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Mons. Pascual Limachi: “si sembramos algo bueno en el corazón, hay que cultivarlo y cuidarlo para crecer”

Prensa CEB 23.07.23.- Este domingo 23 de julio, la Iglesia celebra la III Jornada Mundial de los Abuelos y los Mayores. En la homilía, el Mons. Pascual Limachi, obispo de Corocoro y obispo responsable de la Pastoral Familiar en la Conferencia Episcopal Boliviana, enseñó que “lo que en realidad destruye (a las familias) es la falta de amor, de interés y de sembrar buena semilla”, afirmó a tiempo de exhortar que sean los buenos sentimientos los que habiten el corazón.

El Mons. Limachi brindó su reflexión basado en el pasaje de Mateo 13,24-43, donde Jesús utiliza la parábola del trigo y la cizaña para transmitir el mensaje del cuidado del corazón.

La buena semilla en nuestro corazón

El obispo recordó que Dios nos ha dado a cada uno de nosotros las mismas oportunidades, las mismas capacidades de accionar y que “somos nosotros los que elegimos qué es lo que queremos o cómo queremos vivir esta vida”; más allá de las circunstancias las personas han sabido superase, porque decidieron dar lo mejor de ellos.

El Mons. Limachi dijo que “Dios así también nos dio una buena semilla”, que puede entenderse como los deseos que tenemos de crecer, de superar y mejorar en la vida. Pero que al no ser cuidadosos hemos dejado entrar en nuestra vida ideas contrarias al evangelio, “hemos dejado entrar en nuestra vida los antivalores que contaminan, envenenan nuestra existencia”.

Cuidar el corazón

El obispo instó a reflexionar sobre la importancia de cuidar nuestro corazón, ya que lo que cultivemos en él determinará nuestros pensamientos y acciones. “Cuando cometemos un error, lo que debemos hacer es confiar plenamente en la misericordia de Dios y disponerse a estar vigilantes para que no entre más cizaña en nuestro corazón. Estar vigilantes para que no entre más veneno en nuestra alma”, señaló.

En este sentido, pidió enfocarnos en sembrar y cultivar el amor, el perdón y la justicia que nos conducirá a una vida plena y fructífera: “Los sentimientos que tu tienes en tu corazón son los que van a ir guiando los pasos que tú vas a tomar, por eso, antes de tomar una decisión detente y revisa que hay en tu corazón y trata de sembrar buena semilla”, manifestó.

“Queridos hermanos, si sembramos algo bueno en el corazón, hay que cultivarlo y cuidarlo, va a crecer, porque si nos enfocamos en solo al arrancar lo malo, al hacer eso puede ser que solamente nos llenemos de violencia y de odio”, afirmó el Mons. Limachi.

Al concluir su homilía, la autoridad eclesial motivó a enfocarse en la virtud y no descuidar el verdadero trabajo, “que es sembrar buena semilla, crecer en los valores, en el amor, en el perdón confiando plenamente en Dios”.

HOMILÍA DOMINGO 23 JULIO DE 2023

MATEO 13,24-43

Hermanos, hoy escuchamos a Jesús que nos habla del trigo y la cizaña, nos habla de la paciencia del dueño, frente al apuro de los obreros que quieren arrancar la cizaña. No, que crezcan juntos que al final habrá separación, habrá selección.

Las parábolas son toda una enseñanza y lo más importante es que podemos aplicar en nuestra vida, porque es Dios que está hablando directamente a nuestro corazón.

En la primera parábola nos dice que unos trabajadores salen a sembrar buena semilla, pero en la noche cuando estaban dormidos vino un enemigo y sembró la cizaña

Dios, todo lo hace bien, Dios nos ha dado a cada uno de nosotros las mismas oportunidades, las mismas capacidades de accionar. Somos nosotros los que elegimos, que es lo que queremos o como queremos vivir esta vida. Las circunstancias no determinan nuestra vida. En la vida ha habido personas que han nacido y vivido en peores circunstancias, sin embargo, han sabido superase, porque ellos han decidido darlo mejor de ellos.

