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Ene

Cada 25 de enero la Iglesia celebra la conversión de san Pablo. Saulo de Tarso, luego del encuentro con Cristo resucitado, en el camino a Damasco (Hch 9,1-9), se convierte de perseguidor de los cristianos a Apóstol de los gentiles, cambiando su nombre a Pablo.

La conversión de san Pablo nace de un cambio existencial, pasa de ser de un perfecto observante de la ley a abandonar dócilmente su vida a la voluntad de Dios. Su abandono no es fácil, debe pasar vicisitudes y dificultades, pero la certeza de Jesús resucitado: «Yo soy Jesús, a quien tú persigues» le da las fuerzas para la misión encomendada.

La fiesta de la Conversión de san Pablo en el Hemisferio Norte, coincide con la conclusión de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos Pablo, obediente a la voluntad de Dios, es ejemplo para el camino de unidad, porque abandonándonos dócilmente a su voluntad debemos cumplir su mandato: «Que todos sean uno, como tú, Padre, estás en mí y yo en Ti» (Jn 17,21).

4ta. Página Hoja Dominical «Día del Señor»

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