Arzobispo: En este tiempo de tensión que estamos viviendo, no se encierren en sí mismos, abran las puertas del corazón ¡No tengan miedo!
Prensa CEB 30.05.2023.- “En este tiempo de tensión que estamos viviendo, no se encierren en sí mismos, abran las puertas del corazón ¡No tengan miedo!, pidió el Arzobispo de Santa Cruz, Mons. René Leigue Cesarí, este domingo 28 de mayo, fiesta de Pentecostés, desde la Catedral.
“Fiesta de Pentecostés, celebremos y estemos conscientes de que el Señor no se aparta de nosotros”
“Como humanos que somos podemos tener nuestras debilidades humanas, pero Dios viene para decirnos: Hay que ir adelante, yo estoy con ustedes”
“Levanten la cabeza, no caminen agachados, avergonzados o lo que sea cuando hay momentos tan complicados”
“Todos los que decimos ser seguidores de Cristo, tenemos la misión de anunciar y llevar buenas noticias”
Homilía de Mons. René Leigue – Arzobispo de Santa Cruz
Basílica Menor de San Lorenzo – 28-05-2023
“La Paz esté con ustedes”, es la frase que le dice Jesús a sus discípulos hoy.
Hoy celebramos la fiesta de Pentecostés, fiesta grande para toda la Iglesia, después de celebrar este tiempo pascual, que empezamos en la fiesta de la resurrección de nuestro Salvador, durante todo este tiempo, hemos escuchado la presencia de Jesús, en medio de su pueblo, con sus discípulos. Hoy estamos celebrando 50 días desde la resurrección, hasta hoy, eso es Pentecostés, y hoy celebramos esta fiesta, que es como el resumen de la pasión, muerte y resurrección de nuestro Salvador.
“Con la fiesta de Pentecostés nace la Iglesia, nace la misión de la Iglesia, nace nuestra misión, porque todos los bautizados formamos la Iglesia”
En todo este tiempo hemos estado escuchando las apariciones, lo que Jesús le iba indicando a toda la comunidad creyente y ¿qué pasa de aquí en adelante? De aquí en adelante empieza la misión de la Iglesia, es decir, hoy nace la Iglesia con la fiesta del Espíritu Santo, nace la Iglesia y ¿quiénes somos la Iglesia? Somos cada uno de nosotros, no es solamente el obispo, no es solamente el sacerdote, sino cada uno de nosotros, como hemos escuchado en la segunda lectura, San Pablo remarca esto, todos hemos sido bautizados con un solo Espíritu, así que, todos los bautizados formamos la Iglesia, por lo tanto, esta fiesta, es fiesta de nosotros, es fiesta de cada uno de nosotros. Hoy estamos de cumpleaños, lo han visto así ustedes, lo celebran cada año, hoy estamos de cumpleaños, fiesta de la Iglesia, el nacimiento de la Iglesia, y en este nacimiento de la Iglesia, es el nacimiento de la misión más que todo.
Hemos escuchado la primera lectura ¿qué pasó en ese momento cuando viene el Espíritu? Viene un viento fuerte, una ráfaga de viento, se posa sobre los discípulos, el Espíritu en forma de llama de fuego, es el signo que se hace presente en ese momento, luego los discípulos teniendo el Espíritu, empezaron a hablar en diferentes lenguas, pero todos se entendían, que bonito ese signo no, hablar en diferentes lenguas, pero que todos se entiendan ¿Qué significa eso? Que ahí se manifiesta el amor de Dios y el amor de nosotros a nuestro prójimo. El amor de Dios se manifiesta en que, a pesar de ¿cómo somos? ¿de dónde somos? ¿Qué cultura somos? Todos nos podemos entender, ahí se manifiesta el amor de Dios, entonces eso fue lo que pasó con sus discípulos y de ahí comienza todo lo que Jesús quería, la Misión.
