PRENSA CEB13.07.22.- En la primera jornada de la Asamblea Extraordinaria del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam), monseñor Lucio Ruiz, secretario general del Dicasterio para la comunicación de la Santa Sede, hizo un análisis detallado de cómo avanza la reforma de la comunicación en la Iglesia.
Con la ponencia “La comunicación en el Vaticano, la revolución del Papa Francisco”, el sacerdote argentino ha puesto en el horizonte la importancia de las tecnologías de la información y comunicación para inculturar el Evangelio.
“Pensar en la reforma de la Comunicación es simplemente contextualizar, en su ámbito natural, el Evangelio con la Cultura. Se trata solamente de observar la cultura contemporánea, estar “en concordancia” con el hombre contemporáneo, y querer transmitir el Mensaje del Señor con su lenguaje en sus lugares”, apostilló.
Superar la praxis instrumental
Ruiz, citando Evangelii Nuntiandi, ha planteado que “este problema de cómo evangelizar es siempre actual, porque las maneras de evangelizar cambian según las diversas circunstancias de tiempo, lugar, cultura”.
Por eso, plantean casi un desafío “a nuestra capacidad de descubrir y adaptar. A nosotros, Pastores de la Iglesia, incumbe especialmente el deber de descubrir con audacia y prudencia, conservando la fidelidad al contenido, las formas más adecuadas y eficaces de comunicar el mensaje evangélico a los hombres de nuestro tiempo”.
Así la reforma “está pensada en términos de una nueva concepción de la Misión de la Comunicación, es decir, como parte integrante de la Misión de la Iglesia”, por ende, “el gran reto de la reforma para la comunicación reside en el hecho de erradicar la percepción y la praxis instrumental”.
El objetivo es lograr “una visión teológica de la comunicación, en la misma Misión de la Iglesia, que nace para anunciar el mensaje fino a los extremos confines. Es este el gran reto, porque mientras la visión sea simplemente tecnológico/practico, es decir, la comunicación como la fotocopiadora grande y distribuida, para hacer y distribuir, mis trabajos y pensamientos nunca entrará en los procesos ni de evangelización ni de gobierno”.
Fuente: ADN Celam