Encuentro Metropolitano del Clero Diocesano “Presbítero en Camino Sinodal”, fortalece la misión de los ministerios sacerdotales
Prensa CEB 2.4.2024.- El Encuentro Metropolitano del Clero Diocesano “Presbítero en Camino Sinodal” que se lleva adelante del 1 al 3 de abril en el Santuario de la Virgen de Copacabana, del departamento de La Paz, fortalece a los ministerios sacerdotales en la misión que Cristo encomendó.
El acto de inauguración se realizó con la celebración de la eucaristía en la Basílica de la Virgen de la Candelaria de Copacabana, presidida por Monseñor Giovani Arana, Obispo de la Diócesis de El Alto y Secretario General de la Conferencia Episcopal Boliviana, que contó con la presencia de autoridades eclesiales del Arzobispado La Paz, Diócesis de Coroico, Prelatura de Corocoro y el Ordinariato Castrense.
“¡Feliz Pascua!, saludos a los queridos hermanos sacerdotes, con esta celebración eucarística estamos inaugurando nuestro Encuentro del Presbiterio Metropolitano, agradezco su presencia, es un lindo signo el reunirnos entre hermanos que compartimos los mismos ideales y en este caso que compartimos la misma vocación”, dijo Monseñor.
“Estamos en este lunes de la octava de Pascua, estamos en este gran día que se prolongará hasta el próximo domingo, ocho días en los cuales resonará la aclamación ¡Aleluya! ¡Aleluya! Cristo ha resucitado”, compartió.
“La primera lectura nos presenta la figura de Pedro, discípulo y apóstol, podemos decir que fue el primer eslabón en toda la sucesión apostólica; Pedro fue quien con total seguridad le dijo a Jesús durante la ultima cena, aunque tenga que morir contigo, jamás te negaré, sin embargo, sabemos que horas después dirá yo no conozco a ese hombre, y recordando lo que Jesús le había dicho, me negarás tres veces, Pedro lloró amargamente. Es el mismo Pedro que ayer lo presentaba el evangelio como uno de los testigos del resucitado junto a María y al discípulo que Jesús amaba, a diferencia de las otras escenas, Pedro no dice nada, hoy se nos presenta todo valiente anunciando a todos los hombres de Judea y a todos los que habitan en Jerusalén, esta buena noticia. Lo que había sucedido con Jesús, y sin ningún temor les dice, ustedes lo hicieron morir clavándolo en la cruz, por medio de los infieles y además anuncia a Jesús como el Mesías”, señaló.
¿Qué pasó con Pedro para que diera este cambio?, de pasar de este temor a la valentía, cuestionó; no es otra cosa que la fuerza del resucitado. “Vemos dos actitudes en el apóstol, la fe y al valentía, que además sería bueno que las imitemos todos en nuestra vida presbiteral, las tengamos presentes”.
“La primera es la fe, vemos en el Evangelio de ayer como Pedro es testigo de la resurrección de Jesús, expresó en su momento: Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo, no hay mayor profesión de fe que ésta. En nuestras celebraciones, es también la que debe guiar todas estas acciones litúrgicas, no olvidemos que cuando estemos convencidos de lo que decimos, nuestro anuncio se hace más creíble, corremos el peligro de no mirar los acontecimientos de nuestra vida, desde la fe o peor aún de correr el peligro de volvernos como lo dijo el Papa Francisco, funcionarios… necesitamos para eso caer en cuenta y no olvidar que somos hombres de fe, servidores de lo Sagrado y no funcionarios”, mencionó.
“Un segundo aspecto la valentía, Pedro que aparece como un hombre valiente, lo veremos predicar delante de los hombres de Judea de todos los habitantes de Jerusalén…es la valentía que acompañó a Pedro y a muchos de sus discípulos, en el periodo después de la Resurrección, y los animó también a predicar la fuerza del espíritu del resucitado….Preguntémonos cuántas veces nosotros nos enfrentamos a temores y no somos valientes en saber enfrentar situaciones… a veces nos cuesta tomar decisiones…imitemos la valentía de Pedro, valentía que deben animarnos a poder trasformar en este caso, estilo de vida y estructuras de Pastoral, que no dan ningún fruto, dejemos impulsarnos por el Espíritu del Resucitado”, exhortó.
“El Evangelio de hoy nos transmite a un relato de la Resurrección invita a dos concretas, alégrense y vayan a Galilea, es evidente que invita a vivir con alegría, esto por un lado para contrarrestar la tristeza que había dejado la muerte de Jesús…es la alegría Pascual, con la que debemos vivir nuestra vida cristiana, nuestro servicio sacerdotal, alegría que nos saca las situaciones de dolor que nos toca enfrentar y que nos hace enfrentarlas de modo más esperanzador”, dijo.
“Encomendemos a la Virgen María en este Santuario dedicado a ella, los frutos de este Encuentro y por su intercesión seamos buenos presbíteros, valientes al momento de dar testimonio, alegres en nuestra vida y cercanos a quienes viven en las periferias existenciales”, concluyó.
Texto: Esther Rojas – Periodista CEB
Foto: Captura de pantalla del Facebook de la Diócesis de El Alto