Mons. Aurelio asegura que la mayor tentación del ser humano es vivir sin Dios
Prensa 26.02.2023.- Este Domingo de Tentación, en su homilía, Mons. Aurelio Pesoa Ribera OFM, obispo del Vicariato Apostólico del Beni y presidente de la Conferencia Episcopal Boliviana, dijo que la mayor tentación del ser humano hoy es vivir sin Dios, “dando la espalda a Dios y al prójimo, a veces queriendo ser cómo Dios, o más que Dios”, ante esta realidad la persona de Jesús enseña a rechazar cada una de las tentaciones: “El objetivo en la vida del cristiano debe ser la de servir a Dios y al prójimo”, subrayó.
“Jesús permanece fiel a Dios aun cuando fue tentado, permanece obediente a la voluntad del Padre”, señaló el obispo al presentar las tres tentaciones que Jesús venció.
La primera tentación, según enseñó el obispo es referida al desmedido afán del ser humano por la vida material, por el dinero fácil, sin medir las consecuencias para obtenerlo, ante esto pidió no olvidar que “el Espíritu es toda palabra que sale de la boca de Dios”.
La segunda tentación consiste en “pensar y negar la salvación que proviene de Dios”, “La fe religiosa debería conducir al ser humano a tomar con seriedad la relación con Dios”, dijo el obispo alentando a comprometer la vida cristiana con la vida real.
La tercera tentación, considerada “la peor para la vida del católico” es la ambición de riqueza y poder, y las consecuencias de la cual se desprende otras tentaciones que destruyen al hombre, que solo pueden ser vencidas con el servicio a Dios y al prójimo.
El obispo finalizo indicando que: “El tiempo de Cuaresma es el tiempo para volver y escuchar a Dios”.
Domingo 01 Cuaresma
Mt. 4, 1 – 11
26 de febrero de 2023 (A)
Jesús tentado por el diablo
1.- Es bueno recordar que el pecado es una realidad que daña el corazón del ser humano, así lo narra el autor del libro del Génesis. El ser humano es la criatura amada, fue creado a imagen y semejanza del Creador para cultivar el bien, no el mal. La vida la recibió como el don que surge del aliento del Espíritu de Dios, por tanto, con capacidad de alegrarse y regocijarse de todos los dones de Dios.
En el lugar que le fue encargado, solo hay un árbol que no puede y no debe manipularlo, el del conocimiento del bien y del mal, ese árbol pertenece a Dios. Por la acción del mal el ser humano se dejó engañar y quiso ser como Dios, esto hizo que, por este torpe desacuerdo, el ser humano sea atrapado por el pecado.
Con esta actitud el hombre perdió la conciencia de ser criatura de Dios y extravió los dones que había recibido de Dios. Tomó la actitud de dar la espalda a su dador de vida. Actitud que le llevó a creerse a la misma altura de Dios, conocedor del bien y del mal. Querer ser como Dios es la pretensión que ha está presente en el ser humano de todos los tiempos
2.- El Evangelio nos dice hoy que: después del bautismo, y antes de iniciar su vida pública, el Señor es conducido por el Espíritu al desierto para prepararse para su misión. En esa ocasión es tentado por el diablo.
Las tentaciones de Jesús en el desierto nos presentan el drama de la vida humana. Jesús tuvo que afrontar las tentaciones del mal del mundo, personificado en el diablo. La vida es una lucha continua. Las tentaciones por las que pasa Jesús son semejantes a la de cualquier hombre de cualquier tiempo. Las tentaciones, más conocidas, son las que nos narra el Evangelio de hoy. La pretendida transformación de la piedra en pan, es semejante a las promesas que hace el ser humano pero que muy pocas veces cumple. Luego está la espectacularidad de lo religioso el saltar desde el alero del templo, es la pretensión humana de hablar de Dios, pero sin conocer lo suficiente a Dios. Finalmente, la pretensión del hombre de obtener el poder para someter al prójimo, el dominio, la fama, el aplauso de la gente, atropellar al más débil sin importar las consecuencias.
El ayuno nos indica una señal de su total dependencia de Dios. En el momento de la tentación, se negó a confiar en las cosas materiales. Jesús permanece fiel a Dios aun cuando fue tentado, permanece obediente a la voluntad del Padre.
La primera tentación es presentada como la provocación que toca el aspecto más importante de la identidad de Jesús “Si eres Hijo de Dios” otra semejante provocación fue al pie de la cruz “Si eres Hijo de Dios, baja de la cruz” tentaciones que fueron rechazadas. Es también referida al desmedido afán, del ser humano, por la vida material especialmente en este tiempo en que vivimos, deseo desmedido del dinero fácil y que lo único que tiene valor o importa es lo material, sin medir las consecuencias para obtenerlo. Es verdad que el pan es necesario para vivir, pero no se debe olvidar que el Espíritu tiene sus exigencias, que son urgentes, quizá más que las exigencias del cuerpo. El Espíritu es toda palabra que sale de la boca de Dios.
La segunda tentación tiene su origen en lo religioso; a veces se tiene la tentación de pensar y negar la salvación que proviene de Dios. La fe religiosa debería conducir al ser humano a tomar con seriedad la relación con Dios. Es decir, transformar la fe liviana, que no compromete, en la fe que compromete la vida cristiana con la vida real. No es extraño, en el mundo, encontrar personas que están más pendientes del horóscopo, adivinos y charlatanes de fantasías que no comprometen y más bien distraen que al compromiso con Dios y con el prójimo. La tentación de conseguir las cosas de manera inmediata y sin ningún esfuerzo, por medio de acciones ilícitas.
La tercera tentación es la peor, para la vida del católico, porque pretende hacer doblar rodilla, pero no precisamente ante Dios, sino ante el ídolo del poder, la ambición riqueza y poder y las consecuencias de la cual se desprende otras tentaciones que destruyen al hombre. El demonio, de una sola vez, ofrece todos los reinados del mundo a cambio de una adoración.
3.- La lectura de las tentaciones en el desierto, nos hacen ver hoy que el tentador existe y que la maldad humana es obra del maligno y en complicidad con el mismo hombre. Las tres tentaciones tienen su significado y deben hacernos estar atentos para no caer en sus redes.
Jesús nos indica como podemos vencerlas o salir de ellas. Al comienzo del relato evangélico, de hoy, nos narra que Jesús es llevado por el Espíritu Santo al desierto y es sometido a la tentación.
Pero, ¿cuál es la mayor tentación del ser humano hoy? Es seguramente, vivir sin Dios ni ley, dando la espalda a Dios y al prójimo, a veces queriendo ser cómo Dios, o más que Dios. Jesús con su respuesta clara y firme nos enseña y recuerda hoy, que todas las cosas son frágiles y pasajeras y al único que se debe adorar es a Dios. Nos invita a decidir y elegir, porque el problema no está en adorar o no adorar, el problema está en la elección, elegimos a Dios o a los ídolos de la actualidad.
la persona de Jesús nos enseña a saber cómo rechazar cada una de las tentaciones, Él permanece fiel a la misión para la cual fue enviado. El objetivo en la vida del cristiano debe ser la de servir a Dios y al prójimo. El tiempo de Cuaresma es el tiempo para volver y escuchar a Dios. Así sea.