09
Sep

Mons. Stanislaw Dowlaszewicz “Ábranse nuestras autoridades nacionales y manden la ayuda a la gente de las regiones afectadas en nuestra querida Bolivia”

Homilía de Mons. Stanislaaw Dowlaszewicsz, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Santa Cruz. Desde la Catedral de San Lorenzo Mártir, este 8 de septiembre de 2024.

SALUDO PASTORAL A TODOS LOS FIELES

Sean bienvenidos, queridos hermanos, aquí en nuestra Catedral San Lorenzo. Desde este lugar, saludamos también a todos los que participan en esta celebración a través de los medios de comunicación y plataformas digitales, especialmente a los enfermos, y también a los que viven en nuestro campo. Desde este lugar, saludamos a nuestro pastor, Monseñor René Leigue, quien se encuentra aún hospitalizado, pero gracias a Dios, mañana, si Dios quiere, ya va a abandonar el hospital y va a volver a la casa. Por eso, desde este lugar le damos un aplauso de ánimo, indicando y diciéndole que lo esperamos aquí entre nosotros sanito. También saludamos a nuestra capital de Bolivia, Sucre, que hoy celebra la fiesta patronal de la Virgen de Guadalupe. Que siga la Patrona acompañando a esa bella ciudad junto con sus habitantes.

 JESÚS Y SU PRESENCIA JUNTO AL MAR


“Jesús regresaba al mar de Galilea, su lugar favorito para orar y enseñar.”

Queridos hermanos, según el Evangelio de San Marcos, Jesús regresaba con frecuencia al mar de Galilea. Era su lugar favorito para quedarse, para descansar y también para orar. Llamó a la mayoría de sus discípulos a las orillas de este lago, donde permaneció mucho tiempo, muchas veces enseñando sentado en una barca y también visitando los pueblos que se encontraban alrededor del mar de Galilea, especialmente en Cafarnaún, donde realizó muchas curaciones. Cuando aparecía en la orilla del mar de Galilea, de inmediato se reunía a su alrededor una gran multitud que le traía enfermos pidiéndole ayuda. El Evangelio de hoy comienza con la mención de que Jesús va a este mismo lugar, el mar de Galilea.

LA PREFERENCIA DIVINA POR LOS MARGINADOS


“Dios quiere salvar a los marginados de sus debilidades, no solo para una vida eterna, sino también en esta vida.”

Las tres lecturas de este domingo, del Profeta Isaías, la carta del apóstol Santiago y el Evangelio escrito por San Marcos, hablan de un Dios que manifiesta una indudable preferencia por las personas más necesitadas: los ciegos, cojos, enfermos, pobres, personas marginadas por su condición física, social o religiosa. A todas estas personas, Dios quiere salvarlas de sus debilidades. No habla aquí de una salvación eterna después de esta vida temporal; no se trata de salvarlas o socorrerlas. La lectura del Profeta Isaías es un magnífico y elocuente ejemplo del profetismo de anuncio, consuelo y esperanza. Dice el profeta: “Sean fuertes, no teman; su Dios vive en personas y los salvará”. Hemos cumplido este anuncio y esta promesa en el Evangelio del Señor Jesucristo, su paso por el mundo haciendo el bien, su vida entregada por amor hasta el extremo, hasta la dramática muerte en cruz. Después, su resurgimiento vivo, glorioso y resucitado, del poder de la muerte son señal y realidad del cumplimiento de esa promesa.

DIOS COMO FUENTE DE ALIENTO Y FORTALEZA


“Es posible recuperar el ánimo y sentirse fuertes, mirando a Dios y poniendo en Él nuestra fe.”

La voz del Profeta Isaías es una invitación también para nosotros a poner en Dios nuestros ojos para adquirir fortaleza y aliento. El profeta indica el camino para recuperar la fortaleza perdida, la fortaleza orante, esa fortaleza puesta en Dios. Mirando a Dios, poniendo en Él nuestra fe, es posible recuperar el ánimo y sentirse fuertes. Es el Dios que viene en persona para salvarnos, el Dios que hace posible lo imposible, el Dios capaz de dar vista a los ciegos, oído a los sordos, el Dios capaz de hacer brotar aguas también en el desierto.

LA FE NO SE MEZCLA CON EL FAVORITISMO


“No junten la fe en nuestro Señor Jesucristo glorioso con el favoritismo.”

