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Monseñor Pesoa: Construir una sociedad sin Dios tiene consecuencias que perjudican a los seres humanos, será por eso que muchos se empeñan en eliminar a Cristo de la sociedad, porque obran mal, quién obra bien ama la luz

Prensa CEB 10.3.2024.- Monseñor Aurelio Pesoa, Vicario Apostólico del Beni y presidente de la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB), en la eucaristía de hoy celebrada en la Catedral Santísima Trinidad, afirmó que construir una sociedad sin Dios tiene consecuencias que perjudican al ser humano, se extravía, no se realiza, y menos encuentra la felicidad; por eso dijo, Dios hace un llamado a la conversión, a buscar la luz.

“El olvido de Dios tiene consecuencias en la vida: Démonos cuenta que sin Dios el ser humano se extravía, no encuentra el sentido a la vida, mucho menos la realización y la felicidad que necesita. El Dios en quien creemos y esperamos, es el Dios de la vida”, compartió en la homilía.

Indicó que la lectura del evangelio Crónicas 36, 14-16. 19-23, remite al pecado de Israel que trajo consigo el destierro en Babilonia. “La palabra de Dios, reflexiona sobre aquel acontecimiento y concluye: todos los jefes de Judá, los sacerdotes y el pueblo multiplicaron sus infidelidades según las costumbres abominables de los gentiles y mancharon la casa del Señor, que se había construido en Jerusalén”.

“En realidad en estos días no es diferente a lo que nos narra la primera lectura, actuaciones que más que buscar el bien común, el bienestar de todos, salud para todos, un sistema educativo de calidad, construir igualdad, pues pareciera que induce al servicio de intereses ideológicos de algunos, metiéndonos en la cabeza el odio, la división entre bolivianos, el rechazo a los diferentes, ventajas para algunos y vida difícil para los que piensan de otra manera. Una justicia que deja impunes a unos y criminaliza a otros, se olvida que la frágil democracia en nuestro país, costó la vida de muchos compatriotas”, señaló.

Explicó que construir una sociedad sin Dios, tiene consecuencias que perjudican a los seres humanos, pues nadie se siente protegido, la vida se ve amenazada. Se corre en el peligro de caer en el sin sentido de la vida, la decepción, el aburrimiento y la impotencia que lleva a que se refugien en el entretenimiento de las redes sociales, series sin fin, para evadirse de la realidad.

“Y en los jóvenes que no encuentran una formación adecuada, que les garantiza progreso, trabajo digno y estable, pobreza que aumenta, el ciudadano no se siente protegido, siente una situación de exilio, de destierro, como la que vivió el pueblo de Israel y que nos describe en la primera lectura”, añadió.

Recordó que la palabra de Dios no sólo se queda en contar el desastre de lo sucedido, sino en iluminar los acontecimientos que el pecado y la ausencia de Dios provocan en la vida. La palabra de Dios invita a la conversión, cambiar y salir del desánimo y aceptando a Dios en nuestra vida”.

Con referencia al Evangelio de San Juan que dice: “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno que crea en él sino que tengan vida eterna”, reflexionó que Dios no quiere que perezcamos, sino que tengamos vida que no acaba, una vida que merezca la pena, una vida con sentido, una vida que se ilumine con el amor de Dios, para que en medio de las tinieblas del mundo, “vivamos iluminados y con alegría interior y serenidad exterior”.

“El que mire a Jesús elevado en la cruz el que cree en él, tendrá lo que tiene Jesús, vida eterna. La luz vino al mundo y los hombres prefirieron las tinieblas…Es bueno preguntarnos ¿Estoy eligiendo la luz o la oscuridad, la paz interior o la intranquilidad, la alegría o la tristeza?”, cuestionó. “El que obra mal no quiere saber nada con Cristo, será por eso que muchos se empeñan en eliminar a Cristo de la sociedad porque obramos mal, y no queremos que nos acuse, quien obra bien ama la luz, amemos la luz, amemos la verdad”, sostuvo.

Texto: Esther Rojas – Periodista CEB
Foto: Rommy Suarez-Periodista del Vicariato del Beni en marcha

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