Mons. Flock: «Todo acto de violencia agresiva, no es más que comer el fruto prohibido»
Prensa CEB 27.02.2023.- Este domingo 26 de febrero, Mons. Robert Flock, obispo de la Diócesis de San Ignacio de Velasco, señaló que al iniciar la Cuaresma recordamos el origen del pecado, “Satanás nos propone ser como dioses para determinar por nosotros mismos lo qué es bueno y malo”, sin embargo: “Todo acto de violencia agresiva, no es más que comer el fruto prohibido de usurpar a Dios, para imponer el propio reino, por pequeño y patético o grande y monstruoso que sea, en vez de buscar el Reino de Dios y su justicia”, señaló.
Así mismo dijo que “según el Ministro de Justicia, Ivan Lima, en una reciente reunión con Obispos, se denuncian 45,000 incidentes de violencia al año en Bolivia”, situación que preocupa ante esta situación el obispo dijo “El violador, el asesino, agrede o mata porque siente que puede tener el derecho de hacerlo. Esto es precisamente lo que tienen en común con dictadores como los de Nicaragua y Rusia; se creen tener el derecho de quitar la vida a miles y millones, solo para proteger su propio ejercicio de poder. Luego se justifican con las mentiras y los argumentos de Satanás”, lamentó la autoridad eclesial.
Finalmente, Mons. Flock explicó que “centralizar el poder, requiere abusar el poder. A fondo, no es más que postrarse ante Satanás, como hace toda dictadura, sea militar, socialista, comunista, religiosa, mafiosa o machista”, ante esto invitó a vencer a Satanás siempre con la Palabra de Dios en el corazón y con Jesucristo a nuestro lado.
Homilía de Mons. Robert Flock
Obispo de la Diócesis de San Ignacio de Velasco
Primer Domingo de Cuaresma
26 de febrero de 2023
Queridos hermanos,
Hace 33 años, un 23 de marzo 1990, estaba trabajando muy tarde en mi computadora, cuando más o menos a la media noche sonó el timbre de la casa parroquial. Al abrir la puerta, me dijeron que querían a un sacerdote para hacer una misa de exequias, en este mismo momento, para Roberto Suárez Levy, hijo del conocido Rey de la Cocaína, que la noche anterior había muerto en un tiroteo con la policía. Recién habían entregado el cadáver a la familia, iban a llevarlo a Cochabamba para el entierro, y la viuda pedía que viniera un sacerdote, aunque según las noticias, había muerto en la casa de su amante.
Entonces, agarré mis cosas y fui, no sin algo de temor y temblor. Pues había un ambiente tenso en Santa Cruz, especialmente en la policía, por temor a represalias. Cuando llegué a la casa en Equipetrol, había muchos hombres con gafas oscuras, que no me hicieron sentir más seguro. ¿Qué decir en las exequias de un conocido y violento narcotraficante donde probablemente hay otros matones por delante? ¿Cómo predicar la Buena Nueva del Evangelio en semejantes circunstancias?
Les dije que el ciclo de la violencia se perpetúa con venganzas, y atemoriza a todo el mundo, pero Jesucristo, que murió inocente en la cruz nos ofrece una salida. El perdonó, por lo que nosotros también tenemos que perdonar. Jesús perdonó y resucitó, y por esto, hay esperanza hasta para un violento narcotraficante. No sé cómo les cayó el mensaje, pero en la mañana volvieron a la parroquia pidiendo que vaya nuevamente porque habían cambiado sus planes, el entierro sería en Santa Cruz, y ahora habría mucha más gente. Así que fui otra vez. De lo que yo sé, no hubo más incidentes de violencia relacionados al caso.
