“Caminando por la Dignidad” IX Jornada Mundial de Oración Contra la Trata de Personas
Prensa CEB 9.02.2023.- El 8 de febrero se llevó a cabo la Jornada Mundial de Oración y Reflexión Contra la Trata de persona, y reforzando esta actividad el 11 de febrero se realizará una vigilia en la capilla de Cáritas Bolivia, y el domingo 12 se celebrará la eucaristía en la Catedral Metropolitana de La Paz a las 10:30 de la mañana.
Para contarnos más detalles de esta iniciativa, invitamos al programa “Iglesia Viva en Diálogo”, a la hermana Susana Reguerín de la Sección Vida Consagrada del Área de Comunión Eclesial de la CEB.
Antes, es bueno indicar que este evento, como el año pasado, está coordinado por Talitha Kum, que es una red internacional que lucha contra la trata de personas y que cuenta con más de 3.000 hermanas, amigos y socios en todo el mundo, y está promovido por las Uniones Internacionales de Superioras Generales en colaboración con la Sección de Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio al Desarrollo Humano Integral, Caritas Internationalis, la Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas, el Movimiento de los Focolares, el Servicio Jesuita a Refugiados y muchas otras organizaciones de todo el mundo. «Talitha Kum» es una expresión que se encuentra en el Evangelio de Marcos y que significa: «niña, yo te digo, levántate».
La Hna. Susana nos comenta que esta fecha tiene como memoria litúrgica a Santa Josefina Bakhita, símbolo universal del compromiso de la Iglesia contra la trata.
Pero, sabe usted quién era Josefina Bakhita?
Aunque su origen no es del todo certero, Josefina fue una religiosa de Sudán secuestrada por unos comerciantes de esclavos cuando solo era una niña y apodada de forma irónica “Bakhita”, que significa “afortunada”. Al igual que ella, su hermana también fue secuestrada y desarraigada de su familia. Tuvo que salir forzosamente de su tierra, perdió su nombre y fue sometida a esclavitud y tortura. Pese a perder todo y ser vendida a distintos amos que la maltrataron durante años, Bakhita conservó la inocencia y un corazón limpio. No permitió que el sufrimiento se adueñase de su existencia, lo transformó en esperanza y nunca dudó de la presencia de Dios, fe que la preservó de la tristeza y le dio ánimo para seguir adelante.
A continuación, la entrevista completa en el siguiente enlace: