Sacerdotes de Santa Cruz celebraron la fiesta de Jesús, Sumo y Eterno Sacerdote
Prensa CEB 05.06.2023.- Este jueves 01 de junio, gran parte del clero de Santa Cruz, acompañado del Arzobispo, Mons. René Leigue, Mons. Estanislao Dowlaszewicz, OFM Conv, Obispo Auxiliar, Mons. Sergio Gualberti, Arzobispo Emérito y Mons. Braulio Sáez, Obispo Auxiliar Emérito, se congregó en media jornada de retiro espiritual para celebrar la fiesta de Nuestro Señor Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, celebración que también se realiza en muchos países hispanoamericanos, un jueves después de Pentecostés.
Nuestros Sacerdotes reflexionaron sobre “EL PRESBITERO, HOY”, el cual estuvo a cargo de Monseñor Braulio Sáez, Obispo Auxiliar Emérito de Santa Cruz.
Un año más nos reunimos para celebrar la fiesta de Jesús Sumo y Eterno Sacerdote y dar gracias por sentirnos llamados a seguirle en nuestro ministerio sacerdotal, que nos vincula con el de Jesús y proyecta en el mundo para ser su prolongación e instrumentos suyos para que El siga haciéndose presente, dijo el El obispo emérito al introducir su reflexión.
Así también Monseñor hizo hincapié en el momento de crisis que viven los sacerdotes hoy, estamos en boca de la gente por los casos de pederastia que se han dado a la publicidad. Nos duele reconocer estos hechos que no condicen con nuestra vocación de ser transparencia de Jesús. Pedimos perdón porque de alguna manera todos somos cómplices pues como dice San Pablo “cuando un miembro sufre todo el cuerpo sufre, y cundo un miembro se alegra todo el cuerpo se goza” (1 Cor 12, 12-27). No podemos ocultar nuestro pecado como Iglesia y sí, es importante tener la valentía de afrontarlo desde la debilidad. Nuestro encuentro de este año está marcado y enlutado por esta realidad que nos cuestiona y nos obliga a la revisión de nuestro actuar ministerial desde la fe, dijo Monseñor.
De la misma manera el prelado afirmó que, la respuesta de nuestro pueblo ha sido evidente: se ha escandalizado, porque denigra y ofende nuestra condición de consagrados y representantes de Cristo. Nuestro pueblo ve en el sacerdote la presencia de Jesús que pasó haciendo el bien, curando las lepras de los hombres y mujeres, alentando la esperanza de los marginados y los débiles y acogiendo a los indefensos, y entre estos, los más indefensos eran los niños.
Si algo conmovía el corazón de Jesús eran los niños a quienes bendecía y les ponía como modelos para entrar en el reino de la nueva vida que El vino a instaurar. “Si no se hacen como niños no entrarán en el reino de los cielos” (Mt 18, 3-4). El mal y las consecuencias que producen dichos atropellos solo lo saben quiénes se sienten afectados. Son vidas frustradas, rotas, traumatizadas que difícilmente pueden superar las heridas y las secuelas que dejan en su ser de personas. Estamos obligados a ver en los niños el reflejo de Dios que promueve la vida y la esperanza; y como pastores acompañarles, guiarles y poner en sus corazones las semillas de la fe.
Somos sacerdotes “segregados”; pero en el mundo y para el mundo. Decimos que cada vez el mundo que nos rodea es más “mundano”, es decir menos creyente, e invadido por la sociedad de consumo; no, no es fácil saber estar como personas y situar nuestra misión sacerdotal.
El Papa Francisco exhorta a los sacerdotes a guardar cinco cosas esenciales: “no pierdan la oración, no pierdan el dejarse mirar por la Virgen y mirarla como Madre, no pierdan el celo, traten de hacer algo por los demás gratuitamente, no pierdan la cercanía y la disponibilidad con la gente y no pierdan el sentido del humor” (Retiro a sacerdotes 2-6-2016). El Papa nos coloca ante un mundo donde tenemos que estar presentes, pero desde una postura de acogida, de cercanía, de benevolencia y misericordia, ante una humanidad golpeada por la inseguridad, la violencia y el abandono, y necesitada de amor y nos ofrece la práctica de la oración, el ejemplo de María y la cercanía con el dolor y el desamparo que viven tanta gente que necesita comprensión y una palabra de esperanza.
Luego de dialogo y la reflexión, alrededor de la Eucaristía los sacerdotes entregaron todas sus alegrías y tristezas y ofrecieron su ministerio como expresión de amor a Cristo quien es “sumo y Eterno Sacerdote”.
Esta celebración fue introducida en España en 1973 con la aprobación de la Sagrada Congregación para el Culto Divino y hoy se ha extendido en muchos países hispanoamericanos.
Los Presbíteros terminaron este retiro en un ambiente de profundo recogimiento espiritual en la ‘Hora Santa’ o ‘Adoración al Santísimo’. Antes de partir a casa, compartieron un sencillo almuerzo.
Fuente: https://campanas.iglesiasantacruz.org/