En la segunda lectura, tomada de la carta de Santiago, el apóstol contiene ciertos ecos también de denuncia profética cuando dice: “No junten la fe en nuestro Señor Jesucristo glorioso con el favoritismo”. No es siempre fácil, ni ayer ni hoy, vernos libres de la preferencia de personas, de cierta tendencia al favoritismo de los mejor situados en diversos contextos sociales. La carta de Santiago denuncia como impropias de la fe cristiana estas prácticas.

MIRAR MÁS ALLÁ DE LAS APARIENCIAS

“Descubramos que el que está a mi lado es también hijo e hija de Dios.”

Cuando nosotros nos veamos, cuando nosotros nos miremos, no veamos solo corbatas ni captemos solo olor a dinero o perfumes; veamos y captemos más allá de cualquier apariencia. Descubramos que el que está a mi lado es también hijo e hija de Dios. Por eso, Santiago apóstol dice: “¿Acaso no ha elegido Dios a los pobres del mundo para hacerlos ricos en la fe?” Este sea siempre para nosotros el bien más preciado, el tesoro de la fe, muy por encima de cualquier otra consideración. Ante Dios, todos somos iguales; no hay mejores ni peores.

JESUCRISTO, DIOS PRESENTE ENTRE NOSOTROS

“El que ha venido a reparar la sordera de los sordos y la mudez de los mudos.”

En la perspectiva del Nuevo Testamento, ese Dios que viene en persona no puede ser otro que Jesucristo, el Emmanuel, el Dios con nosotros. Las señales que lo anuncian así lo anuncian como el que ha venido a reparar la sordera de los sordos y la mudez de los mudos. Es lo que nos recuerda el relato evangélico de hoy. Hemos escuchado: “Le presentaron a Jesús a un sordo mudo y le piden que le imponga las manos. Él, apartándolo de la gente a un lado, le metió los dedos en los oídos y con saliva le tocó la lengua, y mirando al cielo suspiró y dijo: ‘Efata’, esto quiere decir ‘Ábrete’. Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba sin dificultad”. El asombro se apodera de los espectadores que proclaman: “Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos”.

JESÚS, EL LIBERTADOR DEL ESPÍRITU HUMANO

“Jesús aspiraba a salvar al hombre, y salvar al hombre era liberarle de su más íntima esclavitud.”

Pero aún le quedaban por hacer mucho más bien porque no había venido solo para esto, para curar a unos cuantos enfermos en algunas poblaciones. Como Salvador, su actividad no podía limitarse a esas curaciones milagrosas. Jesús aspiraba a salvar al hombre, y salvar al hombre era liberarle de su más íntima esclavitud, de su más profunda alienación, del pecado y de la muerte. ¿De qué hubiera servido liberar a unos cuantos ciegos de su ceguera o a unos cuantos sordomudos de su sordera si permanecían expuestos a cualquier otra enfermedad y a la muerte?

CURACIÓN INTERIOR Y ESPIRITUAL


“Jesús, sana nuestras sorderas, nuestras cegueras y nuestra mudez espiritual.”

Por eso, hemos de pedirle, por encima de todo hoy día, que sane nuestras sorderas, nuestras cegueras o nuestra mudez espiritual. Es sordo de espíritu el que se cierra totalmente a Dios, que ha hablado y que sigue hablando en su creación, en sus profetas, en los acontecimientos. Dios nos sigue hablando y, a veces, no lo escuchamos. Se trata de un sordo que no quiere oír la voz de Dios, tal vez porque otras voces o ruidos han silenciado esa voz que viene de lo alto, tal vez porque no se ha puesto a escuchar el sonido emitido por la conciencia. Y el que cierra sus oídos a la voz de Dios puede acabar dejando de percibir el clamor angustiado de los pobres, de los excluidos de este mundo. En ellos, y en sus quejas, en su grito de socorro, también está hablando Dios.

UN LLAMADO A LA RESPONSABILIDAD DE HACER EL MUNDO MÁS JUSTO

“Todos nosotros tenemos alguna posibilidad de ayudar para que la situación de nuestro mundo sea un poco más justa y menos desigual.”

Es evidente que no podemos salvar la vida de todos los enfermos ni acabar con todos los pobres y marginados, pero todos nosotros tenemos alguna posibilidad de ayudar para que la situación de nuestro mundo sea un poco más justa y menos desigual.

