Mons. Gualberti: El Niño Dios, humilde y pobre, nos llama a ser testigos de la esperanza, la reconciliación y la paz en nuestra sociedad tan dividida y conflictuada
Prensa CEB 18.12.2022.- Este cuarto Domingo de Adviento, 18 de diciembre, desde la Catedral, el Arzobispo Emérito de Santa Cruz afirmó que, el Niño Dios, humilde y pobre envuelto en pañales en el umbral de Belén nos llama a Ser testigos de la esperanza, la reconciliación y la paz en nuestra sociedad tan dividida y conflictuada, con la certeza que contamos con su presencia y su ayuda.
Dios nos quiere a su lado como cooperadores de su plan de salvación y no como súbditos
Como lo fue para José, también para nosotros no es nada fácil descubrir la voluntad de Dios y cumplirla, especialmente cuando Él cambia nuestros planes y cuando nos parece que no respeta nuestra libertad. Sin embargo, el Señor respeta nuestra libertad y no actúa sin nuestra adhesión voluntaria, porque Él nos quiere a su lado como cooperadores de su plan de salvación y no como súbditos.
José, al igual que la Virgen María, al obedecer con sencillez y humildad a Dios, cumplió un rol primordial en el plan de salvación.
José en ese momento tan difícil, gracias a su fe en Dios, logra superar sus dudas y cumplir la voluntad del Señor, que se le manifestó de esa manera tan inusual. José, al igual que la Virgen María, al obedecer con sencillez y humildad a Dios, cumplió un rol primordial en el plan de salvación. Ellos son un ejemplo patente de cómo también nosotros, al creer en Dios y acoger con total disponibilidad su voluntad, nos volvemos colaboradores de la instauración del Reino de Dios.
José es un varón de fe auténtica que antepone la voluntad de Dios a sus propios planes y que cumple su voluntad en silencio y con humildad.
A este hombre justo, humilde y prudente, y no a uno poderoso y rico, Dios confía la tarea de ser padre terrenal de su Hijo y le pide que él ponga el nombre al recién nacido: “le pondrás por nombre Jesús”, de esta manera, se vuelve el padre legal de Jesús delante de la sociedad judía.
Esta es una verdad fundamental de nuestra fe: Dios en Jesús se ha hecho presente en el mundo y “está en medio de nosotros” para quedarse por siempre con nosotros, para darnos luz y fortaleza, aunque no logremos descubrirlo y reconocerlo.
José y María nos han testimoniado que la fe es el don de Dios, un don que involucra nuestra manera de ser, de pensar y de actuar.
La fe obediente de José y de María, encabezan el desfile de tantos hermanos y hermanas, justos y humildes, que nos han precedido en la fe y que han acogido y cumplido la palabra del Señor y que ahora gozan de la gloria del Señor para siempre. Ellos nos han testimoniado que la fe es el don de Dios, un don que involucra nuestra manera de ser, de pensar y de actuar. Que sus ejemplos, nos animen a dar los mismos pasos, a creer, a confiar en Dios y a cumplir su voluntad en nuestra vida de cada día.
La Fe nos impulsa a amar a Dios, a entregar nuestra vida por Él y por su reinado de amor, justicia y paz.
La fe, así entendida, nos impulsa a amar a Dios, a entregar nuestra vida por Él y por su reinado de amor, justicia y paz, donde todos, en especial por los pobres, los abandonados y los marginados, sean reconocidos como personas y en su dignidad y derechos.
Homilía de Mons. Sergio Gualberti, Arzobispo Emérito de Santa Cruz
18/12/2022
Durante estas semanas de Adviento la Virgen María, San Juan Bautista y el profeta Isaías nos han ayudado a prepararnos para acoger al Hijo de Dios que vuelve a nacer para nosotros. En este último domingo de Adviento y próximos a la Navidad, la palabra de Dios nos presenta a San José, otra figura que vivió en primera persona ese misterio.
