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Monseñor Juan Carlos Huaygua llama a la comunidad católica, a la renovación de la fe en la solemne Misa Crismal de la Diócesis de Coroico

Prensa CEB 22.3.2024.- Monseñor Juan Carlos Huaygua, Obispo de la Diócesis de Coroico en la solemne Misa Crismal que celebró en la Catedral San Pedro y San Pablo, hizo un llamado a la comunidad católica para la renovación de la fe en Jesucristo y la comunión sacerdotal, en la consagración del Santo Crisma y la bendición a los óleos de los catecúmenos y de los enfermos.   

También los sacerdotes de la Diócesis renovaron sus promesas realizadas el día de su ordenación sacerdotal. La Santa Misa, contó con la asistencia de autoridades eclesiales, de la Arquidiócesis de La Paz: Mons. Percy Galván, Arzobispo y los obispos auxiliares, Mons. Pedro Fuentes, Mons. Basilio Mamani, Mons. Luis Durán, Mons. Pascual Limachi

“Es un motivo de gozo y alegría reunirme con mis sacerdotes, esta celebración es la expresión de la unidad y la comunión importante  en una Diócesis  para cumplir el plan que Dios nos ha confiado,  la extensión del reino de Dios”, transmitió con regocijo Monseñor.

Reflexionó la lectura del evangelio de Isaías referido a la unción del Espíritu Santo. “En el evangelio de Dios hemos escuchado que el espíritu de Dios está sobre nosotros, para anunciar, para consolar”.

“El texto bíblico habla de Jesús, nosotros como representante de Jesús, desde nuestro bautismo, desde la ordenación sacerdotal, el espíritu de Dios está con nosotros, está en nosotros y nos ha ungido; para que nosotros anunciemos ese mensaje de esperanza, ese mensaje de salvación, para consolar a los decaídos, para fortalecer a los tristes…no es una tarea fácil”, compartió.

Señaló que este último tiempo se presenta  situaciones adversas, como los efectos del cambio climático. “El año pasado hemos tenido un sequía prolongada en muchas de nuestras poblaciones, no había agua, incluso muchos sacerdotes tenían que ir a buscar el agua  a lugares lejanos. Junto a las sequias hemos enfrentado las quemas de bosques, días enteros hemos visto arder nuestra naturaleza, con tristeza y con impotencia, afectando a viviendas, cultivos, y a la salud”.

“Ahora la lluvias torrenciales en diferentes comunidades, tristemente hemos visto muchas de nuestras poblaciones inundadas derrumbes de casas y se han quedado sin nada. A eso se suma otros problemas sociales que vive el país y cada una de nuestras Diócesis esta para ayudar y dar esperanza, no es fácil, requiere de mucha fortaleza, de parte de nosotros, pero esa fortaleza viene del Espíritu de Dios”, indicó.

Destacó que ese espíritu guía la vida sacerdotal, su misión. “Es importante para todo cristiano orar, pero de modo muy especial para el sacerdote, no puede pasar un solo día sin que nosotros oremos, sin importar el cansancio y las penas, debemos estar íntimamente unidos a Cristo, y es el quien sabrá fortalecernos particularmente cuando el desánimo llega a nosotros, experimentamos los problemas que todos experimentan, y en ese desanimo está el espíritu de Dios para fortalecernos”.

“En este trabajo que es un servicio, no estamos solos, somos una comunidad, a veces nos toca estar solos en lugares difíciles, tenemos el apoyo de la comunidad, hemos sido enviados en comunidad a la misión y hacemos nuestro servicio en nombre de la comunidad que nos envía y lo tenemos que hacer con ilusión. Cuando Jesús llamo a sus apóstoles, nos llamó para ser pescadores de hombres…hay que remar adentro en las aguas donde puede haber tempestades, donde no hay nada a veces, pero  es ahí donde hay que escuchar al Maestro, que nos dice que echemos las redes del otro lado, es cambiar métodos, es cambiar formas, a veces lo aprendido no funciona, ese escuchar al Maestro, puede que te desanimes,  pero no hay que  hacerlo, no hay que temerle a la adversidad”, exhortó.

Texto: Esther Rojas – Periodista CEB
Fotos: Prensa CEB

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