Mons. Aurelio Pesoa: “La violencia nunca será el camino para solucionar los problemas”
Prensa CEB 05.05.2024.- Este domingo 5 de mayo, desde la Catedral de la Santísima Trinidad, el Mons. Aurelio Pesoa Ribera OFM, Obispo del Vicariato Apostólico del Beni y presidente de la Conferencia Episcopal Boliviana, pidió tener presente que “la violencia no es cristiana” y “nunca será el camino para solucionar los problemas reales de las personas o de los pueblos. Nunca habrá progreso si hay violencia”.
En su homilía, el Obispo se refirió a las últimas semanas, donde el país es víctima de amenazas de toda índole: “Se respira aires de amenaza de violencia, bloqueos de caminos por algunos grupos”, señaló, y aseguró que “la violencia agudiza las divisiones”.
La autoridad eclesial exhortó a apostar por el camino de la reconciliación y el perdón, “ese camino no admite pausa ni descuidos. Nuestra patria Bolivia es de todos los bolivianos, no de aquellos que se la quieren adueñar”.
El Obispo Pesoa motivó a los fieles a permanecer en el amor de Dios y al prójimo en el cotidiano vivir. “Es claro el mensaje de Dios, que el amor se recibe y se da”, remarcó, y deseó “que Dios nos acompañe, Él que amo primero y entregó a su único”.
Domingo 6 de Pascua «Permanezcan en mi amor»
Jn. 15,9-17
05 de mayo de 2024 (B)
1.- El evangelio de hoy narra el final de la misión de Jesús en este mundo, es el cierre de una parte de la historia de la Salvación, el tiempo de Jesús. Ahora se inicia el Tiempo del Espíritu Santo.
Así como Jesús fue enviado para revelar la presencia del Padre Eterno, el Espíritu Santo es enviado por el Padre para entender a cabalidad el mensaje del Evangelio de Jesús.
El Espíritu Santo no realiza ninguna nueva revelación respecto a la que había hecho Jesús. El Señor había manifestado que el Espíritu Santo les enseñará y recordará todo lo que les he dicho. Recordar que el Espíritu Santo no es una simple memoria de acontecimientos pasados, sino la aplicación a la vida real el mensaje de Jesús.
Jesús nos dejó como regalo de despedida el mandamiento del amor: «Ámense los unos a los unos a los otros, como yo los he amado». No un amor cualquiera. Es el amor que obtuvo por su muerte en la cruz y que da el Resucitado, es el amor para crear un mundo y una humanidad nueva que viva la plenitud del designio amoroso de Dios.
Por ello, es importante meditar de manera personal y comunitaria si en nuestra vida cristiana ¿nos dejamos guiar por la gracia del Espíritu Santo? En nuestra vida de fe ¿creemos verdaderamente que el Espíritu Santo habita y guía mi vida?
2.- Es bueno, también, recordar que el fruto de la Pascua es el mandamiento del amor. El amor busca la cercanía, la unión, el amor que conduce a la reconciliación, perdón. Dios no ama a distancia, no es un Dios lejano. El amor de Dios no es como el: «te quiero mucho o te amo demasiado» de las redes sociales, todos lo dicen y es vacío, sin sentimiento. El amor de Dios es que nosotros vivamos el amor en nuestro interior, inundarnos rebalsarnos con su presencia y con su amor.
En donde hay amor, verdadero, no hay lugar para para la violencia. En las últimas semanas en nuestro país se respira aires de amenaza de violencia, bloqueos de caminos por algunos grupos, de amenazas de toda índole. Querido pueblo católico, tengamos presente que la violencia no es cristiana, no es evangélica; la violencia nunca será el camino para solucionar los problemas reales de las personas o de los pueblos. Nunca habrá progreso si hay violencia. Sabemos que la violencia agudiza las divisiones, en estos días todos debemos apostar por el camino de la reconciliación y el perdón, ese camino no admite pausa ni descuidos. Nuestra patria Bolivia es de todos los bolivianos, no de aquellos que se la quieren adueñar.
Dice el Señor «El que me ama será fiel a mis palabras», es la condición para habitar con y en Dios. Amar a Cristo, no debe ser entendido como un sentimiento pasajero, sino que supone «guardar su palabra», cumplir y ponerlas por obras en actitud de fidelidad a Él y a cada una de sus enseñanzas. Por el contrario, nos dice hoy el Señor «el que no me ama no guardará mis palabras» ¿Hacemos presente a Dios en nuestro cotidiano vivir?
Las afirmaciones del evangelio son la medida o termómetro que medirá y comprobará la autenticidad del amor a Cristo y el amor al prójimo. Dios nos comprende y perdona las fallas, pero no puede aceptar al que niega y desprecia a Jesús y al evangelio y el evangelio con todas sus consecuencias.
3.- En este mes de mayo celebraremos diversas festividades, tales como: la Ascensión del Señor, la conmemoración del Milagro de Fátima, la fiesta del nacimiento de la Iglesia en Pentecostés, la fiesta de la fundación de nuestra ciudad La Santísima Trinidad, el día de la madre boliviana y la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo. Las festividades son oportunidad necesaria para seguir preparándonos para el encuentro con el Señor, él sigue saliendo al encuentro de nuestra vida.
Dice el Evangelio: «Como el Padre me ha amado…». Nos habla del amor de Dios Padre y del amor al prójimo, amor que se manifiesta en Jesús y es derramado en nosotros: «también yo los he amado a ustedes». Es claro el mensaje de Dios que el amor se recibe y se da. Es dando con generosidad que el discípulo vive la misma alegría que Jesús, por eso dice: «permanezcan en mi amor», es el discípulo que se sabe acogido personalmente por Jesús y que está llamado a continuar la obra de Jesús, bajo el cuidado de Dios Padre. Que Dios nos acompañe, Él que nos amó primero y entregó a su hijo por nosotros. Así sea.