Como hemos escuchado en el evangelio, José está comprometido con María y piensa poder casarse a la brevedad con su amada. Pero de pronto y antes de la convivencia, su lindo sueño se viene abajo ya que se encuentra con la sorpresa de que María está esperando familia. Ahora él se encuentra ante el dilema de qué hacer. Según la ley judía él puede escoger entre dos alternativas: denunciar a María o repudiarla en público. Con ambas decisiones, María, como adúltera, arriesga la vida y de, todos modos, queda expuesta de por vida a la ignominia y a la marginación de la comunidad.
José, que la ama, no busca su mal ni retorsiones en contra de ella, Él solo quiere protegerla. Por eso piensa abandonarla en secreto, dejando esa situación en manos de Dios. Y mientras está por dar ese paso, acontece otro imprevisto; una noche, en el sueño se le aparece un ángel que le dice: “No temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo”.
“No temas” estas palabras animan a José a vencer su temor y dudas, además le aclaran que lo que está pasando con María es por intervención de Dios, el autor de la vida y la felicidad, quien, cuando se hace presente en la vida de una persona, no es para sembrar miedo sino serenidad y paz. A continuación, el ángel hace conocer a José el misterio maravilloso del origen de Jesús: “lo que ha sido engendrado en María proviene del Espíritu Santo… y ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de todos sus pecados”.
Ese niño que se está gestando en las entrañas de María, es obra del Espíritu Santo y no del hombre, es el Mesías que el pueblo de Israel ha esperado por largos siglos, es el Salvador de la humanidad que lleva a cumplimiento el plan de salvación de Dios. A primera vista, parecería que la intervención de Dios en la vida de José, anula su sueño de formar una familia, pero no es así; solo trasforma su plan en una misión mucho más grande y desafiante. Dios pide que José asuma el rol de padre del Hijo de Dios y esposo castísimo de la Virgen María. José cree a las palabras del Ángel y cumple lo que Dios le pide: “Al despertar, José… llevó a María a su casa“.
Como lo fue para José, también para nosotros no es nada fácil descubrir la voluntad de Dios y cumplirla, especialmente cuando Él cambia nuestros planes y cuando nos parece que no respeta nuestra libertad. Sin embargo, el Señor respeta nuestra libertad y no actúa sin nuestra adhesión voluntaria, porque Él nos quiere a su lado como cooperadores de su plan de salvación y no como súbditos.
José en ese momento tan difícil, gracias a su fe en Dios, logra superar sus dudas y cumplir la voluntad del Señor, que se le manifestó de esa manera tan inusual. José, al igual que la Virgen María, al obedecer con sencillez y humildad a Dios, cumplió un rol primordial en el plan de salvación. Ellos son un ejemplo patente de cómo también nosotros, al creer en Dios y acoger con total disponibilidad su voluntad, nos volvemos colaboradores de la instauración del Reino de Dios.
Es muy significativo que el evangelio presente a José como el “hombre justo“; justo delante de Dios, porque cree y confía en Dios como lo primero en su vida, porque reconoce su situación de criatura y que se debe en todo a Dios y porque es fiel y dócil a su palabra.
José es un varón de fe auténtica que antepone la voluntad de Dios a sus propios planes y que cumple su voluntad en silencio y con humildad. Esta actitud queda bien reflejada en el hecho que en los cuatro Evangelios no se encuentra ni una sola palabra de José, por él hablan sus actitudes y sus obras.
Pero José es también hombre justo delante de los hombres: no expone María denunciándola en público, es un sencillo aldeano, un carpintero que sustenta su familia con el fruto de su trabajo honesto y es un dedicado padre de familia que, ante la amenaza de muerte al niño Jesús de parte de Herodes, no duda en dejar su tierra y llevarlo hasta Egipto, junto a María, cruzando los peligros del desierto.
A este hombre justo, humilde y prudente, y no a uno poderoso y rico, Dios confía la tarea de ser padre terrenal de su Hijo y le pide que él ponga el nombre al recién nacido: “le pondrás por nombre Jesús”, de esta manera, se vuelve el padre legal de Jesús delante de la sociedad judía.
