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Obispo de Aiquile en su visita pastoral: “Me siento contento, feliz, con la alegría de poder llevarles un mensaje de paz, de amor y de esperanza”

Prensa CEB 23.10.23.- Con gran alegría, el obispo de la Prelatura de Aiquile, Mons. Jorge Herbas Balderrama OMF, comparte sobre su visita pastoral a las poblaciones de Pocotaica, Sik’imira, Vila Vila y Mizque: “Siempre es una alegría encontrarse con la gente”.

La Prelatura de Aiquile abarca las provincias de Mizque, Campero y Carrasco del departamento de Cochabamba, y las poblaciones de Pocotaica, Sik’imira, Vila Vila y Mizque son todas distantes de la ciudad –en transporte público entre 3 y 4 horas–, cercanas a las Diócesis de Cochabamba y Potosí.

El obispo describe estas poblaciones con clima seco, de mucho calor, donde la escasez de agua ha golpeado fuertemente. Asimismo, con gente muy cariñosa que lo recibió con cariño, alegría y el deseo de encontrarse.

El Mons. Herbas celebró, junto a las familias, bautizos, primeras comuniones y confirmaciones. “Siempre es alegría encontrarse con gente; yo experimento, en primer lugar, alegría de encontrarme con ellos, porque veo su acogida sincera, fraterna, calurosa, me siento contento, feliz, con la alegría de poder llevarles un mensaje de paz, de amor de esperanza”.

La autoridad eclesial, antes de administrar los sacramentos, toma un tiempo para conversar con ellos y darles aliento: “Es una emoción pastoral (se podría decir), encontrando hambre y sed de Dios, llegar para poder darles estos medios que ellos tanto desean para su santificación y crecimiento en la fe. Me siento realizado estando con la gente humilde, con la gente del campo”.

El obispo considera que los frutos de estas visitas consisten en la organización de las comunidades con los catequistas y religiosas, los aprendizajes que reciben niños y jóvenes, y el deseo de acercarse a Dios que tienen las familias. Destaca, además, que fue posible que se confesaran en su lengua materna, el quechua, lo cual le da mucha alegría al obispo.

El Mons. Herbas destacó el liderazgo de la juventud en la preparación de los Sacramentos y se alegró de que los jóvenes hablen quechua y español, porque esto muestra también que están bien preparados.

Entre las anécdotas, el Mons. Jorge Herbas indica que al regresar de la última población se le hizo tarde porque tuvo muchas confesiones, y el fuerte viento y lluvia lo obligó realizar un camino tortuoso, él solo, además que se le había perforado la galonera de combustible con el movimiento y no hay gasolineras durante el camino, que es estrecho y con muchas subidas y bajadas; sin embargo, confiando en Dios, pudo superar esas dificultades y llegar a Aiquile para continuar celebrando las confirmaciones.

Las visitas pastorales, según relata el obispo, dejan un mensaje de esperanza: que, pese a las distancias, a no ser visitas tan frecuentes, la gente vive su fe en la pobreza, no abandona su fe católica, tiene una identidad enraizada y tiene como base y fundamento su vida cristiana. “En esa su sencillez y humildad, viven su fe”.

“Me gusta administrar el Sacramento de la Confirmación personalmente”, expresa el Mons. Herbas, quien afirma sentirse contento de tomar esta oportunidad para conocer a los jóvenes y señoritas, y que ellos también puedan conocer al obispo. Es una ocasión para compartir la celebración y transmitirles el mensaje de fe, esperanza y llamarlos a dar testimonio de su fe.

Estas visitas pastorales, para el Mons. Herbas, son un tiempo para “seguir trabajando, no rendirnos. Hay que dar más que recibir”. Aunque reconoce la preocupación por las necesidades de la gente, que en este momento tienen el problema del desabastecimiento de agua potable y problemas de salud. El obispo ve de qué manera puede colaborar con estas situaciones y coordina con algunas instituciones algún tipo de ayuda.

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