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Mons. Galván: La revolución del cristianismo es la Iglesia fraterna

Prensa CEB 19.11.23.- En el marco de la VII Jornada Mundial de los Pobres, que se celebra este 19 de noviembre, el Mons. Percy Galván, arzobispo de la Arquidiócesis Nuestra Señora de La Paz, exhortó a la solidaridad con los pobres y con las víctimas de incendios y de sequías. Además recordó que la revolución del cristianismo es la Iglesia fraterna que pone al servicio de los demás los dones recibidos.

Desde la Basílica Menor de San Francisco en la ciudad de La Paz, el arzobispo habló sobre la “vacuna de la responsabilidad y de la caridad”, que, según explicó, consiste en no dejar de preocuparse por los hermanos que pasan pobreza, y sana del egoísmo, el individualismo y la falta de solidaridad.

“Ser solidarios no es solo compartir cosas”, dijo el Mons. Galván, a tiempo de reflexionar sobre el Evangelio de este domingo sobre la parábola de los talentos (Mt 25, 14-30). El arzobispo, con gran alegría, ponderó el servicio de la Iglesia en las parroquias del oriente boliviano, donde se recolecta alimentos, vituallas, agua, medicamentos para hacer llegar a las personas afectadas por los incendios que han devastado todo. Dijo que los fieles están llamados a compartir todo eso, pero además, los talentos que hemos recibido, como la amistad, paciencia, comprensión y perdón.

El arzobispo expresó que “la pobreza más grande es terminar nuestros días en la soledad absoluta”, e insistió en la necesidad de compartir la amistad y el cariño que Cristo ha inyectado en cada uno en el momento del bautismo.

La autoridad eclesial dijo que se vive en un tiempo Sinodal, que consiste en profundizar la vida de oración personal y comunitaria, y lo que el Señor quiere es “fortalecer el espíritu para hacer presente su amor allá, donde estemos”. Comparó esa vivencia de oración con la fragancia de los creyentes de Dios, y, usando la metáfora, dijo que sería lindo si todos los católicos fuesen reconocidos por esa fragancia, por su solidaridad, fraternidad y amor.

“La Iglesia orante nos tiene que llevar, queridos hermanos, a una Iglesia fraterna. Esa es la revolución del cristianismo”, sostuvo el arzobispo, e insistió en reconocernos como hermanos, llevando solidaridad y alegría a donde vayamos, porque “la Iglesia de fraternidad nos lleva necesariamente a la solidaridad”, afirmó.

El arzobispo Galván se refirió a la dramática situación que se vive en Bolivia por falta de agua: “No hay agua ni para tomar”, expresó y lamentó las plantas secas y los animales que mueren, alentando la solidaridad de los fieles. “Pero no un agua que solo calma la sed, sino llevando el agua del Espíritu Santo que calma definitivamente la sed”, dijo y animó a poner al servicio de los demás los dones que hemos recibido.

Al concluir su homilía, el Mons. Galván pidió que la preparación a fin de año esté cargada de la energía que da la vitamina de la responsabilidad y el amor, “no hay que hacer grandes cosas para hacer sentir la fraternidad de Cristo, basta con nuestra presencia y nuestra sincera amistad”, finalizó.

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