Mons. Gualberti: “La mamita de Cotoca nos llama a escucharnos, reconciliarnos y caminar juntos entre todos los bolivianos”
Prensa CEB 08.12.2022.- El Arzobispo Emérito de Santa Cruz, Monseñor Sergio Gualberti presidió la misa de fiesta de la Patrona del oriente boliviano, hoy jueves a las 08:00 de la mañana.
Desde el Santuario, Mons. Gualberti señaló que, hay una urgente necesidad de escucharnos, reconciliarnos y caminar juntos entre todos los bolivianos. No hace falta que haga ejemplos, todos estamos sufriendo desde mucho tiempo por los enfrentamientos.
María Inmaculada es el testimonio vivo del plan divino de salvación, de la nueva creación, en la que nosotros seres humanos podemos alcanzar la vida plena y gozosa en la luz divina y tener una relación de fraternidad, serenidad y paz con los demás y en comunión filial con Dios Padre, dijo el Arzobispo Emérito desde Cotoca.
Para la Virgen María, el hecho de haber sido preservada por el pecado ha sido el punto de partida de su vida, en cambio, para nosotros y para la Iglesia, es el punto de llegada. Nuestro destino es de llegar a ser un día «sin mancha ni arruga, sino santos e inmaculados», siguiendo el camino que ella nos ha indicado, dijo el prelado.
De la misma manera Mons. Sergio aseguró que, “La Mamita nos llama a escucharnos y a caminar juntos”. En todos los ámbitos de nuestra vida, hay extrema necesidad de escucharnos, de reconciliarnos y de caminar juntos hacia la casa del Padre, nuestra meta definitiva. Escuchándonos desde ya al interior de la familia y la comunidad y toda la sociedad.
Homilía de Mons. Sergio Gualberti, Arzobispo Emérito de Santa Cruz
Estamos en pleno Adviento, el tiempo que la Iglesia nos ofrece para prepararnos a revivir la Navidad, el misterio del Hijo de Dios que se ha hecho hombre para salvarnos. Nadie, mejor que la Virgen María, la figura central de la espera gozosa del Jesús que tenía en su vientre, puede decirnos como recibirlo también nosotros en nuestro corazón y en nuestra vida.
Y en estos días del nacimiento de Jesús, celebramos con mucha alegría la solemnidad de la Inmaculada Concepción de María, que en este santuario veneramos, con tanto cariño, como la mamita de Cotoca.
La Inmaculada Concepción significa que Dios ha hecho a María el privilegio más grande de toda otra creatura humana, la ha preservado libre de todo pecado desde el primer momento de su concepción en el vientre de su madre.
Ella ha sido resguardada de la herida del mal que afecta a lo más hondo de todo ser humano, en ella el pecado no tuvo ningún poder.
El pecado es la causa de todos los males de la humanidad entera, odio, divisiones, rencor, guerras, dolor y la misma muerte, es lo peor que podía pasar a la humanidad y que ha mellado nuestra felicidad y la dignidad de hijos de Dios.
Hoy estamos contentos porque ha hecho este don a María y porque la ha elegido para que colabore al plan divino de salvación que nos atañe. Ella recibió la llamada de Dios a través del Ángel que inesperadamente la visitó en su humilde casa de Nazaret y le saludó con esas palabras sublimes: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».
«Alégrate», la llegada del Señor en nuestra vida trae siempre alegría, con él cobra sentido todo lo que se vive, tanto los momentos felices y serenos, como los dolorosos y sombríos.
Llena de Gracia: gracia no solo porque María ha sido objeto de una elección particular y permanente de parte de Dios, sino porque participa de la misma gracia divina, de su amor y su vida. «En previsión de los méritos de Cristo», María es la «agraciada», la Inmaculada, la Purísima, sin sombra de pecado. Y no podía ser de otra manera, ya que en su ser iba a tomar carne el hijo de Dios, la gracia y él sin pecado por excelencia.
María Inmaculada es el testimonio vivo del plan divino de salvación, de la nueva creación, en la que nosotros seres humanos podemos alcanzar la vida plena y gozosa en la luz divina y tener una relación de fraternidad, serenidad y paz con los demás y en comunión filial con Dios Padre.
Para la Virgen María, el hecho de haber sido preservada por el pecado ha sido el punto de partida de su vida, en cambio, para nosotros y para la Iglesia, es el punto de llegada. Nuestro destino es de llegar a ser un día «sin mancha ni arruga, sino santos e inmaculados», siguiendo el camino que ella nos ha indicado.
En la novena de este año 2022, hemos orado y meditado a partir del lema: “La Mamita nos llama a escucharnos y a caminar juntos”. En todos los ámbitos de nuestra vida, hay extrema necesidad de escucharnos, de reconciliarnos y de caminar juntos hacia la casa del Padre, nuestra meta definitiva. Escuchándonos desde ya al interior de la familia y la comunidad y toda la sociedad.
Pensemos a las situaciones de tensión que se viven en tantos hogares nuestros y que amenazan con echarlos abajo: incomprensiones, desconfianzas, peleas y divisiones.
Y como siempre las víctimas son los más débiles e indefensos, los niños o los ancianos.
Ni que decir respecto a la urgente necesidad de escucharnos, reconciliarnos y caminar juntos entre todos los bolivianos. No hace falta que haga ejemplos, todos estamos sufriendo desde mucho tiempo por los enfrentamientos.
No se sabe y no se quiere escuchar al otro, no dialogamos, se asumen poses prepotentes y se recurre a la violentas para imponer sus propios pensamientos e intereses, dejando a un lado el bien común. En esta situación, ¿cómo es posible caminar juntos, hacia un país justo y en paz?
Hoy pedimos a la Mamita que toque el corazón de todos los nosotros bolivianos, que aprendamos a escucharnos, a portarnos como hermanos, a reconciliarnos, y a perdonarnos. Qué sepamos perdonar y sepamos pedir perdón.
No hay otro camino para mirar con serenidad y esperanza el surgir de nuevos días en Bolivia.
En María y en su hijo Jesús, en quien creemos y confiamos no solo nos lo pide insistentemente, nos lo manda.
Nuestra meta es lograr amar como Él ha amado, solo así podremos construir juntos un futuro duradero de amor, armonía y paz.
Qué la Mamita nos conceda esta gracia y nos lleve de su mano amorosa de Madre, hacia el encuentro con el Niño Dios que vuelve a nacer para traernos amor, vida y paz. Amén
Fuente: https://campanas.iglesiasantacruz.org/