DESASTRE ECOLÓGICO Y SILENCIO GUBERNAMENTAL ANTE EL GRITO DE LA TIERRA Y SUS HIJOS

“Vivimos un desastre ecológico, un desastre nacional.”

Queridos hermanos, lo que vivimos ahora en nuestra realidad —las quemas, los incendios en la Chiquitania y en las zonas vecinas— no frenan. Vivimos un desastre ecológico, un desastre nacional. Los que tienen que responder a ese cataclismo, nuestras autoridades, son sordas, mudas y ciegas.

“EFATA” UN LLAMADO A LA CONCIENCIA ANTE LA CRISIS

“Abran los ojos y vean la realidad.”

Hoy repetimos a todos los responsables las palabras de Jesús del Evangelio de hoy: “Efata”, abran los ojos y vean la realidad, vean cómo sufren los niños, los ancianos, los enfermos en los hospitales, la gente que vive en el campo y sufre por el humo de los incendios, por el humo que cubre el cielo más puro de América. También, estando en la Catedral, sentimos que se encuentra humo, que también nos molesta.

LA MADRE TIERRA CLAMA POR AYUDA Y DEFENSA DE LA CREACIÓN

“Vean lo que se hace con nuestra Madre Tierra, tan reclamada y defendida, y ahora esa Madre Tierra sufre y gime.”

Vean lo que se hace con nuestra Madre Tierra, tan reclamada y defendida, y ahora esa Madre Tierra sufre y gime. ¿Qué hacemos con ella? La herimos a muerte y la destruimos. Abran los ojos, y si no lo hacen, tendremos en la Chiquitania una nueva fábrica de carbón vegetal, carbón de madera.

UNA EXHORTACIÓN A LAS AUTORIDADES Y A LA FRATERNIDAD ANTE LA DEVASTACIÓN

“Ábranse nuestras autoridades nacionales y manden la ayuda a la gente de las regiones afectadas en nuestra querida Bolivia.”

Ábranse nuestras autoridades nacionales y manden la ayuda a la gente de las regiones afectadas en nuestra querida Bolivia, que se nos quema, se destruye el fundamento de las futuras generaciones, se destruye nuestro futuro. Ábranse a la mirada fraterna y abierta, que es la mirada de Dios, que mira a todos sus hijos y hermanos por igual; no hay regiones mejores y peores. Ábranse al clamor del pueblo, al clamor de todos.

UN LLAMADO A LA APERTURA DEL CORAZÓN

“Jesús, el que porta vida y amor, está siempre ahí.”

Muchas realidades se han tambaleado a nuestros pies, pero Jesús, el que porta vida y amor, está siempre ahí. Lo está hoy en su día, en medio de nuestra asamblea, y nos grita a cada uno de nosotros: “Efata, ábrete, ábrete a la alegría, a la esperanza, a la dicha de ser justo, al esfuerzo siempre renovado de construir un mundo mejor”.

VER AL OTRO COMO HERMANO: UN DESAFÍO CONSTANTE

“Ábrete al susurro de todas las aspiraciones para hacer el bien.”

Ábrete al susurro de todas las aspiraciones para hacer el bien, al gozo de ver en cualquier rostro a una hermana, a un hermano. Estamos conscientes de que todos necesitamos colaborar, todos necesitamos uno del otro.

ACCIÓN SOLIDARIAGOTAS DE ESPERANZA EN UN MUNDO HERIDO

“Cada gota de ayuda puede servir para despertar una semilla de esperanza.”

Toda ayuda nuestra es como una gota que no va a apagar los incendios causados por una política errónea que confunde los recursos naturales con una mercadería política. Cada gota de ayuda puede servir para despertar una semilla de esperanza que un día florecerá para un mañana mejor. Chiquitania y su gente se lo merecen y lo esperan.

RENACER DE LA IGLESIA EN EL AMOR Y LA JUSTICIA

“Alaba, alma mía, al Señor, que hace justicia a los oprimidos.”

Y por este renacer de nuestra Iglesia en su amor a las personas más necesitadas, digamos con el salmo responsorial: “Alaba, alma mía, al Señor, que hace justicia a los oprimidos, da pan a los hambrientos y libera a los cautivos”. Así sea.

Fuente: https://campanas.iglesiasantacruz.org/

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