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Mujeres aymaras en el altiplano boliviano son inspiración de la lucha por los derechos de la mujer

Prensa CEB 11.10.23.- Flora Silva Castillo, directora de la Asociación «Nayrar Sarapxañani» (Vamos Adelante), con 18 años de dedicación a este proyecto, madre de dos hijos y perteneciente a la comunidad aymara, nos comparte sobre la labor de esta obra social de la Iglesia y su impacto en el empoderamiento de las mujeres aymaras en el altiplano boliviano.

La Asociación «Nayrar Sarapxañani» cuenta con una sección dedicada a las mujeres, en un esfuerzo por afrontar las desafiantes realidades que enfrentan las mujeres aymaras en el altiplano boliviano. Estas mujeres, que mantienen familias numerosas y trabajan incansablemente en el campo, a menudo también sufren violencia en sus hogares, en una sociedad que persiste siendo machista y desigual, como afirma la directora de esta Asociación.

Según relata la directora Silva, la Asociación organiza talleres tres veces a la semana, divididos en dos partes. La primera se enfoca en la educación sobre los derechos de las mujeres y la promoción de la no violencia, en conformidad con la Ley 348 de Bolivia. Además, se trabaja en el fortalecimiento de la autoestima de estas mujeres, con el objetivo de empoderarlas.

La segunda parte de los talleres se centra en la enseñanza de habilidades prácticas, como la pastelería y la confección de polleras, para que las mujeres puedan adquirir un oficio y volverse independientes. Esto les permite no solo conocer sus derechos, sino también generar ingresos para sus familias. La Asociación proporciona máquinas y materiales para fomentar esta actividad.

Flora Silva subraya que este empoderamiento es algo que estas mujeres no habían anticipado previamente, pero que ahora pueden llevar a cabo en su vida cotidiana. Estos talleres se realizan en la Provincia Camacho, en la población de Mocomoco, en  las comunidades de Ococoya, Inca Sarawy, y Mocomoco, en el altiplano de La Paz.

Los talleres son voluntarios y, en ocasiones, también participan hombres. Para la directora Silva, estos talleres son un desafío en una realidad machista y por eso se enfocan en la educación sobre los derechos y la Ley 348. “No solo es para mujeres, también para hombres, por eso incursionamos con los niños y jóvenes”, asegura con la esperanza de romper el ciclo de la violencia.

El proyecto «Nayrar Sarapxañani» se mantiene gracias al apoyo del proyecto Unitas y la Comisión de Hermandad de la Conferencia Episcopal Boliviana, lo que permite llevar estas iniciativas a más personas en el campo.

Flora Silva concluye con un mensaje de esperanza: «No se dejen, siempre hay que luchar, hay que salir adelante y, lo más importante, tener autoestima, y valorarte, y quererte todos los días tal como eres. Al final del día, siempre hay una luz que alumbra y te dice: tú puedes. Sabemos que somos marginadas desde muchos ángulos, desde muchos aspectos porque somos mujeres. Pero no debemos dejarnos, luchando con nuestros conocimientos, con la sabiduría, con educación y respeto”.

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