invita a ser más solidarios no nos dejemos vencer por la cultura del consumismo y el individualismo, aprendamos a compartir con otros desde lo que tenemos no desde lo que nos sobra, aprendamos a mirar al otro como a un verdadero hermano, si hacemos esto, si miramos al otro como hermano y no como enemigo, buscaremos el bien del otro, buscaremos atender sus necesidades. Entonces acompañemos nuestra actitud alegre con acciones concretas.
  • El evangelio de hoy en esta misma línea nos muestra a un Jesús, que anunciaba el Reino de Dios con obras concretas, no solo de palabra o con slogans tranquilizadores dice el texto: “Vayan a contar a Juan lo que ustedes oyen y ven: los ciegos ven y los paralíticos caminan; los leprosos son purificados y los sordos oyen; los muertos resucitan y la Buena Noticia es anunciada a los pobres”, la persona de Jesús, el acontecimiento de su presencia en medio de nosotros no solo es discurso bonito, sino es acción concreta.
  • Como cristianos estamos llamados a imitar aquello, no podemos solamente espiritualizar nuestra fe, es decir, no podemos caer en solo discurso bonito, desencarnado de toda realidad, no podemos caer en una relación intimista con Jesús, sino que estamos llamados a como Jesús anunciar la presencia del Reino de Dios con obras concretas. Hay un peligro en nuestro camino como cristianos, especialmente en este tiempo donde nos acercamos a celebrar la Navidad, podemos caer en el error de espiritualizar demasiado la presencia de Jesús en medio nuestro, reduciendo esa su presencia a bellos pesebres, lindos villancicos, celebraciones bien preparadas, expresiones de buenos deseos, pero nos olvidamos de lo más importante, hacer que todo eso se haga carne, se haga realidad la Buena Nueva que es Jesús se hizo hombre y con acciones concretas anunciaba esa su presencia.
  • La pregunta que necesariamente debemos hacernos es ¿con qué actitudes concretas estoy anunciando la presencia de Jesús?, ¿qué cosas estoy haciendo para anunciar al mundo la presencia de Jesús?, y tal vez con tristeza uno diga “no estoy haciendo nada”, entonces es tiempo de ponerse manos a la obra y comenzar a dar testimonio de la presencia de Jesús con obras concretas, nos lo recordaba hace algunos días atrás el Papa Francisco:“El Adviento es un tiempo de gracia para iniciar una nueva vida”,y esto no es otra cosa, sino la respuesta a la llamada a la conversión. El Adviento es un tiempo privilegiado para hacer un examen de conciencia y ver que debe cambiar en mi vida y que mejor hacer esto justamente al concluir el año, en una autoevaluación sincera que al mismo tiempo nos comprometa.  
  • Pero además en el evangelio de hoy el mismo Jesús nos invita a poner nuestra mirada en uno de los personajes que nos ayudan a caminar en el Adviento, Juan el Bautista con una pregunta provocativa a la multitud que lo seguía dice: “¿Qué fueron a ver al desierto?”, “¿Una caña agitada por el viento?”, “¿Un hombre vestido con refinamiento?” y el mismo responde: ¿Un profeta? Les aseguro que sí, y más que un profeta”, hemos dicho antes que debemos vivir nuestro ser profetas a ejemplo de Jesús y lo podemos también decir a ejemplo de Juan el Bautista, esto significa entrar en la escuela de Juan el Bautista y ¿qué significa eso?, al igual que él preparar la venida de: “es aquel de quien está escrito. Yo envío a mi mensajero delante de ti, para prepararte el camino”, el Adviento es un tiempo de preparación a la avenida de Jesús, aquella primera venida en la que creemos, pero también una segunda y definitiva que esperamos y preparar esa venida es tarea de todos, por eso es necesario que entremos en la escuela de Juan el Bautista eso significa sin embrago, haber tenido previamente la experiencia de haberse encontrado con Jesús, no podemos anunciar aquello que no conocemos, por eso es importante en nuestra vida de cristianos una experiencia profunda de encuentro con Jesús, de conocerlo, de hacernos amigos, de reconocerlo como Maestro. Juan el Bautista prepara la venida de Jesús saltando de gozo ya en el vientre de su madre, cuando reconoce la presencia de Jesús, también Juan el Bautista prepara la venida de Jesús reconociéndolo como el enviado, señalándolo como el cordero de Dios y al final testimoniándolo incluso al punto de dar su vida. Asumamos en este tiempo de Adviento, ser buenos promotores de la venida de Jesús, anunciándolo, pero sobre todo, manifestando su presencia por medio de nuestra vida, por nuestros actos, teniendo previamente una verdadera experiencia de encuentro con Jesús.
  • Que la Virgen María, la concebida sin pecado, que hace días atrás la hemos celebrado, nos ayude a que, como buenos discípulos de Jesús, preparemos su segunda y definitiva venida, que este tiempo de Adviento sea un tiempo de conversión y tiempo de celebrar con alegría la llegada de Jesús. Amén.

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