«En medio del sufrimiento del pueblo boliviano hoy dividido, Cristo nos da la esperanza de que los pobres, niños, jóvenes, enfermos, algún día lleguen a decir que bien estamos aquí, en nuestra patria”, alentó Monseñor Aurelio Pesoa
Prensa CEB 25.2.2024.- Monseñor Aurelio Pesoa, Obispo del Vicariato Apostólico del Beni y Presidente de la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB) en la eucaristía de hoy celebrada en la catedral Santísima Trinidad, alentó al pueblo boliviano, en medio del sufrimiento por su división, que Cristo da la esperanza y renueva nuestra fe para que un día los pobres, niños, jóvenes, enfermos, sedientos de justicia y los que no tienen recursos económicos, un día puedan decir “estamos bien aquí en nuestra patria”.
“Lo que sucedió en el monte Tabor, nos da esperanza en medio de situaciones de sufrimientos, el pueblo boliviano hoy dividido y que tiene tantas posibilidades, tantas bendiciones, pero no acaba de encontrar el camino del progreso y de la justicia para todos…”, transmitió en la homilía de hoy.
La liturgia de la palabra citó a los evangelios de Génesis y San Marcos. La primera nos invita a creer aún en situaciones difíciles y la segunda sobre la importancia de la fe. “La primera lectura, comienza con uno de los pasajes más intensos de la historia de salvación, se refiere al relato dramático de la prueba de fe y de amor que Dios pone a Abraham, al pedirle el sacrificio de su hijo, aunque Dios pida lo máximo al ser humano, no puede ir en contra de su vida…”, señaló.
La segunda lectura, Jesús se presenta a los apóstoles resucitado, una ayuda para su fe, quiso que le contemplasen en su divinidad, lo vieron en una visión resplandeciente junto a Moisés y Elías.
“Nos dice Jesús hoy, con su palabra este domingo, estoy con ustedes no duden de mi presencia en el camino de la vida, no es necesario buscar mas cruces, que ya existen, por eso es importante que bajemos desde las nubes y la fantasía que se propagan en estos días, y acariciemos donde los seres humanos llevan en sus cuerpos las marcas de la injusticia, de la guerra, de la intolerancia, de la discriminación, de la muerte…”, compartió.
Dijo que escuchando y atendiendo a Cristo y a los seres humanos que más sufren, podemos experimentar la transfiguración de nuestras vidas. “Hay un cielo, que más que un lugar es un estado de felicidad y amor pleno, ese cielo inalcanzable para muchos de nosotros debemos adelantarlos en esta tierra, ese cielo no es una realidad futura sino puede ser experimentado aquí y ahora en esta tierra…”
Monseñor cuestionó: “Es posible, que los más pobres puedan decir alguna vez en nuestra patria que bien estamos aquí, claro que es posible, y de quién depende, depende de todos nosotros, cuando podemos hacerlo realidad cuando nos preocupamos con efectiva compasión…Es posible que los enfermos en los hospitales y centros médicos sean cuidados como lo merecen, por su dignidad humana y reciban los progresos que la medicina ofrece, ¡claro que es posible!…Depende de nosotros y de políticas de Estado, que sean reales y efectivas que no sean solamente estudios de hospitales o de centros médicos, para ello es necesario que se priorice para el bien de todos…”, afirmó.
“Es posible que nuestros niños y jóvenes tengan accesos a una educación de calidad científica sin ideologías y respetuosas del derecho de los padres, a educar a sus hijos, que transmita valores para la construcción una patria única y que les equipe para un futuro de progreso, ¡claro que es posible!…Es posible que en una corte de justicia boliviana alguna vez se pueda llegar tener confianza, sin extorsión ni corrupción…Es posible una Bolivia donde haya proyectos de cambios y de trasformación social y no solamente proyectos de poder que no tienen en cuenta las necesidades reales de todos…¡es posible!”, concluyó.