Mons. Roberto Bordi Catinari, reflexiona a los misioneros en su artículo “El Misionero de Alma”
Prensa CEB 22.10.2022.- Bajo el título “El Misionero de Alma”, monseñor Roberto Bordi Catinari, Obispo emérito del Vicariato Apostólico del Beni, reflexiona a los misioneros llamándolos a salir a las periferias geográficas existenciales para llamar a todos a la conversión cristiana.
En las siguientes líneas la reflexión completa:
El misionero de alma, que lleva en el corazón el mismo deseo apremiante de Cristo, y su mismo amor para salvar a los hombres de la perdición eterna y de las consecuencias nefastas del pecado; buscará todos los medios necesarios para lograr la conversión a Dios de los hombres y los pueblos. Sabe que debe crecer en el amor de Dios para transparentarlo y testimoniarlo, como una luz en medio de las tinieblas. Entonces hace oración, meditación, penitencia; lucha para reprimir los vicios y pecados, y para adquirir las virtudes y la perfección cristiana, que hace creíble su predicación. Se esfuerza por compenetrarse de las verdades divinas y hacerlas vida en sí mismo, para anunciarlas con el ejemplo.
Se prepara intelectualmente para presentar la verdad cristiana con argumentos teológicos y racionales, con un lenguaje accesible e inculturado, mostrando siempre la consonancia y la conveniencia de la propuesta cristiana con los anhelos de felicidad verdadera del corazón humano. (de Pensamientos 54, n°79).
Los evangelizadores animados por una verdadera espiritualidad misionera, no se quedan esperando a los que buscan o no buscan la fe y la salvación; sino que salen a las “periferias geográficas y existenciales” para llamar a todos a la conversión cristiana. Están dispuestos a ir lejos de su casa y de su patria; a entrar en todos los ambientes humanos con su oferta de felicidad divina…
Jesús quiso que sus discípulos fueran pobres y desprendidos, que confíen en la providencia de Dios; que no pierdan tiempo por el camino; no busquen retribuciones, ni lujos, ni honores, ni privilegios; atiendan a los enfermos, comuniquen la paz y anuncien el Reino de Dios (cfr Lc 9,2-4; 10,4) Con esa espiritualidad se harán santos y santificará a los demás. (De Pensamientos 54, n°80)