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Regalemos amor permanente, desinteresado y salvífico al departamento de La Paz

Prensa CEB 10.07.2022.- A pocos días de celebrar el Aniversario de la ciudad de La Paz, este próximo 16 de julio, el Arzobispo, Mons. Percy Galván, alentó a la feligresía a vivir un amor al estilo de Jesucristo, que aprendió del ejemplo de María Santísima y regalar a la ciudad de La Paz este amor permanente, desinteresado y salvífico.

Las lecturas de este domingo 10 de julio, recuerdan que se debe amar al prójimo, con un amor al estilo de Jesucristo.

Mons. Galván señala que este amor no solo hay que sentirlo, sino hacerlo sentir. Empezar cada uno a la luz de nuestra fe, a la luz de la Madre Santísima, en la advocación de Nuestra Señora del Carmen, porque Jesús aprendió a amar de su madre, María, como los niños ahora aprenden de su mamá y de su papá.

El Arzobispo recuerda que para amar y demostrar ese amor al prójimo es necesario hacer una revisión de la vida, sembrar firmes las raíces de nuestra propia cultura, de nuestro país, de nuestro amado departamento de la ciudad de La Paz. Por ello, es importante conocer de dónde venimos, cuál es nuestro origen.

“A la luz de nuestro Señor, iluminados por el Espíritu Santo y a ejemplo de María, amemos lo que somos”, animó el Arzobispo, invitando a no envidiar otras culturas y conocer nuestra realidad para amarla.

Con un fragmento de cumpleaños feliz, se cantó al departamento de La Paz, oportunidad en la que Mons. Percy, alentó a regalar a La Paz, un amor permanente, como el del Buen Samaritano, que acude al herido como una práctica permanente.

Un amor desinteresado, que no busca su interés, sino el bien de nuestra ciudad, departamento y cada uno de sus habitantes. El Buen Samaritano pagó y cuidó sin esperar nada a cambio, ese es el amor que debemos regalar como Católicos donde vayamos.

Un amor salvífico, el maestro de la ley le pregunta al Señor “¿qué debo hacer para salvarme?”, “amar a tu prójimo”, es la respuesta de Jesús que Mons. Galván pide hacer sentir. Deseando que las autoridades nacionales y departamentales pongan un poquito de amor que les permita tener compresión y les permita perdonar y no ser como pueblo de Dios “jueces condenadores” entre nosotros.

“Que se regale el amor de Cristo a cada uno de nuestros paceños… ¡Qué viva nuestra ciudad de La Paz, qué viva nuestro departamento, qué viva nuestro amor Católico!” exclamó el Arzobispo junto a los presentes al concluir su homilía.

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