Misión Bolivia PJV: Vocación, servicio y entrega
Prensa CEB 18.01.24.- Jóvenes de las 18 jurisdicciones eclesiales de Bolivia realizaron experiencias de misión en distintas parroquias del país. En este tiempo, pudieron discernir su vocación religiosa, recoger experiencias para sus comunidades locales y crecer en la fe. Este es el caso de María José, Alan y Mauricio que compartieron su testimonio de tres semanas de misión, del 16 de diciembre de 2023 al 6 de enero de 2024.
María José, de procedencia tarijeña, con 22 años de edad, actualmente realiza su servicio pastoral en la comunidad Juan XXIII de la Diócesis de El Alto, en el comedor de niños “Santa Teresita del Niño Jesús”. Su lugar de misión fue en la comunidad de Porvenir, que se encuentra a 33 km de Cobija y a 408 km de Riberalta.
María José y Mauricio Cornejo, otro joven misionero, que actualmente realiza su pastoral en la Parroquia de Santo Domingo, de la Arquidiócesis de La Paz, realizaron su misión en la Parroquia Nuestra Señora Inmaculada Concepción, acompañados por el padre Jorge Carvajal, asesor de la Pastoral Juvenil Vocacional (PJV) del Vicariato Apostólico de Pando.
Para ambos jóvenes el clima significó un primer desafío, porque tuvieron que pasar del frío del Altiplano a la calurosa Amazonía. Además, a su arribo a Pando, su primera anécdota fue la de quedarse plantados en la camioneta por la zona de Villa Rojas, cuando visitaban las comunidades cercanas, y quedaron atrapados en medio del calor.
María José destacó el impacto de visitar a las familias, la relación del padre Jorge con las personas de las comunidades y la acogida de la gente: “La gente te recibe como si te conociera de mucho tiempo y te trata muy bien”.
Como parte de su servicio, los jóvenes compartieron con los niños de la comunidad que asistían a la parroquia, preparando cantos en Navidad y pequeñas charlas a manera de catequesis, además del servicio de monaguillo en las Eucaristías.
A su retorno a La Paz, Mauricio y María José perdieron el vuelo, y por un momento se sintieron desesperados y con miedo, quedando pendientes del aviso para un nuevo vuelo en los siguientes días.
El aeropuerto se encontraba distante de la comunidad de Porvenir, por ese motivo, los jóvenes extendieron su misión en la Parroquia Nuestra Señora del Pilar en Cobija, con el acompañamiento de P. Elías Siripi. Los jóvenes acompañaron a P. Elías a la capilla de los Santos Reyes y pasaron la fiesta de Reyes en este lugar, donde los catequistas los esperaron disfrazados de Reyes, realizaron una gran procesión y el pesebre viviente, una experiencia nueva y llena de alegría.
Estos días, conocieron a religiosas de una congregación de México, a las Hermanas Misioneras Salesianas y a los seminaristas y voluntarios de Cobija. María José en su búsqueda por encontrar su la vocación a la vida religiosa, pudo hablar con sinceridad a las religiosas y discernir su vocación, que cada vez inclina la balanza a una vida consagrada.
“Uno puede hacer misión desde donde está; cuando uno se abre a nuevas experiencias, uno se abre como joven; la misión te hace salir de tu comodidad, de tu área de confort y compartir con las personas”, asegura María José como lección de todo lo vivido en las tres semanas de misión.
Por su parte, Mauricio, que vivió momentos de desolación, encontró fortaleza en el servicio en el altar durante las misas que presidía P. Jorge. Sin duda, la experiencia de perder el avión frustró los planes de ambos jóvenes, pero como todo hace parte de la misión, quedarse en Cobija fue un regalo inesperado. La suma de experiencias hizo que Mauricio pudiera fortalecer su fe: “Quedarnos en Cobija, fue la cereza del pastel para una mejor experiencia”.
“Tengo más clara mi vocación, en un 80% quiero entrar al seminario”, asegura Mauricio, que al compartir con los seminaristas en Cobija, sintió que lo ayudaron a profundizar en su vocación. “El Señor te habla de muchas maneras y tienes que dejar que Él actúe en ti y dejarte amar por Él”, sostiene y comparte la lección que recibió en su misión: “Cuando más dudas tengas, sigue confiando en el Señor, cuando más miedo tengas debes estar en oración. La soledad y el miedo pasan, pero el Señor siempre estará”.
Asimismo, Alan Saavedra Mendoza, que actualmente realiza su pastoral en la parroquia Nuestra Señora del Carmen, en Riberalta, es estudiante de Ciencias de la Educación y tuvo como destino de misión la Parroquia Inmaculada Concepción en Uyuni.
Alan tuvo que viajar una distancia entre Riberalta y Potosí de 954 km. Al igual que los kilómetros recorridos, el cambio de clima entre estos lugares fue considerable, y para Alan un reto.
En Uyuni, Alan conoció a seminaristas, sacerdotes y a la comunidad. Destaca que la zona del salar es grande y llevar los sacramentos a todas las personas es desafiante. En esta experiencia, Alan definió su vocación, a pesar de resultar difícil dejar su carrera y su familia, el misionero fue invitado por los sacerdotes a participar del Encuentro Nacional de PJV, y animado por los otros seminaristas, su vocación al sacerdocio irá encontrando su respuesta definitiva.
“Me iba a quedar”, dice Alan, que por motivos personales tuvo que retornar a Riberalta, pero que hoy participa del Encuentro en Potosí tratando de descubrir su vocación, y como parte de esta experiencia remarca: “No hay que tener miedo a equivocarse, a la distancia, todos pueden cumplir la misión y descubrir la vocación. Voy hacer lo que el Señor quiere que haga, afrontar el miedo y descubrir nuevas cosas”.