Mons. René Leigue: “No siempre debemos mirar mal a los otros solo porque no piensan igual que nosotros”
Prensa CEB 12.08.24.- ¿Escuchamos el Mensaje?
“Yo soy el pan bajado del cielo.”
Yo soy el pan de vida bajado del cielo. Saludo a todos ustedes, los presentes, a los que nos siguen por las redes sociales, los medios de comunicación, y a las personas del campo que también escuchan la palabra de Dios mediante estos medios.
La Duda como Respuesta
“¿Acaso este no es Jesús, el hijo de José?”
Hoy escuchamos una lectura en la que Jesús nos habla sobre el alimento espiritual. Él dice: “Yo soy el pan bajado del cielo.” Al escuchar esto, los judíos que estaban presentes comenzaron a murmurar y a preguntarse entre ellos: “¿Acaso este no es Jesús, el hijo de José? ¿No conocemos a sus padres y a sus familiares? ¿Cómo es que ahora dice que ha bajado del cielo?”
Resistencia a la Verdad
“¿Por qué murmuran entre ustedes?”
Jesús, al oír sus murmuraciones, les respondió: “¿Por qué murmuran entre ustedes? Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre.” Lo que estas personas no querían aceptar era que Jesús era el Hijo de Dios; se resistían a creerlo. Y hoy, en nuestro entorno, ¿cuántas personas se resisten a esto? Algunos dicen: “Basta con creer en Jesús y serás salvo.” Jesús nos dice que eso es solo una parte, pero falta la otra parte para completar nuestra fe en Él. Hoy, Él nos dice que es el pan de vida, el pan bajado del cielo, y que quien coma de su carne vivirá para siempre.
Fe Superficial
“No es suficiente decir: ‘Yo creo en Dios’ o ‘Yo creo en Jesús’”
No es suficiente decir: “Yo creo en Dios” o “Yo creo en Jesús,” y pensar que con eso seremos salvos. Él es la verdad y la vida, pero para que esto se cumpla, Jesús nos deja un alimento: por un lado, su palabra, que es un alimento espiritual que nos ayuda a orientarnos en la vida, y por otro lado, Él mismo, el alimento que nos ofrece vida eterna.
Comprensión a Largo Plazo
“¿Cómo entendemos esto?”
Jesús insiste en que debemos entender esto. Durante tres domingos seguidos, Jesús nos ha estado hablando de que Él es el alimento espiritual, el pan bajado del cielo, que se queda con nosotros en la Eucaristía. Él es el alimento que nos da el paso hacia la vida eterna. ¿Cómo entendemos esto? ¿Nos quedamos solamente con decir: “Basta con creer en Él y ya está,” o ¿vamos más allá?
Reconocer y Aceptar el Perdón
“No entristezcan al Espíritu Santo”
Jesús sigue aclarando que el alimento que nos deja es para la vida eterna, pero también para el perdón de los pecados. Aquí es donde Pablo nos ayuda a reconocer nuestros pecados. Pablo nos dice: “No entristezcan al Espíritu Santo,” ese Espíritu que está en nosotros, que nos inspira y nos da fuerza para reconocer a Jesús como el Hijo de Dios. Sin embargo, muchas veces matamos esa inspiración y entristecemos al Espíritu cuando no evitamos la amargura, los arrebatos, la ira, y los gritos.
La Insuficiencia del Espíritu
“¿Y este Jesús, es Él quien nos da su cuerpo?”
Pablo nos exhorta a no entristecer al Espíritu, a evitar la amargura, la ira, los gritos, los insultos y toda maldad. No entristezcamos al Espíritu Santo, ese Espíritu que nos anima y nos da fuerza, que nos inspira y nos hace reconocer a Jesús como el Hijo de Dios. Si disminuimos la intensidad del Espíritu en nosotros, nos quedaremos como los judíos, preguntándonos: “¿Y este Jesús, es Él quien nos da su cuerpo? ¿Es Él quien dice que ha bajado del cielo?”
La Inercia Espiritual
“Basta ya de ira, de gritos, de insultos”
Cuando el Espíritu en nosotros está dormido o muerto, no podemos avanzar. Por eso, Pablo nos dice que evitemos todo esto. Basta ya de ira, de gritos, de insultos y de toda clase de maldad. Por el contrario, Pablo nos insta a ser buenos y compasivos unos con otros, a ser perseverantes, y a perdonarnos mutuamente.
El Mal que Nos Aleja de Dios
“A veces, hay personas que solo abren la boca para insultar”
Esta es la palabra de Dios, lo que Él nos enseña cada domingo, lo que nos dice que debemos hacer: dejar de lado todo lo que nos aleja de Dios, porque todo lo que nos aleja de Dios es el mal. El mal se manifiesta en los gritos, en los insultos, en las maldades. A veces, hay personas que solo abren la boca para insultar, porque parece que no tienen otra manera de pensar que no sea negativamente hacia los demás. Siempre piensan mal de los otros, nunca ven las cosas positivas de los demás, solo las negativas.