“Todos los que decimos ser seguidores de Cristo, tenemos la misión de anunciar y llevar buenas noticias”
San Pablo compara a la Iglesia como el cuerpo que tenemos, la Iglesia es el cuerpo y Jesús es la cabeza. San Pablo dice, el cuerpo que tenemos nosotros, es lo mismo que la Iglesia, como se formó, como la quiso Jesús, por lo tanto, si nosotros somos conscientes de esto y de hecho lo vivimos, cuando un miembro del cuerpo sufre ¿sufre sólo esa parte del cuerpo? Todo el cuerpo sufre no, San Pablo quiere hacernos ver por ahí, cuando dice, el cuerpo es la Iglesia como tal, y quienes forman el cuerpo, nosotros, por lo tanto, dentro de ese cuerpo que es la Iglesia ¿cuántas veces vivimos con alegría? Y creo que la mayoría de veces estamos alegres, pero también hay momentos de tristeza, hay momentos de dolor, por lo tanto, ese cuerpo, es el que sufre todo, todos sufrimos y también todos nos alegramos cuando hay alegrías también. San Pablo nos quiere hacer ver eso, nosotros como cuerpo hacemos todo eso y vivimos de esa manera, todos somos Iglesia, todos somos bautizados en un solo Espíritu, y si lo vemos así de esta manera, la misión que tiene la Iglesia, el trabajo que le dio Jesús, todos estamos implicados a llevar una misión. Aquí no es solo ver si somos católicos, todos los que dicen ser seguidores de Cristo, todos tenemos esa misión, ser las personas que llevemos, que anunciemos buenas noticias.
Nos equivocamos, cometemos pecados, delitos, crímenes, pero no por eso la Iglesia se va a deshacer, ¡no!
La Iglesia, si lo vemos así, la Iglesia como un cuerpo, esta formado por personas como nosotros, con nuestras virtudes y con nuestros defectos, con nuestros pecados y también con los santos, es decir, en este cuerpo, en la Iglesia vemos estas personas, la Iglesia está formada por personas, la Iglesia es Santa y pecadora, porque está formada por nosotros. En algún momento estamos con el Señor, estamos cumpliendo con lo que Él nos dice, pero también nos equivocamos, cometemos pecados, cometemos delitos, cometemos crímenes, pero eso no significa que la Iglesia por eso se va a deshacer, ¡no!
“La Iglesia está formada por personas, y estamos llamados a ser perfectos y en esa búsqueda de Dios es donde a veces cometemos pecados”
La Iglesia está formada por personas y esas personas somos nosotros que estamos llamados a ser perfectos, eso dice Jesús y nos llama cada vez que nos habla, cada vez que escuchamos una lectura nos llama a ser perfectos, nos llama a ser santos y en ese camino, en ese recorrido, en esa búsqueda de Dios es donde a veces cometemos nuestros pecados, nuestros delitos, pero les vuelvo a repetir, eso no significa que aquí se acabó todo, ¡no!
“Cuando llegó el Espíritu Santo sobre los discípulos ellos estaban con las puertas cerradas por temor porque lo que pasó con Jesús, fue crucificado”.
Es hoy donde viene Jesús para decirnos, así como a sus discípulos: ¡Animo, la paz esté con ustedes! Cuando llegó el Espíritu Santo sobre los discípulos, ellos estaban con las puertas cerradas -eso nos dice el evangelio- estaban con las puertas cerradas, ¿por qué? no solo porque estaban orando, el Evangelio dice puertas cerradas por temor, por miedo, porque lo que pasó con Jesús no ha sido fácil para ellos, Jesús fue crucificado, fue víctima, fue matado. Y si eso hicieron con Jesús entonces ¿qué podían haber pensado los discípulos? Que van a hacer lo mismo con ellos ¿No?
“El Espíritu Santo viene a llenarlos a ellos de fuerza, para llenarlos de vida”.
Entonces como cualquier persona se encerraron y es ahí que viene el Espíritu, entonces el Espíritu viene para llenarlos a ellos de fuerza, para llenarlos de vida, ese soplo que hace Jesús sobre ellos sopla y les dice: Reciban el Espíritu Santo, les da misión, lo que ustedes perdonen será perdonado, los pecados que retengan quedarán retenidos, una misión tan grande que le da el Señor a los discípulos y ahí está retentada la Iglesia.
“Estamos llamados a eso, esa paz que dice el Señor: Que la paz esté con ustedes, como el Padre me envió así también yo los envío a ustedes”.
Entonces nosotros hermanos y hermanas, estamos llamados a eso, esa paz que dice el Señor: Que la paz esté con ustedes como el Padre me envió así también yo los envío a ustedes, que vayan y proclamen y anuncien y muestren con testimonio lo que han aprendido les dice Jesús a sus discípulos.
