Mons. Aurelio Pesoa alienta a no dejar que los conflictos nos arrebaten el bien, la fe y la esperanza
Prensa CEB 07.08.2022.- Mons. Aurelio Pesoa Ribera, Vicario Apostólico del Beni y presidente de la Conferencia Episcopal Boliviana, durante su homilía proclamada la mañana de este 7 de agosto, afirmó que, “Con Jesús podemos decir hoy: felices los que están despiertos y vigilantes porque no se dejaran arrebatar por el bien a ellos encomendado. El mal asecha siempre, no dejemos que los conflictos y el descuido en la solución de los problemas nos arrebaten el bien, la fe y la esperanza”.
A su vez pidió recordar que a todos se nos ha confiado una tarea, una misión concreta, y el Señor por ellas nos pedirá cuentas: “al que se le dio mucho, se le pedirá mucho; al que se le confío mucho se le reclamara mucho más”.
Domingo 19 Ordinario
LC. 12, 32 – 48
Homilía Mons. Aurelio Pesoa
07 de agosto de 2022
ESTEN ATENTOS Y PREPARADOS
- Jesús sigue su camino misionero en compañía de muchos que le siguen, sus palabras son de esperanza y de vida, Él tiene palabras de vida eterna. Jesús enseña y previene como se debe esperar la segunda venida del Mesías, es decir, cómo esperar el final de los tiempos.
Se ocupa de prevenir sobre dos aspectos que se apoderan y endurecen el corazón humano, enseña cual debe ser la 1. Actitud frente a las riquezas. Y la segunda previene sobre la vigilancia y la fidelidad, con todos los bienes que el Señor nos ha encomendado.
Esto es un llamado a la responsabilidad, principalmente a aquellos que tienen un cargo, sea en la Iglesia, en la vida civil. La parábola hoy nos recuerda la vigilancia y la fidelidad a la que estamos llamados, pero principalmente a aquellos a quienes se les ha encomendado alguna responsabilidad. A todos, un día, se nos pedirá cuentas de la responsabilidad encomendada.
Pienso en lo que ha sucedido más allá de nuestras fronteras, lo que está aconteciendo en la Iglesia de Nicaragua. Y en los días pasados de nuestro país: los entrenamientos de Guarayos y San Ramos Ñuflo de Chávez, la persona que fue roseada con gasolina y le prendieron fuego. Y lo más cercano a nosotros el bloqueo de caminos en San pedro nuevo.
- Es primer discípulo que llamo el Señor, Pedro, que se atreve a preguntar: “Señor, ¿esta parábola la dices para nosotros o para todos?”, él necesita saber cuál debe ser el comportamiento de discípulo ante el llamado a la vigilancia y la fidelidad en la espera del Señor.
Y es que el tiempo de espera y la responsabilidad del discípulo son dos aspectos que señala la parábola de Jesús: “Al que se le dio mucho, se le pedirá mucho; y al que se le confío mucho, le reclamara mucho más”, de aquí que emergen las preguntas que requiere una respuesta muy personal: ¿qué hago para ser más justo y habitable este mundo? ¿estoy preparado para la segunda venida de Cristo?.
Lo que proporciona seguridad al cristiano es que tiene un Padre bueno, compasivo y misericordioso con el hombre. El tesoro más grande y de mayor valor que el hombre ha recibido y puede acumular y dejar como la grande herencia son las buenas obras.
Así pues, el tesoro inigualable no es el de este mundo pasajero, el tesoro de este mundo está expuesto a la envidia, al celo y a tantos peligros que puede dañarse, robarse y destruirse.
- Si el tesoro mayor es el Bien, hecho con generosidad, este estará lleno de compasión, misericordia, justicia, paz, tolerancia, caridad, diálogo, nos dice hoy el Señor: “Por qué allí donde tengas tu tesoro tendrás también tu corazón”. Para no ser perturbado por el maligno es necesario estar atento y despierto, el maligno rechaza el bien y busca eliminarlo. Con Jesús podemos decir hoy: felices los que están despiertos y vigilantes porque no se dejaran arrebatar por el bien a ellos encomendado. El mal asecha siempre, no dejemos que los conflictos y el descuido en la solución de los problemas nos arrebaten el bien, la fe y la esperanza.
Una vez más es bueno recordar que: a todos se nos ha confiado una tarea, una misión concreta, el Señor por ellas nos pedirá cuentas. La palabra de hoy nos recuerda que debemos actuar con responsabilidad. Si así hacemos se nos confiara más. Por eso: “al que se le dio mucho, se le pedirá mucho; al que se le confío mucho se le reclamara mucho más”.
En nuestro peregrinar por este mundo no dejemos que nos quiten la fe y la esperanza Así sea.