Mons. Coter: “La persona humana no está hecha para la soledad, sino para la relación y comunión”
Prensa CEB 7.10.204.- Prensa CEB 7.10.204.- Monseñor Eugenio Coter, obispo del Vicariato Apostólico de Pando, en su habitual mensaje a través de su red social de YouTube, comenzó su reflexión hablando del dólar, de los incendios e hizo énfasis luego al Evangelio de San Marcos: «Que el hombre no separe lo que Dios ha unido».
¡Muy buen domingo para todos! Comienza saludando monseñor Coter, e inmediatamente comenta sobre los créditos y la falta del dólar que, a decir de monseñor, está trastocando la economía del país.
Asimismo comentó sobre los incendios y los 7 millones de hectáreas quemadas en la Amazonía, manifestando que los habitantes afectados por las quemas respiran todo el tiempo humo que los hace «invivible e irrespirable». Agregó que también está el aumento de precios de la canasta familiar, «y todo esto acompañado de la falta de gasolina, de diésel que paraliza paulatinamente el transporte y las máquinas agrícolas», enumeró
Dicho esto, monseñor Coter continuó con la lectura del Santo Evangelio según San Marcos 10, 2-16. Señalando que los fariseos ponen a prueba a Jesús, no para aprender de él, sino para acusarlo. «No escapamos a la tentación muchas veces de buscar algo que no es diálogo con la Iglesia, con el Señor, que no es para entender en la profundidad la propuesta, el mensaje o, como dirá Jesús, el proyecto originario de Dios», señaló.
Acotó que muchas veces no nos interesa justificar nuestras acciones y decisiones; en este sentido es que la palabra de Dios nos desafía a ser sinceros en corazón y conciencia.
Explicó monseñor Coter que se necesita tener una claridad de uno mismo para poder tener una claridad en la conciencia (haciendo mención al pensamiento de un monje), indicando que es la primera observación que recoge de este Evangelio, es decir, que desafía a una claridad de la conciencia, «a esta percepción de lo que está en nuestro corazón para que podamos estar en una actitud correcta».
Argumentó que la conciencia ayudará a conocer lo que es el proyecto de Dios y lo que son las fragilidades humanas que pueden confrontarse con dicha intención para recibir la misericordia de Dios.
«La luz de Dios que nos oriente el camino». Entonces interpelamos a Jesús, interpelamos también a la Iglesia con humildad, no para ponerlos a prueba, sino para encontrar y encontrar el camino mejor que nos hace vivir», reflexionó.
El corazón de este Evangelio, indicó, es la relación entre el hombre y la mujer y el proyecto de Dios, que se refiere a que el hombre no debe estar solo, agregando que la persona humana no está hecha para la soledad sino para la relación y comunión.
Pero esta unidad que se manifiesta en la creación del hombre y la mujer, llamados a vivir una comunión matrimonial, podemos definirla así: esta alianza que ayuda a la vida. Todo esto está en un proyecto en el cual Jesús quiere que sea amparada la mujer como la parte débil. En esta realidad que él vivía en su tiempo, el hombre podía despachar a la mujer sin darle nada y esto la dejaba al desamparo y la dejaba también a la posibilidad de ser acusada de adulterio.
«Pero el hombre que piensa que la mujer es la adúltera si ella se marcha, sepa que también si él deja a la mujer, él se pone en una situación de adulterio, no tanto porque en el momento que la deja, la iglesia admite la separación cuando la convivencia se ha vuelto imposible». No el divorcio, pero sí la separación, aclarando que las reglas valen tanto para el hombre como para la mujer.
La fragilidad humana, dijo monseñor Coter, muchas veces nos pone en situaciones de dificultad y de imposibilidad, desafiándonos a crecer con madurez y mantener un camino de fortaleza.
«Y esto es el desafío de todos, encontrar este camino de amor que será en las personas, para los que eligen el camino del enamoramiento, que aprendamos a crecer en la madurez personal, porque para volar en pareja hay que volar y saber volar individualmente», exhortó.
Finalizó su reflexión manifestando que el proyecto de las personas se debe complementar frente a una realidad de desafíos cotidianos que vive el país. «Pidamos al Señor de encontrar con quien poder luchar, caminar con ellos, para encontrar nuestra fortaleza dentro de los desafíos y construir una realidad que facilite la vida para todos. Para que las dificultades no paren el camino, no paren el vuelo de nadie, sino que con la ayuda el uno del otro podamos crecer en una experiencia de vida que la vida desafía con dificultad», puntualizó monseñor Coter.