Mons. Pesoa pide a Dios que reine en nuestra Patria lastimada por los incendios, minería y toda forma de agresión
Prensa CEB 26.11.23.- En la solemnidad de Jesucristo Rey del Universo, fiesta situada en el último domingo del año litúrgico, hoy 26 de noviembre, el Mons. Aurelio Pesoa Ribera OFM, obispo del Vicariato Apostólico del Beni y Presidente de la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB), pidió que la gracia de Jesús reine en cada uno de los fieles y en “nuestra Patria lastimada por sus propios hijos y sufrida por los incendios, los chaqueos, la minería y toda forma de agresión a la naturaleza y al prójimo”.
“En este día de Cristo Rey debemos pedirle la gracia de que realmente Él reine en la vida de cada uno de nosotros”, dijo el obispo en su homilía, refiriéndose a los incendios y todo tipo de agresiones, y pidió a Dios en oración: “La naturaleza sufre la agresión de sus propios hijos, por eso, queridos hermanos, cada vez que rezamos el Padre Nuestro, cuando decimos ‘venga a nosotros tu reino’, démonos cuenta de que estamos pidiendo a nuestro Padre celestial que venga a nosotros el reino de su hijo, que nosotros queremos que Él reine en nosotros, y queremos extender ese reino de justicia, de paz, de amor y de verdad”.
La autoridad eclesial explicó que Cristo es rey, porque Él derramó su sangre en la cruz para redimir a todos los hombres. “No viene a reinar al estilo de los reyes y poderosos de este mundo, sino que viene a restablecer la fuerza divina del amor y la caridad en el corazón de todos los hombres y mujeres de todos los tiempos”, afirmó.
El Mons. Aurelio Pesoa se refirió a los ataques contra la Iglesia y argumentó que “pareciera que hay personas que trabajan para que Cristo sea un extraño en la sociedad, para que sea un desconocido, o que no tenga nada que ver en la vida de la familia, en los centros de educación, en la vida cotidiana de toda persona. Pareciera que hay grupos que se unen para trabajar en contra del catolicismo y para que Cristo sea un extraño en la vida de las Naciones y de los pueblos”.
El obispo pidió entender que a través de las obras del amor y la caridad, los fieles se hacen partícipes de la realeza de Cristo, y deben reconocerlo “en el hermano con hambre, en el drogadicto que ambula por nuestras calles, el que tiene sed, no solo de agua sino de justicia; reconocerlo en el que no tiene un trabajo digno y estable; reconocerlo en el enfermo, condenado por la falta de dinero o medicina; reconocerlo en el perseguido y en el encarcelado”. “El Cristo sufriente todavía camina por nuestras ciudades, calles y plazas”, dijo el monseñor, y como personas buenas y justas todos tienen el deber de dar y darse para aliviar a ese Cristo sufriente que son nuestros hermanos que vienen a nuestro encuentro en cada acontecimiento de la vida.
La autoridad eclesial pidió que, a la luz del pasaje del evangelio de san Mateo, quede claro que el tema principal del juicio “es el amor al prójimo y la calidad de mi amor” y que “el más importante de los exámenes es el examen de la vida”. Desde esta reflexión, el obispo exhortó a preguntarse si se está preparando este encuentro con Dios: “¿A cuántos enfermos hemos visitado, cuántos presos hemos ido a ver, cuánto bien hemos hecho a los pobres, cuánto hemos compartido y luchado por ellos?”.
“Hay mucho por hacer y estamos a tiempo para aprobar el examen de la vida”, dijo el Presidente de la CEB al concluir su homilía, en la que insistió en que la vida de cada uno es un examen que debe ser preparado en el aquí y en el ahora.