El nombre “Jesús” significa “el Señor salva”, y justamente el Hijo de Dios vino a salvar de las esclavitudes del mal y de los pecados no solo al pueblo de Israel sino a la humanidad entera. Jesús se ha hecho el “Emmanuel – el Dios con nosotros” anunciado por Isaías, el que desde ese momento está entre nosotros y camina a nuestro lado día a día hasta el final de la historia. El evangelista San Mateo expresa de una manera muy clara esta realidad, presentando, ya al inicio de su evangelio, al futuro Mesías como el “Dios que está con nosotros” y terminando su obra con las palabras mismas de Cristo Resucitado que nos asegura: “Yo estaré con ustedes todos los días hasta el final de los tiempos”.
Esta es una verdad fundamental de nuestra fe: Dios en Jesús se ha hecho presente en el mundo y “está en medio de nosotros” para quedarse por siempre con nosotros, para darnos luz y fortaleza, aunque no logremos descubrirlo y reconocerlo.
Esta certeza nos debería animar en cada instante de nuestra existencia, en particular en los momentos de dolor, de duda, de desorientación y desánimo.
La fe obediente de José y de María, encabezan el desfile de tantos hermanos y hermanas, justos y humildes, que nos han precedido en la fe y que han acogido y cumplido la palabra del Señor y que ahora gozan de la gloria del Señor para siempre. Ellos nos han testimoniado que la fe es el don de Dios, un don que involucra nuestra manera de ser, de pensar y de actuar. Que sus ejemplos, nos animen a dar los mismos pasos, a creer, a confiar en Dios y a cumplir su voluntad en nuestra vida de cada día.
La fe, así entendida, nos impulsa a amar a Dios, a entregar nuestra vida por Él y por su reinado de amor, justicia y paz, donde todos, en especial por los pobres, los abandonados y los marginados, sean reconocidos como personas y en su dignidad y derechos.
A este compromiso nos llama, de manera especial, el Niño Dios, humilde y pobre envuelto en pañales en el umbral de Belén. Seamos testigos de la esperanza, la reconciliación y la paz en nuestra sociedad tan dividida y conflictuada, con la certeza que contamos con su presencia y su ayuda. Este es el mensaje consolador de San Pablo en la carta a los Romanos: “A todos Uds.… amados de Dios, llamados a ser santos, lleguen la gracia y la paz, que proceden de Dios, nuestro Padre, y de Cristo el Señor”. Amén
Fuente: https://campanas.iglesiasantacruz.org/
Mons. Ricardo Centellas, y este otro Sr. de Italia. Mons. Gualberty.
Fuera de que sean Cristianos con titulos, o que se yo.. para mi son simples hombres comunes Uds con fallas.
Tanto que para mi fue una descepcion que apoyen constantemente a los racistas o fachos
en Bolivia. Aquellos emigrados de Croatia entre otros que masacraron a mi gente. por ordenes de
de la Loca Anez, Autorres indirectos son;longaric, prijic murillo, Lopez y rateros de mis Tierras como Marinkovic
Como podran dormir tranquilos siendo complices de estos malagradecidos, que los mantiene mi tierra,
Bueno aun asi deben Uds. tener sus lados buenos, ja ese lado bueno les doy un saludos pues
Hasta pronto pues,
Por favor no hablen en nombre de los pobres, porque la comida que comen Uds.-
es gracias al sudor de los campesinos bolivianos.jinacho manacho oye Centellas,
y no te vendas pues a los racistas, te trataran bien, pero en el fondo estos han
aniquilado este mundo con el calentamiento global. Claro no todos son malos,
En la casa (de los autores del calentamiento global,)sus hijos mismos, o sea la juventud
lucha para salvar algo de este mundo. A nosotros nunca nos hubiera hecho caso los
gringuitos, pero ahora ellos mismos se van a la bancarrota….si siguen
por lo menos la juventud de los Europeos luchan en su para salvar este Mundo.