Ayer, el editorial de El Deber se titula: “Alarmante ola de violencia y feminicidios”. Y, según el Ministro de Justicia, Ivan Lima, en una reciente reunión con Obispos, se denuncian 45,000 incidentes de violencia al año en Bolivia. ¿Cuántos más habrá que no sean denunciados a las autoridades? El Deber dice que “Bolivia cerró el año anterior con al menos 38 infanticidios y 94 feminicidios” y que “El agresor no lo hace por su estado etílico sino por celos, algún trastorno sicológico, control sobre el otro, personalidad agresiva, traumas heredados o disfunciones que tienen que ver con alguna desviación que padece, pero que nada justifica ese condenable accionar.” Y añade: “El violador, el asesino, agrede o mata porque siente que puede tener el derecho de hacerlo.” Esto es precisamente lo que tienen en común con dictadores como los de Nicaragua y Rusia; se crean tener el derecho de quitar la vida a miles y millones, solo para proteger su propio ejercicio de poder. Luego se justifican con las mentiras y los argumentos de Satanás.
Al iniciar la Cuaresma, recordamos el origen y la naturaleza de todo pecado. Satanás nos propone ser como dioses para determinar por nosotros mismos lo qué es bueno y malo. Fue relativamente fácil para el antiguo serpiente tentar a Adán y Eva, como también llevar a Caín por su resentimiento a matar a su hermano Abel, inaugurando así un ciclo de falsedad y violencia en la historia humana que persiste hasta ahora. Todo acto de violencia agresiva, pues, no es más que comer el fruto prohibido de usurpar a Dios, para imponer el propio reino, por pequeño y patético o grande y monstruoso que sea, en vez de buscar el Reino de Dios y su justicia.
Por supuesto, Satanás es experto en tentaciones con toda sutileza. Si apareciera como demonio rojo con cuernos, cola y trinche, sería fácil reconocerlo y no caer en sus engaños. Por esto, la tentación, que consiste en proponer un camino que va en contra de la voluntad de Dios, siempre viene disfrazado como algo bueno.
Así, al estar Jesús con hambre en el desierto, Satanás le sugiere cambiar piedra en pan. ¿Qué tiene, pues, de malo? Hay que cuidar la salud. Jesús mismo nos enseña a rezar: «Danos hoy nuestro pan de cada día». Sin embargo, se hace ayuno, precisamente para despertar y priorizar lo espiritual. Por esto, primero rezamos, «Hágase Tu voluntad en la tierra como en el cielo». Quienes tienen el estómago lleno, solo quieren siesta; no les interesa la Palabra y la Voluntad de Dios, su Justicia y su Reino. Y no falta quienes buscan su pan, o lo que sea, con corrupción, violencia e indiferencia, dejando al mundo en ruinas. Por eso Jesús dice: «No solo de pan vive el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios».
«Si tú eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito…». Satanás también puede citar la Biblia. Sugiere que Jesús se tira del Templo, lugar del culto, porque Dios con sus ángeles tendrá que salvarlo del impacto. Es una propuesta cínica, similar a lo que luego escucha en la Cruz: «Sálvate a ti mismo, si eres Hijo de Dios, y baja de la cruz» (Mt 27,40). ¡Cuánta violencia se comete con semejante razonamiento! Pero es precisamente por confiar en Dios Padre, que Jesús no salva a sí mismo, tampoco lo pone a prueba tirándose del templo; no le pone condición alguna porque ya sabe que Dios es bueno y justo en todo lo que hace, especialmente con su Hijo Amado, aunque le pide la Cruz.
Entonces, Satanás «le hizo ver todos los reinos del mundo con todo su esplendor». Parece ofrecer precisamente lo que Jesús necesita para poder instalar finalmente un reino de justicia y paz en este valle de lágrimas. Pero es un engaño. Porque centralizar el poder, requiere abusar el poder. A fondo, no es más que postrarse ante Satanás, como hace toda dictadura, sea militar, socialista, comunista, religiosa, mafiosa o machista. Jesús sabe cómo responder: «Retírate, Satanás, porque está escrito: «Adorarás al Señor, tu Dios, y a Él solo rendirás culto». Así, hermanas y hermanos, tenemos nosotros que vencer a Satanás también, siempre con la Palabra de Dios en el corazón y con Jesucristo a nuestro lado.