
Mons. Pesoa: “Construyamos un país en el que todos los bolivianos nos sintamos seguros, sin persecuciones y en la que se respete el derecho a pensar diferente”
Prensa CEB 5.03.2023. Al celebrar la eucaristía de este segundo domingo de Cuaresma, Mons. Aurelio Pesoa, obispo del Vicariato Apostólico de Beni y presidente de la Conferencia Episcopal Boliviana exhortó: “Entre todos construyamos un país que sea más cielo en esta tierra bendecida por Dios. Un país en el que todos estemos bien y deseemos quedarnos y no emigrar a otros lugares. Un país en el que todos los bolivianos nos sintamos seguros, sin persecuciones y en la que se respete el derecho a pensar y expresar pensamientos diferentes. Un país libre del narcotráfico que nos estigmatiza y de la droga que nos degrada”.
En la oportunidad pidió a la población a ser partícipe en la construcción de un país en el que todos seamos hermanos, sin discriminaciones, ni exclusiones, “hagamos que nuestro país sea transfigurado por la fe en Cristo con amor y gratuidad”, es el deseo del obispo quien pidió construyamos un país para todos, un país de todos y un país con todos.
Mons. Pesoa pidió al Señor que en nuestra vida sea Jesucristo nuestra meta y que siempre nos mostremos dóciles como Él, “pues también nosotros, como Abrahán, somos llamados a la vida y a la gloria que resplandece en Cristo transfigurado”, manifestó.
A continuación compartimos la Homilía completa.
Domingo segundo de Cuaresma
Mt. 17, 1 -9
05 de marzo de 2023 (A)
“Este es mi Hijo muy querido, escúchenlo”
1.- La liturgia de la Palabra, este segundo domingo de Cuaresma no invitan a reflexionar que en la vida es posible la conversión, si tenemos muy presente la meta a la queremos llegar. Y la Cuaresma es un camino y este camino, como bien sabemos, desemboca en la celebración de la Pascua.
La primera lectura nos habla de Abrahán. En la historia de la Salvación Abrahán es el modelo de verdadero creyente convertido. Fue el hombre que tuvo el coraje de creer en Dios y sin condiciones, creyó y por eso emprendió un camino, es el hombre que creyó y esperó contra toda esperanza.
El relato que hemos oído, se compone de una llamada y de un mandato divino “Sal de tu tierra” mandato que va unido a una promesa de bendición. La elección que hace Abrahán es un relato de confianza, seguridad, abandono en las manos de Dios. Salir de su tierra sabiendo de las dificultades, supo romper con todos los lazos más entrañables de su vida.
2.- En el Evangelio el, acontecimiento de la Transfiguración del Señor en el monte Tabor, hizo que los tres apóstoles elegidos por Jesús, Pedro, Santiago y Juan, viesen a Cristo transformado e iluminado. Se les manifestó Cristo como centro de la Historia de la Salvación, junto a Moisés y Elías, representando la Ley y los Profetas.
Se les manifestó Cristo como el Hijo de Dios venido al mundo para la Salvación del ser humano, mediante la escucha de su Palabra: “Este es mi Hijo muy querido, escúchenlo”. Se les manifestó Cristo en su divinidad, para que cuando le viesen más tarde sufriendo en la cruz, rechazado y humillado, ellos recordasen que le habían visto como Dios y creyesen en su obra de amor y salvación para con la humanidad.
Los apóstoles fueron testigos personales, experimentaron por un momento una manifestación divina, o sea, un momento de cielo en la tierra. Aquella experiencia fue tan real y tan transformante que no dudaron en quererse quedar allí por siempre porque “¡qué bien estamos aquí!”
Estoy seguro que si un día tuviésemos la gracia de tener una visión del cielo, no querríamos volver a la tierra y si volviésemos miraríamos de otra forma la realidad que nos rodea. Seríamos más valientes, sin miedo a lo que pudiesen decir de nosotros, viviríamos con esperanza, nos comprometeríamos más en la construcción de una nueva sociedad e incluso moriríamos con una indescriptible paz en el corazón, sabiendo que vamos a ver de nuevo un cielo nuevo y una tierra transformada.
El relato de la Transfiguración del Señor es una invitación a creer que hay una realidad oculta a nuestros ojos que es posible vislumbrar por la fe. Hay un cielo que, más que un lugar, es un estado de felicidad plena. Cristo la mostró a los Apóstoles para que nosotros la creamos y comencemos a construirla.
3.- Ese cielo debemos adelantarlo a esta tierra. No debe ser sólo para aspirar a una realidad futura, sino que puede ser experimentada aquí y ahora. De la reflexión del Evangelio surgen interrogantes que nos comprometen.
¿Es posible que los más pobres puedan decir alguna vez en nuestro país: “qué bien estamos aquí?”. Es posible. Entre todos podemos hacer realidad preocupándonos, con efectiva compasión, y con gestos reales de compartir.
Ante la enfermedad del dengue hemorrágico, que está afectando principalmente a los niños y otras enfermedades. ¿Es posible que los enfermos, sean cuidados y atendidos como merecen por su dignidad humana y reciban todos los progresos que hoy la medicina puede ofrecer? Depende de nosotros y de políticas efectivas que los prioricen, para bien de todos sin exclusión.
¿Es posible que nuestros niños y jóvenes tengan acceso a una educación de calidad, científica, sin ideologías, respetuosa del derecho de los padres a educar a sus hijos, que transmita valores para la construcción del país y que les prepare para enfrentar un futuro de progreso? Es posible y depende de todos nosotros y de que la educación sea programada con amor a la patria, a nuestros niños y jóvenes y soñando un mejor futuro.
¿Es posible que: en una corte de justicia boliviana, alguna vez se pueda llegar con confianza, sin extorsiones, sin corrupción y decir: qué bien se está aquí? Es posible y depende de los valores de honestidad, compasión y solidaridad que seamos capaces de sembrar en el corazón de todos.
Entre todos construyamos un país que sea más cielo en esta tierra bendecida por Dios. Un país en el que todos estemos bien y deseemos quedarnos y no emigrar a otros lugares. Un país en el que todos los bolivianos nos sintamos seguros, sin persecuciones y en la que se respete el derecho a pensar y expresar pensamientos diferentes. Un país libre del narcotráfico que nos estigmatiza y de la droga que nos degrada.
Es decir, que todos seamos partícipes en la construcción de país en el que todos nos encontremos como hermanos, sin discriminaciones, ni exclusiones. Hagamos que nuestro país sea transfigurado por la fe en Cristo con amor y gratuidad. Construyamos un país para todos, un país de todos y un país con todos.
4.- Debemos entender queen el relato de la Transfiguración, lo que parecía un camino que conducía al fracaso, se transforma en lo que realmente es: un camino que conduce a la vida. Como Abrahán, todos los discípulos de Jesús somos llamados a vivir en familiaridad con Dios y con nuestro prójimo.
Por eso para reafirmar nuestra fe necesitamos de la gloria del Tabor, como los apóstoles, ellos necesitaron de aquel acontecimiento para su fe, fe que iba a ser sometida a la prueba. Pedro quien se escandaliza ante el anuncio de la pasión, se entusiasma con la gloria; “Señor, que bien se está aquí”
Hagamos que en nuestra vida sea Jesucristo nuestra meta y que siempre nos mostremos dóciles como Él lo fue al Padre Dios. Pues también nosotros, como Abrahán, somos llamados a la vida y a la gloria que resplandece en Cristo transfigurado. Así sea