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“Domingo de Ramos, los cristianos no podemos ver el sufrimiento del prójimo como espectadores; el futuro de un país no se planifica en medio de desconfianza” reflexionó Monseñor Aurelio Pesoa

Prensa CEB 24.3.2024.- Monseñor Aurelio Pesoa, Vicario Apostólico del Beni y Presidente de la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB), en la eucaristía de Domingo de Ramos, celebrada hoy en la Catedral Santísima Trinidad reflexionó que los cristianos no pueden permitirse ver el sufrimiento del prójimo como espectadores, no pueden “ver más crucificados”.

“Queridos hermanos como personas convencidas en lo que creemos, debemos comprometernos a que no se crucifique, ni crucificar a nadie más, en un mundo donde todavía está marcado por miles de injusticias…En este Domingo de Ramos Dios nos sigue interpelando desde los crucificados de nuestros días, a los que nos dicen cristianos nos nos está permitido seguir viviendo como espectadores del sufrimiento de muchos hermanos, por eso debemos estar atentos a todos los signos de muerte que está presente en nuestros días”, reflexionó en la homilía de hoy.

Con respecto al evangelio del día, San Marcos 14, 1-15-47, dijo que la liturgia de hoy muestra muchos significados, desde la entrada de Jesús a Jerusalén hasta el silencio de la pasión que concluye con la muerte del Hijo de Dios. “Aquel viernes más amargo, doloroso y triste, el día de la historia de la salvación…A Jesús le preocupaba aliviar el sufrimiento de los enfermos, el denunciaba la injusticia y todo aquello que provocaba sufrimiento al prójimo, eso no le perdonaron”.  

“Hemos escuchado lo que la palabra nos dice hoy, faltaban dos días para la Pascua y los sumos sacerdotes trataban de apoderarse de Jesús, con engaños para matarlo; así mientras que en Jerusalén se decidía la muerte de Cristo, en Betania una mujer realiza un gesto profético, el perfume a los pies de Jesús, que los comensales no comprendieron, es el gesto que deberían realizar las mujeres al amanecer del tercer día hiyendo al sepulcro donde lo encontraron vacío, porque el Maestro había resucitado”, compartió.  

San Marcos es testigo de los acontecimientos de esos días de violencia de odio, de egoísmo y avaricia, que termina en una condena a muerte de manera injusta, dijo. “Un proceso que es una farsa como muchas que se ven en nuestros días, muchas organizadas por la envidia y sostenida por una muchedumbre manipulada y sometida, que como un animal enloquecido nos sabe sino gritar crucificare, es la misma muchedumbre que esperaba los milagros, que se había beneficiado de la multiplicación de los panes, la que había visto curar a ciegos y paralíticos”. Y el dramático silencio del Padre, el silencio que para Jesús es angustia y abandono, por eso le grita diciendo “Dios mío, Dios mío, porque me has abandonado”.

“Es el grito del Hijo de Dios, que muere en la cruz y resume en una sola voz, todo el dolor de la humanidad, la humanidad de todos los tiempos y de todos los días, humanidad herida, ultrajada y despreciada lastimada interiormente y que sólo de Dios espera la luz, la luz de la consolación y la esperanza en días mejores”, enfatizó.

Asimismo, se refirió al censo que se realizó ayer en nuestro país, en el que se vio algunas arbitrariedades y cuestionó:  Ayer hemos vivido un acontecimiento muy importante para nuestra Patria, acontecimiento donde no ha estado ausente la duda y la desconfianza, surge a esta ocasión la pregunta, ¿cómo planificar el futuro de un país si ya fue afectado el censo en algunos lugares, por la vieja costumbre del acarreo de personas?

“Sin embargo hermanos, vivamos esta Semana Santa, que hoy comienza con intensidad y que sea un tiempo para meditar y reflexionar sobre nuestra fe, nuestra vida y sobre nuestro compromiso cristiano”, señaló.

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