Dios así también nos dio una buena semilla. Esa buena semilla podemos entender como nuestro corazón, los deseos que tenemos de crecer, de superar y mejorar en la vida.

Dios ha puesto lo mejor en nuestro corazón, pero nosotros como esos trabajadores, nos dormimos y no estamos atentos, vigilantes, entonces llega el enemigo y siembra la mala semilla, la cizaña. Es decir que nosotros, por no vigilar, por no ser cuidadosos hemos dejado entrar en nuestra vida, ideas contrarias al evangelio, hemos dejado entrar en nuestra vida los antivalores que contaminan, envenenan nuestra existencia.

Sin embargo, Dios hace todo bien, fuimos nosotros por no estar vigilantes, por callar ante la injusticia, ante cualquier maldad, hemos dejado que la cizaña crezca en la sociedad, como también hemos dejado que crezca en nuestro corazón. Los seres humanos somos muy rápidos en querer solucionar los problemas, “Señor arrancamos la cizaña”. No, Dios sabe en qué momento lo va a separar, el dueño es el que decide y no nosotros. Por estar haciendo nuestra voluntad, cometimos tantos errores.

Cuando cometemos un error, lo que debemos hacer es, confiar plenamente en la misericordia de Dios y disponerse a estar vigilantes para que no entre más cizaña en nuestro corazón. Estar vigilantes para que no entre más veneno en nuestra alma.

Generalmente, somos muy rápidos para proponer una solución y no, nos damos cuenta, que a veces esa solución puede ser peor que el problema que tenemos ahora. Querer matar al pecador, dejar de hablar a esa persona, me voy de este grupo… nos molestamos enseguida, pero no, es mejor ir despacio. Mejor preguntarle a Dios, porque esa decisión puede ser, fruto de la cizaña que ha crecido en nuestro corazón. Mejor pregúntale a aquel que no tiene cizaña, o sea a Dios, que es lo mejor que podemos hacer, antes de separarte, antes de dejar el grupo, mejor preguntarle al dueño.

En la vida, nuestro trabajo es cuidar nuestro corazón, porque las cosas muy pequeñas, que nosotros recibimos en nuestro corazón van a crecer, los sentimientos que tu tiene en tu corazón, son los que van a ir guiando los pasos que tú vas a tomar, por eso, antes de tomar una decisión detente y revisa que hay en tu corazón y trata de sembrar buena semilla.

Lo que destruye las familias, no son los errores, los errores todo el mundo los comete. Lo que en realidad destruye, es la falta de amor, es la falta de interés, es la falta de sembrar buena semilla. Las dos cosas están en nuestro corazón, por eso mejor es no dormirse, no dejar que siga anidando los malos sentimientos en nuestro corazón, porque al final puede ser desastroso, no dejemos que nada malo entre en el corazón, más bien dejemos y alimentemos aquello que es bueno, de la palabra de Dios, de los sentimientos de Dios, del Espíritu, del amor, de la paz, de la justicia. La palabra de Dios dice que la semilla de mostaza es la semilla más pequeña de todos porque cuando crece se hace la más grande de las hortalizas. Una pequeña porción de levadura puede hacer que toda la masa se fermente.

Queridos hermanos, si sembramos algo bueno en el corazón, hay que cultivarlo y cuidarlo va a crecer, porque se nos enfocamos solo al arrancar lo malo, al hacer eso puede ser que solamente nos llenemos de violencia y de odio. No estoy diciendo que seamos permisivos, sino mejor es enfocarnos más en la virtud, no descuidar el verdadero trabajo que nos toca hacer en esta vida, que es sembrar buena semilla, crecer en los valores, en el amor, en el perdón confiando plenamente en Dios, veremos que habrá buena cosecha y abundante.

Que la palabra de Dios habite en nuestro corazón.

Amen.

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