Los ejemplos de cardenal que propone el Papa Francisco
Prensa 29.08.2022.-
Por Rixio G Portillo Ríos / Profesor e investigador en la Universidad de Monterrey
En el octavo consistorio para la creación de cardenales, Francisco propuso la figura de dos purpurados que aunque tienen en común el cardenalato, son diametralmente distintos. El Papa se refirió específicamente a Agostino Casaroli y François-Xavier Nguyễn Văn Thuận, como modelos de esa iglesia de apertura y en salida, que vislumbra para el futuro.
Por ello, vale la pena detenerse en estos personajes como ejemplos precisos del pensamiento poliédrico, y de lo que denomina Massimo Borghesi, la ‘complexio oppositorum’ (coincidencia de lo opuesto) (p. 292), en Bergoglio.
Diplomacia en persecusión y comunismo
Casaroli, destacado diplomático, fue Secretario de Estado desde 1979 hasta 1990, durante varios pontificados y principalmente se le debe la estrategia denominada ‘Ostpolitik vaticana’. Esta consistía en buscar puntos de encuentros con gobiernos comunistas para reducir la persecución de cristianos y tratar por todos los medios asegurar una sana convivencia.
La ‘Ostpolitik vaticana’ fue el paso decisivo para evitar directamente la confrontación con regímenes comunistas, y buscó mecanismos de acercamiento que pudiesen ayudar a la sobrevivencia de la fe.
Según Stefan Glejdura, la ostpolitik vaticana tuvo como finalidad “salvar lo posiblemente salvable”, incluso con la incomprensión de los mismos católicos en el lugar, y “prolongar la vida cristiana y si fuera posible dejar otra semilla de supervivencia” (p. 203), en el caso extremo de que la persecución derive en martirio.
Evidentemente es una estrategia criticable, pero que desde la lógica de la promoción de la paz, busca por todos los medios la sindéresis en un conflicto, en el que el opresor, solo utiliza la lógica (ilógica), del uso de la fuerza.
El testimonio de una víctima del comunismo
Diametralmente opuesto está el segundo personaje que mencionó Francisco; el cardenal Văn Thuận, arzobispo en Vietnam desde 1975 hasta 1994, encarcelado y víctima de un régimen comunista durante 13 años, y condenado al aislamiento total durante nueve. Un ejemplo límite de resistencia y sobrevivencia.
Pero una resistencia de la misma línea de Casaroli, pues Văn Thuận no pretendía imponer con violencia su mensaje, eran diferente las razones que le movían. En su libro Cinco panes y dos peces hay un buen ejemplo de cómo el pequeño prisionero puso en práctica la ‘diplomacia’, enraizada en el Evangelio:
“Era muy difícil para mis guardias comprender cómo se puede perdonar, amar a los enemigos, reconciliarse con ellos:
Guardias: -¿De veras nos ama?
Văn Thuận: -Sí, os amo sinceramente.
Guardias: -¿A pesar de que le hacemos daño?. ¿Aun sufriendo por haber estado tantos años en prisión sin haber sido juzgado?
Văn Thuận: -Pensad en los años en que hemos vivido juntos. ¡Realmente os he amado!
Guardias: – Cuando quede en libertad, ¿no mandará a los suyos a hacernos daño, a nosotros o a nuestras familias?
Văn Thuận: -No, continuaré amándoos, aunque me quisierais matar.
Guardias: -Pero, ¿por qué?
Văn Thuận: -Porque Jesús me ha enseñado a amaros. Si no lo hiciera, no sería digno de llamarme cristiano” (p.54).
La profundidad de este testimonio posiblemente pase desapercibida por la prensa y la opinión pública, que solo quieren ver en el consistorio un cónclave adelantado, pero el camino señalado por Francisco a los nuevos cardenales, no es otro que el de la cruz, y el de la revolución verdadera del amor al enemigo. Sí, incluso del amor al que persigue.
Y este camino es solo de la mano con Jesús, “solo él conoce el secreto de esta magnánima humildad, de esta fuerza humilde, de esta universalidad atenta de los detalles”, ha dicho el papa.
Posiblemente sea una forma de entender los recientes gestos y palabras de Francisco, antes las penosas dictaduras latinoamericanas.
Fuente: ADN CELAM