Mons. Coter: “Frente a los migrantes, vivir el espíritu de acogida es el desafío del cristiano”
Prensa CEB 24.09.2023.- Hoy, desde la Parroquia Nuestra Señora de la Anunciación, en Condebamba, Cochabamba, el Mons. Eugenio Coter, obispo del Vicariato Apostólico de Pando y Administrador Apostólico de Reyes, reflexionó sobre el servicio a los demás y la situación de los migrantes, exhortando a vivir el espíritu de acogida y trabajar porque nadie tenga que migrar.
Este llamado se da en el marco de la 109ª Jornada Mundial del Migrante y Refugiado, en la que el Papa Francisco invita a que ninguno tenga que migrar por las necesidades de la guerra, inclemencias de la naturaleza o por la malísima y pésima gestión de las políticas y de las administraciones públicas. “Que migrar pueda ser una decisión libre y no sea fruto de las necesidades”, señaló el obispo.
Recordó que Jesús mismo fue un migrante: “Por razones políticas ha tenido que refugiarse como otros, escapando a la decisión del poder político de aniquilarlo, y sigue habiendo las personas que han tenido que escaparse a la realidad de muchos países, esto de verdad es triste”, dijo la autoridad eclesial remarcando que, aún hoy, muchas personas se ven obligadas a huir de sus países debido a diversas razones.
El obispo Coter, llamó a vivir el espíritu de acogida y trabajar para que nadie se vea forzado a migrar debido a la falta de oportunidades o a condiciones adversas: “Frente a los migrantes, vivir el espíritu de acogida es el desafío del cristiano, pero también trabajar porque nadie tenga que migrar, y comprometernos, y apoyar todo lo que facilita el hecho de que ninguno tenga que escaparse ni migrar”.
La paga será la alegría que ya vivo ahora, sin esperar a llegar al cielo
En su comentario sobre el Evangelio del día (Mt 20,1-16), en esta parábola, Jesús narra la historia de un propietario de una viña que, a lo largo del día, llama a diferentes jornaleros para trabajar en su viña, pero al final, paga a todos por igual, incluso a aquellos que solo trabajaron una hora.
El Mons. Coter destacó que esta historia puede parecer desconcertante a primera vista, los obreros que han trabajado todo el día sienten que la recompensa es injusta, y en lugar de alegrarse por el bien que ha ocurrido en la vida de los demás, se deja llevar por la envidia de los dones que los demás han recibido. El obispo advirtió que la envidia es un pecado espiritual del cual debemos pedir al Señor que libere el corazón.
“Mi corazón sabe alegrarse del bien en la vidas de las personas, si no me alegro de este bien quiere decir que mi corazón está enfermo”, manifestó y alentó a tener cuidado con que, “la envidia no entre en tu relación contigo mismo, con los demás y con Dios”, y añadió que se pone en entredicho el ser cristiano si lo que buscamos es la recompensa del paraíso.
“La lógica del amo de la parábola es que tengas en la vida todo lo que se necesita para darle sentido”, afirmó y llamó a todos los fieles a empeñarse en amar a los demás, porque la lógica de Dios consiste en “dar a cada uno lo necesario para que pueda responder a los desafíos de la vida” y si descubrimos este don recibido y lo entregamos, se llena nuestro corazón, “la paga será la alegría que ya vivo ahora, sin esperar a llegar al cielo”, afirmó.
La reflexión dominical concluyó con la convocatoria del Mons. Coter al servicio: “Alegrémonos por este dueño de la viña que nos llama a servirlo y a gastar la vida por Él y por servir”.