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Ene

Mons. Sergio Gualberti: “Pidamos que la estrella se detenga e ilumine los belenes de nuestras vidas”

Prensa CEB 7.01.2025. Mons. Sergio Gualberti, arzobispo emérito de la Arquidiócesis de Santa Cruz, al celebrar la eucaristía de la Solemnidad de la Epifanía del Señor dijo que el nacimiento de Jesús, es nuestra esperanza y alegría, y la certeza de que al final de nuestra búsqueda encontramos a Jesús, quien nos anima y da la fuerza de ser testigos de la luz, la verdad, la vida y el amor de Dios, en una sociedad de tantas tinieblas. 

El deseo de Mons. Sergio es que todos seamos como los Reyes Magos, sabios que, después de 2000 años, nos siguen indicando los pasos para entregarnos con todas nuestras facultades a la búsqueda del Salvador.

Invitó a dejarse cautivar por su Estrella, volviéndonos también luz de alegría, esperanza, amor y solidaridad para las personas que el Señor pone cada día en nuestro camino.

A continuación la homilía completa, gentileza de la Arquidiócesis de Santa Cruz.

En la liturgia de esta solemnidad encontramos dos palabras contrapuestas: oscuridad y luz:

TINIEBLAS que “cubren la tierra” y la “espesa nube que envuelve las naciones”, oscuridad del pecado y muerte. 

-LUZ: “El Señor resplandece sobre su pueblo”, las naciones vendrán hacia tu luzhacia el resplandor de tu amanecer”, (Is), “guía de la estrella, tres veces revelar a “Pablo, las naciones, los pueblos el misterio de la salvación”.

EPIFANIA significa manifestación y más todavía, revelación de LA LUZ de Dios que se nos da a conocer en el Niño Jesús como la “verdad” y que nos desvela: “el misterio oculto a las anteriores generaciones”. (2ª lectura)

En el EVANGELIO, todos parecen desear la luz aun por distintos caminos: algunos como los sabios, escribas y sacerdotes buscan la verdad, pero Herodes la mentira. 

Hemos visto su estrella en el oriente y hemos venido a adorarlo

Los tres sabios paganos: “Hemos visto su estrella en el oriente y hemos venido a adorarlo” (Mt. 2,2). Según cultura del Medio Oriente antiguo, cada persona tenía una estrella que marcaba su vida y misión, y los sabios descubren en esa estrella el signo de un evento de alcance universal: el nacimiento en Judea de un soberano. 

Hemos venido a adorarlo”: No es suficiente ver para encontrar el lugar donde está ese rey, hay que ponerse en marcha y abrirse a la luz sin prejuicios ni cerrazones. Sin embargo, al llegar a Jerusalén la estrella se oculta. Entonces recurren al rey Herodes, un hombre encerrado en el palacio de sus intereses, poderes y riquezas, rodeado por gente servil y la seguridad militar

“Ve en ese niño recién nacido un peligro para su reinado”

A la noticia de los sabios, él se alarma porque ve en ese niño recién nacido un peligro para su reinado. Por eso, recurriendo a los escribas y sacerdotes, inicia la búsqueda del Niño, pero no para adorarlo sino para matarlo. La sed de poder envuelve en las tinieblas de muerte, no permite ver la luz de la verdad, por el contrario, la apaga. 

“en el mundo hay Herodes encerrados en sus ideologías”

Hoy también en el mundo hay Herodes encerrados en sus ideologías, seguridades y engreimientos preocupados por su interés y por el bien común y el servicio al pueblo y actúan con las categorías mundanas del poder y riquezas, sacrificando incluso al pueblo por esos ídolos.

En ese escenario de tinieblas, la estrella desaparece y no se deja ver, solo vuelve a aparecer cuando los sabios dejan el palacio de Herodes.

Ahora pueden reiniciar el camino en búsqueda del niño. “Después de oír al rey, se pusieron en camino. En eso, la estrella…iba delante de ellos, hasta que llegó y se detuvo sobre el lugar donde estaba el niñoAl ver la estrella se llenaros de inmensa alegría” … Es la alegría de haber encontrado la luz de la verdad después de la larga búsqueda y donde hay la verdad hay Dios, y donde hay Dios hay alegría. La dicha es signo claro de “donde” está la Luz, donde está Cristo, aquel que ha dado inicio al tiempo de la salvación, de la misericordia y de la liberación de toda clase de esclavitudes.

“Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre.

Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y, cayendo de rodillas, lo adoraron”: El camino de los sabios paganos llega a su meta final. Encuentran al niño y se arrodillan adorándolo, ofreciendo a sí mismos, su corazón, inteligencia, voluntad y ciencia como sus dones y reconociéndolo como el Salvador.

Jesús rechazado por su pueblo, (No había campo para ellos en Belén), es reconocido y adorado por paganos. 

Los Magos representan a todos los hombres y pueblos de la tierra, es la universalidad de la salvación: “Las naciones vendrán hacia tu luz”. Han recorrido el camino del amor: dándose a sí mismos han recibido el don de Dios mismo. Han descubierto la verdad del amor de Dios que en Jesús se ofrece para la humanidad y por eso se arrodillan como los pastores, en el portal de Belén, nadie queda excluido.

volvieron a su tierra por otro camino”.

Al momento de volver a su país, en sueño son advertidos de no volver donde Herodes, por eso “volvieron a su tierra por otro camino”. Rechazan el camino del poder, el dominio, la riqueza y el prestigio, para seguir por la senda del amor, el servicio, la humildad y la verdad.

¿Y nosotros qué camino estamos recorriendo? ¿El de Herodes o él de los magos?

El nacimiento de Jesús, es nuestra esperanza y alegría.

El nacimiento de Jesús, es nuestra esperanza y alegría, por eso pidamos que la estrella se detenga e ilumine los belenes de nuestra vida, nuestras búsquedas, dolores, desánimos y soledades. La certeza de que al final de nuestra búsqueda encontramos a Jesús, nos anima y da la fuerza de ser testigos de la luz, la verdad, la vida y el amor de Dios, en una sociedad de tantas tinieblas. 

Qué todos nosotros seamos como esos los sabios que, después de 2000 años, nos siguen indicando los pasos para entregarnos con todas nuestras facultades a la búsqueda del Salvado y dejarnos cautivar por su Estrella, volviéndonos también luz de alegría, esperanza, amor y solidaridad para las personas que el Señor pone cada día en nuestro camino. Amén

Qué todos nosotros seamos como esos los sabios que, después de 2000 años, nos siguen indicando los pasos.

Fuente: https://campanas.iglesiasantacruz.org/

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