“En este tiempo de tensión que estamos viviendo, abran las puertas del corazón, no se encierren en si mismos, que el miedo no cunda en ustedes”.
Es lo mismo que nos dice a nosotros, este tiempo de tensión, de tantas cosas que estamos viviendo, la paz esté con ustedes y no se queden ahí, abran las puertas, abran las puertas del corazón, no se cierren en si mismos, que el miedo no cunda en ustedes, son momentos que se pasan, pero aquí está, esta fuerza que nos da el espíritu, es el Espíritu que nos da vida, es el Espíritu que nos mueve a nosotros, es el Espíritu que nos da ánimo, es el Espíritu que nos hace comprender muchas cosas -como dice Jesús- es el Espíritu que nos trae todos esos dones que vemos ahí, entonces nosotros estamos llenos de eso.
“Como humanos que somos podemos tener nuestras debilidades humanas, pero Dios viene para decirnos: Hay que ir adelante, yo estoy con ustedes”
¿Qué tenemos que hacer? Es poner en práctica, entonces dejemos el miedo a un lado y vamos adelante, no nos encerremos nosotros mismos y no entremos en duda de que ¿será que Dios está? ¿será que pasa esto? ¿será que lo otro? La certeza está en que nosotros como personas, como humanos que somos, podemos tener nuestras debilidades humanas, pero Dios viene para decirnos: Hay que ir adelante, yo estoy con ustedes y esa fuerza del Espíritu es la que nos da certeza de que el Señor no nos abandona, de que el Señor está con nosotros y de que quiere que nosotros lo sintamos así y sintamos esa fuerza, esa presencia de Dios en nuestras vidas y ese espíritu que nos da ánimo, que nos da vida, que nos da alegría.
“Levanten cabeza, no caminen agachados, avergonzados o lo que sea cuando hay momentos tan complicados”.
Entonces el Señor nos dirá hoy, levanten cabeza, no caminen agachados, avergonzados o lo que sea como lo podemos percibir cuando hay momentos tan complicados, el Señor nos dice: Ánimo, hay que ir adelante. El Espíritu, la misión que tienen…
“Fiesta de Pentecostés, celebremos y estemos conscientes de que el Señor no se aparta de nosotros”.
Entonces yo los animo hermanos y hermanas a que hoy en este día que celebramos esta fiesta del Señor, esta fiesta de Pentecostés, esta fiesta de nosotros, celebremos, y estemos conscientes de que el Señor no se aparta de nosotros.
“Confiemos en Dios y dejemos que este Espíritu dé fruto en nosotros”.
El Espíritu viene para eso, para darnos certeza de que no estamos solos, el Espíritu es vida, el Espíritu es el que nos mueve a nosotros por tanto confiemos en Dios y dejemos que este Espíritu dé fruto en nosotros, no nos guardemos también para nosotros nomás, y el fruto del Espíritu en la paz, en la alegría, en la convivencia entre nosotros, el respeto entre nosotros, en la comprensión entre nosotros, es el dominio de si mismo, esos son los frutos del Espíritu.
“Pongamos también nuestras fuerzas, nuestra disponibilidad para dejarnos guiar por el Espíritu”.
Por tanto, confiemos en el Espíritu y nosotros pongamos también nuestras fuerzas, nuestra disponibilidad para dejarnos guiar por Espíritu y que podamos dar esos frutos, la paz, alegría, la convivencia entre nosotros. Y María nuestra madre, ella siendo parte también de ese momento tan importante de Iglesia, cuando viene el Espíritu, ella está con los discípulos, que ella también nos acompañe como madre, es parte también de esta misión.
“No claven cabeza, no se queden ahí, cumplan y hagan lo que Él les dice”.
Esa misión que tiene también de estar a nuestro lado, de estar esos momentos de alegría, momentos bonitos que vemos, pero también en momentos de tristeza o momentos de dolor ahí está María también para decirnos: ¡vamos adelante! Y no claven cabeza, no se queden ahí, cumplan y hagan lo que Él les dice, María nos va indicando el camino para seguir a su hijo, confiemos en ella también este tiempo como madre, pues que ella nos acompañe, nos da la certeza de que no caminamos solos, va ella con nosotros y estamos caminando hasta su hijo que es que nos llama para la misión y para seguirle y serle fiel a Él.
Que así sea.
Fuente: https://campanas.iglesiasantacruz.org/