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El Santo Rosario y la Misión

Prensa CEB 24.10.2023.- “El rezo del Santo Rosario y la Misión de la Iglesia” fue el tema abordado por el Mons. Adolfo Bittschi Mayer, director de Obras Misionales Pontificias (OMP), en el marco de las jornadas de formación, organizado por la Sección de Piedad Popular del Área de Evangelización de la Conferencia Episcopal Boliviana.

El obispo recordó que el mes de octubre está dedicado a la Misión y al Santo Rosario y, por ese motivo, es importante conocer por qué se dice a la Virgen María “Estrella de la nueva Evangelización”. “María escucha el Anuncio del Arcángel Gabriel y, antes de concebir al Hijo de Dios en su cuerpo, lo recibió en su mente y en su corazón”, explicó y dijo que los discípulos, es decir cada uno de los fieles, “debe recibir la Palabra de Dios no solo con el oído, sino como la Virgen, en su mente y en su corazón” para realizar la misión.

El Mons. Bittschi compartió sobre la fuerza y la grandeza del Santo Rosario, que, a pesar de tratarse de una oración sencilla, produce frutos de santidad. A propósito del Santo Rosario en la Misión, el director de OMP contó una experiencia sobre un trabajo pastoral en el área rural, donde enseñó el rezo del Rosario con un folleto. “Las mujeres que sabían leer no aprendían de memoria los misterios, sin embargo, al ver las imágenes, ellas sí podían memorizar todos los Misterios”, recordó. Otra experiencia que contó fue cuando el equipo de pastoral rural de la Diócesis de Tarija evangelizaba y realizaba las celebraciones del día Domingo con el Santo Rosario: “Los catequistas aprendieron los Misterios centrales de nuestra fe y los enseñaron en las celebraciones de la Palabra de Dios de los Domingos”.

El obispo Adolfo Bittschi animó a rezar el Rosario, que trae paz y tranquilidad a la familia, a los grupos y a las personas. Indicó que a veces la gente se aburre por tratarse de una oración de repeticiones, y que de niño a él mismo no le gustaba rezar el Rosario, pero ya joven conoció a un budista que le introdujo al sentido de la meditación y le orientó a meditar con el Santo Rosario. “También aprendí que una persona enamorada nunca se cansa de repetir el nombre de su persona tan querida, que para nosotros son María y Jesús, es decir, más que rezar el Rosario se trata de meditar cada Misterio”.

Refiriéndose a las guerras en Ucrania, en Tierra Santa y los conflictos en  Azerbaiyán, en Líbano y en Siria y en tantos otros lugares, dijo que promover el Rosario significa rogar a Jesús, el príncipe de la paz, y aquel que reza se implica en un compromiso concreto precisamente por la paz.

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