“Ante todo, amar y servir”, no debe ser solo un slogan, sino una verdadera manera de vivir el cristianismo
Prensa CEB 2.08.2023.- Desde la parroquia San Ignacio de Moxos, (Capital folclórica del Departamento del Beni), y por los 334 años de Fundación, Mons. Aurelio Pesoa, obispo del Vicariato Apostólico del Beni y presidente de la Conferencia Episcopal Bolivia, presidió el Tedeum de la ocasión, solicitando que San Ignacio de Loyola interceda por toda la población del lugar y que aquel principio “ante todo amar y servir”, no sea solo un slogan, sino una verdadera manera de vivir el ser cristiano y en la situación que cada uno se encuentre.
Cada 31 de julio de cada año San Ignacio de Moxos, se recuerda al santo Patrono San Ignacio de Loyola y para tal ocasión se programó un solemne Tedeum que se oficia en la Iglesia misional y a la cual asistió toda la población, quien junto a las principales autoridades mojeñas e invitados especiales de otras provincias, rinden su homenaje con un acto religioso y cultural. El alcalde del lugar encabeza los actos protocolares recorren la plaza principal junto a la imagen del Santo Patrono San Ignacio de Loyola, acompañado de autoridades departamentales, provinciales, municipales, sectores sociales y la presencia de conjuntos folclóricos.
“Hemos escuchado la primera lectura hoy del libro de Deuteronomio que empieza diciendo “esto dice el Señor, mira que hoy pongo delante de ti, la vida y el bien, la muerte y el mal. Mira que hoy pongo delante de ti, la vida y el bien. Se habla primero del bien, que debería ser la característica de todo hombre y mujer que precie de llamarse cristiano, pero sobre todo de llamarse católico”, comienza su homilía Mons. Pesoa.
Agregó que desde el principio Dios quiso el bien y el bien es lo que debe primar en la vida de cada uno de nosotros, “ y Dios puso el bien cuando decidió crear por amor al ser humano, puso la semilla del bien”, dijo.
“Y por eso que la sagrada escritura en diversos lugares irá recordando al ser humano el bien y hoy cuando celebramos esta fiesta, nos recuerda una vez más, “mira que hoy pongo delante de ti, la vida y el bien”, por eso repito, el bien nunca debería ser mezquino, sino que el bien debería surgir de un sentimiento humano tambien cristiano, para ser derramado en la vida, de todas las personas, después viene el mal”, argumentó la autoridad eclesial.
En cuanto a la lectura que se escuchó el 31 de julio, el obispo dice que Dios es un Dios del bien y que el mal viene después, “pero no porque Dios lo haya creado, sino porque el ser humano lo vaya construyendo y ha dejado que anide en el corazón y en la mente de las personas, pero no fuimos hechos para el mal, fuimos creados para el bien”.
“El Evangelio que hemos escuchado, es la pregunta que nos hace hoy, cuando el Señor pregunta a sus discípulos, ¿qué dice la gente que soy yo? Hay diversas respuestas, pero hay una, la que es cierta y es la respuesta de Pedro, tu eres el hijo del Dios vivo y Jesús alaba aquella respuesta. Feliz eres Simón, hijo de Juan, porque aquello que acabas de decir, no ha venido solo por inspiración solamente humana o por inspiración divina”, reflexiona Mons. Pesoa.
334 años recibimos la herencia de la Fe
“La palabra de Dios debería guiar nuestra vida, 334 años de vida, en donde hemos recibido nosotros una herencia única, la herencia de la fe, la herencia del bien, a nosotros nos corresponde ser cultivadores, pero sobre todo sembradores del bien, el mal no debería existir”, recalca el obispo.
Recordó Mons. Pesoa que, la figura del santo de Loyola después de su enfermedad descubrió quién era para él Jesús él decidió seguirle y entregar su vida para predicar el bien y más con aquel principio, ante todo Amar y servir, “solamente aquel que ha descubierto a Dios y lo ha hecho parte de su vida es capaz de hablar y de decir, aquello que quiere y aquello que ha vivido, por eso, ante todo, “Amar y servir”. Amar al prójimo y servir al prójimo”.
“Creo que 334 años de vida de nuestro pueblo es una invitación a que renovemos nuestro compromiso de buscar y vivir no solo humanamente nuestra vida, sino vivirla humana y cristianamente para que tenga alma y para que tenga vida”, dijo.
La autoridad eclesial, solicitó a los feligreses pedir a Dios que conceda, así como lo hizo San Ignacio de Loyola, la gracia de descubrirlo y buscar testimoniar con la vida, en el servicio que cada uno realiza.
“Los del cabildo, como cabildo, las autoridades, como autoridades, allí estamos llamados cada uno, los eclesiásticos como eclesiásticos hacer presentes a ese Dios. Nosotros, hombres y mujeres de estos tiempos, debemos ser la respuesta a este mundo dolorido y lastimado por los errores y las equivocaciones que va tomando decidiendo y alentando al ser humano”, indica.
Y al concluir su homilía, Mons. Pesoa, manifiesta, “que Ignacio de Loyola, interceda por todos nosotros y que en su intercesión, la sintamos siempre en nuestra vida, con esa gracia que Dios derramó sobre él y que quiere derramar sobre cada uno de nosotros para que de verdad aquel principio de la vida de Ignacio de Loyola, ante todo amar y servir, no sea solamente un slogan sino que sea de verdad una manera de vivir nuestro ser cristiano, en la situación que cada uno nosotros, nos toca desarrollar. Que Dios los acompañe, que Ignacio de Loyola sea el que interceda por nosotros. ¡Así sea!”, concluyó.