La Urgencia de Abandonar la Maldad
“Basta de todo esto, basta de gritos, basta de insultos”
La palabra de Dios nos dice: “Basta de todo esto, basta de gritos, basta de insultos, basta de mirar mal al otro, basta de hablar mal de las personas.” El Señor dice: “He bajado del cielo para que ustedes se alimenten de mí.” Si realmente lo hacemos, entonces debemos dejar atrás esas maldades. No es que no nos vamos a irritar o molestar, pero Pablo nos dice que debemos evitar todo esto. No significa que estas actitudes formen parte de nuestra vida cotidiana.
El Efecto de una Fe No Practicada
“Todos tenemos nuestros defectos, pero también tenemos nuestras virtudes”
Si no estamos con Dios, si no dejamos que Él actúe en nosotros, y si no permitimos que el Espíritu esté vivo en nosotros, entonces caemos en todas estas maldades, pensando mal de los demás. Todos tenemos nuestros defectos, pero también tenemos nuestras virtudes, y no debemos olvidarlo. No siempre debemos mirar mal a los otros solo porque no piensan igual que nosotros.
La Impostura Espiritual
“Actuar de esta manera es no dejar que el Espíritu de Dios esté en nosotros”
Actuar de esta manera es no dejar que el Espíritu de Dios esté en nosotros, y permitimos que el espíritu del mal, que nos hace caer en todos estos errores y pecados, tome su lugar. Por eso, Pablo nos dice que debemos alejarnos de toda maldad y, más bien, tratar de imitar a Dios como hijos suyos muy queridos, participando del amor, a ejemplo de Cristo, quien nos amó y se entregó por nosotros.
Un Llamado a la Acción
“Así es como deben actuar, dejando de lado aquello que les impide acercarse a mí”
Esta es la propuesta que Pablo nos hace hoy. Y nosotros decimos: “Esta es palabra de Dios,” y es Dios quien nos habla a través de Pablo, diciéndonos: “Así es como deben actuar, dejando de lado aquello que les impide acercarse a mí. Dejen que el Espíritu actúe en ustedes, no lo entristezcan con sus maldades.”
El Verdadero Pan de Vida
“Yo soy el pan bajado del cielo, quien come de mi carne vivirá para siempre”
La propuesta de Jesús es: “Yo soy el pan bajado del cielo, quien come de mi carne vivirá para siempre y será feliz.” Esto deberíamos meditarlo cada día más profundamente y hacerlo parte de nuestra vida. Hoy en día, nuestra sociedad está así, tal vez porque no dejamos que Dios actúe en nosotros, que su Espíritu actúe en nosotros. Nos estamos alimentando no de Jesús, sino de otras cosas que nos impiden vernos unos a otros como verdaderos hermanos, hijos de un solo Padre. Nos estamos viendo como enemigos, y por eso nuestra realidad y nuestras situaciones se agravan cada vez más.
La Falta de Escucha y Comprensión
“A veces, no somos capaces de escuchar al otro”
A veces, no somos capaces de escuchar al otro, pensamos que nosotros tenemos la verdad. Sin embargo, el Señor nos ha puesto a cada uno de nosotros con nuestra manera de ser, nuestra manera de hacer y decir las cosas, para ayudarnos entre nosotros. Escuchémonos y perdonémonos entre nosotros. La lectura nos dice: “Basta de insultos, basta de pensar mal del otro. Yo soy el pan vivo bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.”
El Riesgo de Seguir el Camino Errado
“Seguir nuestro propio camino puede llevarnos a un punto en el que no sepamos hacia dónde ir”
Si entendemos esto, entonces estamos en el camino correcto que nos ofrece el Señor. De lo contrario, seguimos nuestro propio camino. Pero seguir nuestro propio camino puede llevarnos a un punto en el que no sepamos hacia dónde ir, o lleguemos a un lugar donde encontramos un muro, como ocurre en muchas calles de nuestra Santa Cruz, donde todo empieza bien, pero de repente llegamos a un muro que nos impide continuar.
La Elección de la Vida
“Si seguimos al Señor, siempre tendremos un camino expedito”
Si no escuchamos al Señor y seguimos nuestro propio camino, podemos llegar a un punto en el que no sabemos qué hacer. Sin embargo, si seguimos al Señor, siempre tendremos un camino expedito, con un rumbo y un destino definido, que es Dios mismo.
Una Invitación a la Reflexión
“Yo soy el pan bajado del cielo, quien se alimenta de mí tendrá vida”
Los invito a todos ustedes a seguir reflexionando sobre esta invitación del Señor, quien nos dice: “Yo soy el pan bajado del cielo, quien se alimenta de mí tendrá vida.” Y tener vida es vivir en alegría, es ser feliz en este mundo. Por lo tanto, seamos felices, seamos alegres. Y para lograrlo, debemos dejar de lado esos pensamientos negativos que nos propone Pablo hoy, que no nos ayudan a ser felices.
Un Llamado a la Acción Espiritual
“Dejemos que el Espíritu actúe en nosotros”
Que el Señor nos acompañe. Dejemos que el Espíritu actúe en nosotros para que podamos escuchar y abrir nuestra mente al Señor, que Él sea nuestro guía. Sigamos su camino.
Que así sea.