09
Oct

Mons. Pesoa: La indiferencia, la discriminación, las drogas por los feminicidios, la injusticia, la corrupción, la mentira, el deseo del poder, son los males que aquejan hoy al ser humano

Prensa CEB 9.10.2022.- Monseñor Aurelio Pesoa Ribera, Obispo del Vicariato Apostólico de Beni y presidente de la Conferencia Episcopal Boliviana, en su homilía de hoy, reflexiona tomando el Evangelio de Lucas 17, 11-19 el “Saber ser agradecido”. En su oratoria indica, que en un país como Bolivia una gran mayoría dice llamarse católico pero, que se quiere desconocer la fe cristiana. También manifiesta que el acto de agradecer revela la calidad del corazón y que estamos equivocados cuando creemos que Dios tiene la obligación de sanar nuestras dolencias. “La Eucaristía es el sacramento que nunca debería pasar inadvertido por nuestra vida, por tanto: es por la que deberíamos dar siempre gracias a Dios”.

Exhorta también que, otros males no son la terrible lepra, sino otro tipo de males que hacen mucho daño, tanto como la enfermedad de la lepra en otros tiempos, «La Palabra de Dios nos invita a buscar al que es dueño de la vida para ser sanados de los males que aquejan hoy al ser humano, el mal de la indiferencia, de la discriminación, el terrible mal de la muerte, las drogas por los feminicidios, el mal de la falta de justicia, la corrupción, la mentira, la descalificación o del deseo de poder, etc.»

A continuación la homilía completa de monseñor Pesoa Ribera.

Domingo 28 Ordinario

Lc. 17,11-19

09 de octubre de 2022 ( C )

Saber ser agradecido

1.- El mensaje de la Palabra de Dios nos invita a reflexionar acerca de nuestra vida de fe. En un país, en donde una gran mayoría, dice llamarse católico, pero que pareciera que se quiere desconocer la fe cristiana de muchos.

Escuchamos en la primera lectura que: El funcionario fue obediente a las palabras del profeta Eliseo que le había ordenado: “Vete a bañarte siete veces en el Jordán; tu carne se restablecerá y quedarás limpio” podríamos decir que cada zambullida en el Jordán era un paso de fe y de confianza en la palabra de Dios.

Naamán el sirio, la gracia del milagro lo condujo a descubrir la gran generosidad y amor que Dios tiene con él al curarle, descubre que Dios no discrimina ni abandona: “su carne se tomó como la carne de un niño pequeño y quedó limpio”

El hombre sanado experimenta el poder y la gracias que proviene de lo alto, por eso responde con una profesión de fe: “Ahora conozco bien que no hay en toda la tierra otro Dios que el de Israel” Al mismo tiempo, el hombre curado muestra su gratitud con el profeta Eliseo; quiso hacer un regalo, que el profeta rechazó, no porque juzgara que no lo merecía, sino que había querido demostrar que quien hizo el milagro fue Dios, no el hombre. Dios le hizo nacer a una nueva vida.

2.- La Palabra del Evangelio de hoy nos presenta la actitud agradecida de unos de los hombres sanados de la lepra, el acto de agradecer revela la calidad del corazón. Sin embargo, a Jesús le dejó perplejo la ausencia de agradecimiento de los otros nueve leprosos, le agradó actitud agradecida del leproso extranjero. Y entonces Jesús le dice: “Vete tu fe te ha salvado”

Jesús le concede la gracia de obtener una gran curación y de sentirse liberado de aquella enfermedad, considerada como castigo de Dios, la curación es física y espiritual. Al mismo tiempo fue mostrarnos la gratitud, ante los done de Dios.

El pasaje evangélico de hoy nos hace ver la fe, que es una respuesta de suma confianza en la gracia de Dios que siempre está presente y lo puede todo.

En estos tiempos quizá nosotros los cristianos, nos sentimos con derecho y ciertos privilegios por haber recibido los sacramentos, por sentirnos parte de la Iglesia que creemos que Dios tiene la obligación de sanar nuestras dolencias.

 Muchas veces, personas menos religiosas que nosotros, pero de buen corazón están más prestas a agradecer cuando se encuentran con Dios.

Los leprosos piden a Jesús que se compadezca de ellos; piden la curación a Jesús. Él realiza el milagro y los envía presentarse al sacerdote, ordenaba la ley. Para los nueve la curación fue un acontecimiento ordinario según su derecho como pueblo judío.

Para el Samaritano fue el comienzo de una nueva vida de fe y seguridad en Dios que salva. Razón por la que retorna para dar gracias a Jesús, el leproso reconoce en Jesús a Dios. Para el Samaritano el milagro no es una simple curación física, sino la gracia de poder reinsertarse en la vida social de su pueblo.

Estamos llamado a no ser ingratos e indiferentes ante tanta bondad que Dios no hace cada día, sobre todo la persona de su Hijo Jesucristo que entregó su vida por nosotros.

Esto por medio del Hijo que nos dio el perdón de los pecados y la vida nueva que se nos da por medio de los sacramentos. El regalo más grande para el católico es el de la Santa Misa. La Eucaristía es el sacramento que nunca debería pasar inadvertido por nuestra vida, por tanto: es por la que deberíamos dar siempre gracias a Dios.

Como creyentes somos llamados a acercarnos y buscar a Dios, no solo por necesidad o interesadamente. La actitud de los leprosos, que se acercaron y rogaron a Jesús fue por Interés. A Dios no le gusta que el ser Humano lo utilice, a menos que sea para anunciarlo como el Dios que Salva y libera de todas las esclavitudes humanas.

4.- Los males de hoy no son la temible lepra, sino otro tipo de males que hacen mucho daño, tanto como la enfermedad de la lepra en otros tiempos. La Palabra de Dios nos invita a buscar al que es dueño de la vida para ser sanados de los males que aquejan hoy al ser humano, el mal de la indiferencia, de la discriminación, el terrible mal de la muerte, las drogas por los feminicidios, el mal de la falta de justicia, la corrupción, la mentira, la descalificación o del deseo de poder, etc.

Dios exige fidelidad y perseverancia. debemos recordar, que si bien es cierto es un Dios bueno, sin embargo, como nos dice hoy el Apóstol: “Si renegamos de Él, Él también renegará de nosotros, si somos infieles, Él es fiel, porque no puede renegar de sí mismo”

Ahora bien, finalmente debemos preguntarnos: ¿Soy agradecido y fiel con Dios, por tantos favores que he recibido? La respuesta la debe ser de cada uno. Por ello es importante que pidamos a Dios la gracia de ser agradecido por los dones que hemos recibido en el transcurso de nuestra vida. Así sea.

Author