Mons. Jorge Herbas alienta a ser instrumentos de paz, justicia y perdón para el mundo
Prensa CEB 10.02.2023.- Monseñor Jorge Herbas, obispo de la Prelatura de Aiquile, en su homilía dominical, reiteró el llamado del Evangelio: “ustedes son la sal de la tierra, ustedes son la luz del mundo”, explicando que la sal, es en los cristianos una presencia desapercibida, pero al mismo tiempo que se hace sentir el ser, esa presencia humilde del cristiano que desde su fe trata de dar sabor a la vida, un sabor cristiano, un sabor evangélico.
Por otro lado la sal tiene la función de conservar y como cristianos la sal de la fe debe preservar de la corrupción, preservar de la maldad, preservar del pecado, preservar del orgullo, de la soberbia, de la prepotencia, del autoritarismo, del abuso de poder.
Así mismo, dijo, “esa sal de tu fe, no tiene que permitirte caer en esa tentación, porque los humanos, los cristianos, los católicos, también caemos en esa tentación”, pero nosotros debemos preservarnos de la corrupción.
A su vez, la autoridad eclesial destacó la importancia de ser luz, una luz que viene de Cristo y representa el triunfo de la vida sobre la muerte y las tinieblas. Pidió que no se apague esta luz de nuestra fe, desde el inicio de la vida con el bautismo hasta la muerte, cuando deseamos “que brille la luz eterna” reiteró, “estamos llamados a ser luz, es la luz de nuestra fe, es la luz de la oración, es la luz de la caridad, es la luz de la solidaridad, es la luz de la justicia, es la luz de la paz que tiene al mismo tiempo que iluminar”.
También recordó que la luz no se puede tener escondida y la luz de Cristo no se puede medir, como no tiene medida el amor, “el amor del cristiano, es amar sin medida, como la de Jesús que ha dado su vida en la cruz”, afirmó a tiempo que remarcó que esta luz, debe iluminar este mundo cubierto de tinieblas, de pecado, de corrupción, de muerte, de violencia, de odio, de enfrentamiento, ahí es donde el cristiano tiene que iluminar con la luz que han recibido en el bautismo y “ser instrumentos de paz, instrumentos de justicia, instrumentos de perdón. No podemos permitir que crezca el odio, no podemos permitir que crezca la división, no podemos permitir que se cultive la violencia, el enfrentamiento, el odio”, señaló.
Monseñor Herbas, explicó que para agradar a Dios y poder ser sal y luz, debemos compartir el pan con el hambriento, albergar a los pobres, dar el techo a los que no lo tienen, cubrir al desnudo, vestir al desnudo, porque la luz de la fe se ve en las obras, no solamente en las palabras.
Finalmente, invitó a vivir una estrecha intimidad con Dios en la oración, siendo instrumentos de su paz, amor y justicia en el mundo, siendo otros cristos y hacer que la vida tenga sabor cristiano, evangélico, hacer que nuestra vida sea luz, que muestre el amor, la justicia, que nuestra presencia en un contexto de crisis o de desánimo, de paz esperanza y muestre el camino de justicia, amor, perdón y reconciliación.