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Mons. Pascual Limachi: “Les deseo un año nuevo lleno de unión familiar, dicha, dignidad, felicidad y trabajo con salario digno”

Prensa CEB 31.12.23.- Durante la celebración eucarística en la Basílica Menor de San Francisco en la ciudad de La Paz, este 31 de diciembre, el Mons. Pascual Limachi, Obispo de la Prelatura de Corocoro, instó a la comunidad a reflexionar sobre la importancia de la Sagrada Familia, que la Iglesia Católica celebra en este último domingo del año.

En la reflexión sobre la fiesta de la Sagrada Familia, el Obispo destacó que san José, la Virgen María y Jesús son modelo y ejemplo para vivir según el proyecto de Dios. Subrayó la importancia de aprender de la Sagrada Familia, preguntándose cuánta fe y tiempo dedicamos a Dios en nuestras propias familias.

La autoridad eclesial recordó que la familia evangeliza con ejemplo de vida, a pesar de los problemas y discusiones, y reiteró las palabras clave: “permiso, gracias y perdón”, como instrumentos esenciales para mantener la armonía en el hogar.

“Jesús debe ser el centro de la familia cristiana porque es Dios, es la luz, es nuestra paz, nuestra fortaleza y nuestra esperanza”, afirmó Mons. Limachi, a tiempo de explicar sobre cada modelo de la familia. “José es el esposo obediente y papá protector de la familia que recibió de Dios. María atenta y fiel a Dios, dijo: Hágase en mí según tu voluntad”, explicó el Obispo y motivó a “guardar como ella todas las cosas en nuestro corazón, para que la gracia de Dios transforme todo dolor y sufrimiento de nuestra alma, en alegría de entregar nuestra vida para servir al Señor”.

El Obispo Limachi invocó la necesidad de pedir a Jesús que ninguna familia sufra violencia o división, y que aquellos heridos encuentren consuelo y curación: “La acogida de este niño exige una fe y un cambio profundo. Pidamos a Jesús que en ninguna familia haya violencia, división; de que quien sea escandalizado o herido sea pronto consolado y curado”.

El Mons. Pacual Limachi concluyó su homilía deseando a todos un próspero año nuevo: “Les deseo un año nuevo lleno de unión familiar, dicha, dignidad, felicidad y trabajo con salario digno, amor, solidaridad, esperanza y fe. Que Dios derrame sus bendiciones y que nuestros corazones estén llenos de su amor”.

HOMILÍA DOMINGO 31 DICIEMBRE 2023

Queridos hermanos, hoy domingo celebramos la fiesta de Sagrada Familia de Jesús, María y José. No es casualidad, pues nos invita a mirar y revisar la vida, palabras y acciones en nuestra familia, como en un espejo. Es modelo y ejemplo a seguir para vivir según el proyecto de Dios.

La primera lectura es muy concreta e iluminadora, refleja la promesa cumplida de Dios en darle descendencia a Abram, esa es prueba del amor de Dios a la humanidad. En ese tiempo, una familia es bendecida con un hijo como muchas otras, a pesar de la vejez. Sin embargo, hoy en día escuchamos a mucha gente decir “no queremos tener hijos”, y fácilmente lastiman las vidas de niños que son bendición de Dios.

El Salmo nos hacer repetir lo que tantas madres e hijos repiten en medio de las dificultades día a día: El Señor se acuerda de su alianza, Dios es justo, Dios se acuerda de sus hijos. Constante oración de familias que sufren tantas heridas como la separación, la violencia, la infidelidad y el abandono de los hijos.

La segunda lectura nos recuerda la fe de Abraham, que, a pesar de tener un solo hijo, Isaac, lo ofreció al Señor como señal de total obediencia a Dios y fidelidad a la Alianza.

El evangelio nos traslada a ese momento especial de la presentación del Niño Jesús en el templo, para presentarlo y consagrarlo a Dios con pocos días de nacido.

Simeón y Ana son personas de fe y de corazón humilde, con espíritu acogedor y la sabiduría que viene de sus años de servicio en el templo, que saben reconocer cuando Dios está actuando en la vida, en la realidad, en las personas.

Jesús es llevado al templo, como la luz que alumbra a la vida, fuego que purifica las intenciones del corazón, la fuerza y la vitalidad que brotan de este niño conmueven al anciano Simeón, es por eso que, con toda la fuerza de su corazón, exclama que ya puede morir en paz porque sus ojos han visto la salvación.

Los gestos y las palabras de Simeón y Ana son señal de cumplimiento de la promesa que se anunció en el Antiguo Testamento.

¿Qué importancia tiene entonces el celebrar a la Sagrada Familia? Mirándolos a ellos, nos miramos a nosotros mismos.

  • ¿Cuánta fe y tiempo dedicamos a Dios en nuestra familia?
  • ¿Qué aprendemos de San José, qué valores nos enseña?
  • ¿Qué aprendemos de la Virgen Maria, esposa y valiente madre?
  • ¿Observamos a Jesús y aprendemos de Él?

Al celebrar la Sagrada Familia, recordamos que la familia evangeliza con ejemplo de vida. Aunque es verdad que en toda familia no faltan problemas, discusiones. Por eso, como consejo que nace de la reflexión de las mismas familias, no se debe olvidar las tres palabras claves: permiso, gracias y perdón.

Permiso, como señal de respeto a cada persona y cada familia.

Gracias por tantas ayudas que recibimos, en especial de los padres y madres y hasta de nuestros abuelitos.

Y, por último, la palabra más difícil, que es perdón, porque muchas veces cometemos errores que pueden ofender a alguien y es muy importante pedir perdón, y debe ser vivida cada momento.

Jesús debe ser el centro de la familia cristiana porque es Dios, es la luz, es nuestra paz, nuestra fortaleza y nuestra esperanza.

José es el esposo obediente y papá protector de la familia que recibió de Dios. María atenta y fiel a Dios, dijo: “Hágase en mí según tu voluntad”.

Guardemos como ella todas las cosas en nuestro corazón, para que la gracia de Dios transforme todo dolor y sufrimiento de nuestra alma, en alegría de entregar nuestra vida para servir al Señor.

Quienes reconocen a Jesús como enviado de Dios son dos ancianos de fe sencilla y de corazón abierto que han vivido su larga vida esperando la salvación de Dios. Simeón y Ana representan a tanta gente de fe sencilla, ya que en todos los pueblos y en todos los tiempos viven con su fe puesta en Dios.

La acogida de este niño exige una fe y un cambio profundo.

Pidamos a Jesús que en ninguna familia haya violencia, división; de que quien sea escandalizado o herido sea pronto consolado y curado.

Amen.

Hermanos, a todos les deseo un año nuevo lleno de unión familiar, dicha, dignidad, felicidad y trabajo con salario digno, amor, solidaridad, esperanza y fe. Que Dios derrame sus bendiciones y que nuestros corazones estén llenos de su amor.

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