Mons. Reimann: “El Señor no está lejos de su pueblo; camina en medio de su pueblo sediento de verdad, de justicia social, de libertad y de paz”
Prensa CEB 08.12.2022.- Mons. Antonio Reimann, obispo del Vicariato Apostólico Ñuflo de Chávez, reflexiona sobre los días de conflicto en el país y la presencia del Señor y de la Virgen María en medio de esta realidad. También invita a que en este tiempo de Adviento, podamos pedir la gracia de no caer en la esclavitud de las cosas, “siguiendo a Cristo pobre y libre…que levantemos los bloqueos de soberbia, mediante la virtud de la humildad fundamentada en la verdad; que desaparezca el bloqueo de la prepotencia, del afán de dominar sobre el otro que piensa diferente, mediante la virtud de la caridad hecha servicio”.
A continuación le invitamos a leer la reflexión completa:
HUMILDAD Y AMOR – LOS PASOS DE JESÚS DIOS Y HOMBRE
Queridas Hermanas y Hermanos.
Cuando llegué de mi estadía en Polonia a Santa Cruz, en la madrugada del 22 de octubre, encontré en la ciudad varios puntos de bloqueo que obstaculizaron bastante el recorrido hasta el convento de San Antonio. Por la tarde, el mismo día, tuve muchas dificultades para llegar a Pailas, donde tuve la suerte encontrar el paso libre.
Una mirada de fe a lo acontecido en los últimos días
El día 24 de noviembre, Mons. René Leigue Cesarí, Arzobispo de Santa Cruz, en la conferencia de prensa decía: “Nos solidarizamos con el clamor del pueblo, pidiendo que, de una vez por todas se solucione el problema, y la ciudad y el departamento de Santa Cruz puedan reanudar de inmediato sus actividades, sus trabajos y la vida cotidiana”. También recordó que “en la cercanía de la celebración de la fiesta de la Virgen de Cotoca, Patrona de Santa Cruz, oremos por intercesión de la mamita de Cotoca para que las autoridades dejen las actividades violentas de confrontación y trabajen por el bien común y no por intereses particulares, que se busque lo que nos une y podamos vivir todos como hermanos y hermanas en paz”.
Sábado, 26 de noviembre, la Cámara de los Diputados aprobó el proyecto de Ley para el Censo. A mediodía el presidente del Comité Cívico anunció que se levantaba el paro.
Domingo, 27 de noviembre, el primer domingo de Adviento, en las horas de la tarde, la imagen de la mamita de Cotoca llegó a la catedral de Santa Cruz para iniciar la gran novena antes de su fiesta el día 8 de diciembre.
Mons. Estanislao Dowlaszewicz, obispo auxiliar de Santa Cruz, después de la proclamación del evangelio de Lucas (1, 39-45) dijo al pueblo que la saludaba: “Así como María se fue apresuradamente a la casa de su prima Isabel para servirle, de la misma manera viene de prisa a Santa Cruz, para decirnos: animo, vengan a mí, hablen de sus esperanzas, de sus dolores, pero también de sus equivocaciones, yo estoy para escucharles y servirles tal como lo hice con mi prima Isabel”.
Martes, 29 de noviembre, la Camera de Senadores en horas de la mañana instaló su sesión ordinaria. La senadora Claudia Eguez pidió a los presentes ponerse de pie y orar para encontrar la sabiduría necesaria en la discusión del proyecto de ley del censo. Después de mediodía, el Senado aprueba en grande el proyecto de la Ley del Censo. ¿Qué nos sugiere una mirada de fe a los acontecimientos mencionados?
Primero: El Señor no está lejos de su pueblo; camina en medio de su pueblo sediento de verdad, de justicia social, de libertad y de paz. La aprobación del proyecto de ley, es también un signo de vida en el tejido político y social, en medio de las tensiones en pro y contra del proyecto.
Segundo: Nuestra misión es dejarnos encontrar por el Señor presente ya entre nosotros ayudándonos a levantar lo que nos bloquea, lo que nos separa de su Padre, entre nosotros y con la naturaleza.
El Apóstol San Pablo, en el primer domingo de adviento nos decía “basta de banquetes y borracheras, basta de lujuria y libertinaje, no más envidias y peleas” (Rom 13, 11-14). Y en la carta a Timoteo lo expresa todavía más claro, que el amor al dinero es la raíz de todos los males (cfr. 1Tim 6, 9-10). Las herramientas necesarias para levantar nuestros bloqueos Lo señala el profeta Miqueas en el siglo VIII a.C. con estas palabras: “Hombre, ya te he explicado lo que está bien, lo que el Señor desea de ti: que defiendas el derecho, y ames la lealtad, y que camines humildemente con tu Dios” (6,8).
La vida de nuestro Señor Jesucristo, desde sus primeros pasos hasta el final en la cruz marca la diferencia gracias a una vida pobre o sea libre de la esclavitud de las cosas, humilde, y caritativa. Cuando falta en nuestra vida el seguimiento a Cristo pobre, aparece la codicia; cuando escasea la humildad – aparece la soberbia; y cuando falta la caridad, surge la prepotencia y el afán de dominar al otro (cf. 1 P 5,1-4). Por esta razón, muchos siglos después, Santa Clara, en su carta a Inés de Praga, compara a Cristo con un espejo, y la invita a mirarse en este espejo todos los días: “Considera el principio de este espejo, la pobreza de Aquel que es puesto en un pesebre y envuelto en pañales (cf. Lc 2,12). ¡Oh admirable humildad, oh asombrosa pobreza! El Rey de los ángeles, el Señor del cielo y de la tierra es acostado en un pesebre. Y en medio del espejo, considera la humildad, los innumerables trabajos y penalidades que soportó por la redención del género humano. Y al final del mismo espejo, contempla la inefable caridad, por la quiso padecer en el árbol de la cruz y morir en el mismo del género de muerte más ignominioso de todos” (CtaCl4, 19-23).
Queridas Hermanas y Hermanos: En este siguiente tiempo de Adviento, pidamos la gracia de no caer en la esclavitud de las cosas y de nadie, siguiendo a Cristo pobre y libre; que levantemos los bloqueos de soberbia, mediante la virtud de la humildad fundamentada en la verdad; que desaparezca el bloqueo de la prepotencia, del afán de dominar sobre el otro que piensa diferente, mediante la virtud de la caridad hecha servicio.
Porque el mundo pasa con sus codicias, las grandes potencias que oprimían al pueblo desaparecieron, pero los que cumplen la voluntad de Dios permanecen por siempre (cf. 1 Jn 2,17). El canto del Magníficat, que brotó de la experiencia de fe de María, sea también nuestro canto y nuestro estilo de vida: vivir siempre bajo la mirada de Dios Padre, y sirviendo al que necesita nuestra ayuda.
Que la contemplación de Dios hecho hombre pobre, humilde y caritativo, suscite en nosotros el deseo de caminar con él todos los días de este Año Nuevo que se avecina y siempre.
Feliz Navidad 2022, felices pasos de libertad, de humildad y de caridad.
Paz y Bien en Jesús nacido en Belén y por la fe en nuestros corazones.
Fraternalmente:
+Antonio Bonifacio Reimann, OFM