Mons. Limachi da la clave para elegir lo que llena el corazón en lugar de la soledad y la bulla tecnológica
Prensa CEB 17.07.2022.- Este domingo 17 de julio, desde la Basílica menor de San Francisco en la ciudad de La Paz, Mons. Pascual Limachi, Obispo de Corocoro, reflexionando sobre las lecturas de hoy, nos invita a recibir al Señor en nuestra casa, en lugar de la bulla, de la superficialidad de la tecnología mal usada, de los tiempos acelerados, del trabajo, del consumismo que nos llevan a ser seres solitarios, para que a ejemplo de Marta elijamos la mejor parte, la que puede hacernos de verdad felices: “escuchar en silencio a cada miembro de la familia, a cada amigo, a cada persona que pasa”, siendo está la clave para llenar el corazón.
HOMILIA DOMINGO 17 JULIO DE 2022
Una, sola cosa es necesaria
Hoy, la palabra de Dios, nos invita a reflexionar, meditar sobre la dimensión de acción y la contemplación de la vida cristiana.
La humanidad, ocupada en muchas cosas como Marta, normalmente pierde de vista a Jesús, incluso a su familia, carece de tiempo “…pertenecen al grupo de los ocupados, que siempre están haciendo “algo” pero no tiene tiempo para una simple palabra, ¡cómo! “escuchar”…. debemos detenernos aunque un momento. Mira al Señor, toma el Evangelio, escucha la Palabra del Señor, abre tu corazón… “(Papa Francisco).
Dos hermanas: Marta y María. Yo creo que, espontáneamente, nos resulta más simpática Marta que María. Nos identificamos más fácilmente con ella: Detallista, trabajadora, dispuesta, acogedora, pendiente de lo que hace falta para que el ilustre invitado esté a gusto, Cualidades que se aprecia en nuestra sociedad acelerada…. María, en cambio, Ahí sentada escuchando las conversaciones y anécdotas que Jesús estaría contando….Además, ve a su hermana ir y venir afanada, y ella que no se conduele. Hasta que llega un momento en que Marta se planta, y como que no se atreve a decírselo directamente a ella, o quizá por darse un poco de importancia delante del Maestro, le pide que le diga algo: que la ayude un poco…
En nuestra sociedad y en nuestra Iglesia también, nos cuesta entender a María. (signo de que nuestra alma y espíritu buscan la paz y serenidad del amor de Dios y de los seres humanos con quienes estamos rodeados día a día. La soledad, la bulla de superficialidad de la tecnología mal usada, los tiempos acelerados, el trabajo, el consumismo nos llevan a ser seres solitarios .. Y así resulta poco comprensible, ese grupo de personas, (raras para nuestra sociedad y mundo acelerado) religiosos/as, metidos en oración “vida contemplativa”, ¡cuando hay cosas que hacer en el mundo! Se ponen fácilmente en el puesto de Marta, y les reprochamos: ¿Qué hacéis ahí rezando todo el día, cuando es tan grande el trabajo misionero y de la caridad?
Lo cierto es que la respuesta de Jesús nos deja un poco «confundidos», porque en vez de darle la razón a Marta, defiende a María porque está haciendo lo mejor que se puede hacer. Y nos cuesta entenderlo porque no sabemos qué es eso de que «sólo una cosa es necesaria» y que «María ha escogido la mejor parte».
LA MEJOR PARTE
Por eso, no nos viene nada mal que Jesús nos diga a cada uno las mismas palabras….
MARTA, MARTA, ANDAS INQUIETA Y NERVIOSA CON TANTAS COSAS…
¿Te das cuenta de que andas siempre con prisa, atareada con tantas cosas, nerviosa? Sin tiempo, Tú frase favorita es: “no tengo tiempo”, “tengo que ir”, “tengo que estar en”, “tengo que comprar”, … Con una cosa entre las manos y mil en la cabeza: el trabajo, la casa, los amigos, los compromisos… y con tantos nervios, no eres capaz de disfrutar de la vida ni vivirla con sentido. ¿Qué consigues? Solo Agobiarte, agotarte, vacío, soledad y stress..
Mira Marta: SÓLO UNA COSA ES NECESARIA.
¿seguro que no estás de acuerdo con el Señor? Hay siempre tantas cosas importantes que hacer. Hay que multiplicarse para dar abasto a todo. Y a veces ni aun así alcanzamos. Y pensamos por dentro: «si no lo hago yo, ¿quién lo va hacer?».
(muchas veces debemos detenernos y poner pause a nuestro cotidiano vivir y saber sentarse a los pies del maestro para solo simplemente escuchar, a Dios, a los demás pero principalmente a uno mismo) …. Como: María…
María, en cambio, sabe sentarse a disfrutar de la compañía. No es que sea una vaga, o que prefiera no ayudar. Ante la ocasión que se le ha presentado de sentarse a escuchar un rato al Maestro, sabe que todas las demás cosas pueden esperar. Luego las realizará con más ilusión, con más interés, con sentido y con mucha paz. ¿Nos damos cuenta de lo que estamos perdiendo?,……. el silencio y la tranquilidad? Quizá por eso tienen tanto éxito los cursos de relajación, de concentración, de silencio, y toda esa espiritualidad que nos viene de Oriente que busca encontrar el equilibrio interior.
Esa Marta que todos llevamos dentro necesita urgentemente sentarse a escuchar en silencio a cada miembro de la familia, a cada amigo, a cada persona que pasa. Marta tiene que aprender a contemplar con calma la naturaleza, mirar por la noche las estrellas como hacía Abraham, escuchar y sentir el canto de los pájaros. María sabía que un tiempo de silencio, de escuchar al Maestro, de dialogar a solas con él, estar a sus pies, de dejar que resuene su Palabra… es el mejor remedio para no andar inquieta y nerviosa, irritable e inaguantable.
Marta debiera sentarse, como Abraham junto a la encina de Mambré, aunque quizás mejor que a la puerta de la tienda, a la puerta del corazón para ver pasar a los hombres, y reconocer en ellos a Dios; para recibirlos con calma e invitarles a entrar en casa, acogerles, prestarles atención y ayuda, y ofrecerles lo mejor de su despensa.
Qué bien si fuéramos capaces de ponernos en el lugar de María y dejarnos sorprender por palabras, como las de San Pablo en la segunda lectura de hoy: Que Jesús es para ti la ESPERANZA DE LA GLORIA, la garantía del encuentro con Dios, la seguridad de que puedes llegar a ser pleno y feliz a pesar de todos los sufrimientos y dificultades de la vida.
Por tanto, las lecturas de hoy nos invitan a que recibamos al Señor en la casa, en tu casa, y que te sientes a escucharlo con calma… sin olvidar que tiene muchas cosas que atender en la vida.
Aparta un poco a esa Marta atareada con tantas cosas que hacer, y elige la parte mejor, la que llena el corazón, la que te puede de verdad hacer feliz.
Que la palabra de Dios habite en nuestros corazones.
Amen.