24
Feb

Mons. Robert Flock: “Tachar al que piensa diferente como enemigo es el discurso típico de muchos que buscan alcanzar o consolidar el poder”

Prensa CEB 24.02.2025. Manifestó Mons. Robert Flock, obispo de la Diócesis de San Ignacio de Velasco al celebrar la eucaristía de este domingo, séptimo del tiempo ordinario. En su homilía, Mons. Flock habló del fallecimiento del líder indígena Francisco Marupa, cuya muerte oficialmente se atribuye a un conflicto personal, aunque la comunidad sospecha que está vinculada a su lucha contra la minería ilegal.

Dijo que el discurso de identificar enemigos es común en contextos de poder y puede llevar a violencia y división. Por otro lado, expresó que se debe promover el amor al enemigo como una forma de superar el odio y la guerra, inspirada en las enseñanzas de Jesús.

A continuación la homilía completa.

Queridos hermanos,

Hace unos días, después de haber sido silbado y abucheado en un encuentro de Cooperativas Mineras, el presidente del Estado Plurinacional, en su intento de ganar apoyo les dijo: «ustedes van a identificar perfectamente al enemigo». Menos mal que fue abucheado.

Parece que los cooperativistas que explotan el oro en los ríos del Parque Madidi consideran que sus enemigos son los indígenas que defiendan su territorio y los recursos naturales que hay en ellos. Y por esto, apareció muerto el líder indígena Francisco Marupa, a pesar de la versión oficialista de un conflicto por motivos personales, que nadie cree. Enemigos por el rio, oro, pescado y pueblo.

Hablar del enemigo es lenguaje de guerra. El soldado que está al otro lado no es hermano, amigo, compañero, ni siquiera persona. Es un enemigo para matar y eliminar. Así también es la mentalidad de quienes asesinaron al capitán de la policía en Santa Cruz cuando iba a llevar su hija al colegio, y a los acribillados en la propiedad de Santa Mónica no muy lejos de aquí. Difícil saber la verdad de estas situaciones, especialmente cuando los primeros arrestados son los periodistas, dando la impresión que la Justicia los considera a ellos como los enemigos.

Tachar al que piensa diferente como enemigo es el discurso típico de muchos que buscan alcanzar o consolidar el poder, sea en la política, economía, deporte y hasta la religión cuando hay competición. Es lo que he veo últimamente en mi tierra natal, con una avalancha de mentiras y distorsiones contra los migrantes hispanos, ahora siendo deportados de manera humillante y vergonzosa. Lamentablemente es una táctica que funciona, y por esto una tentación favorita de Satanás el verdadero y único enemigo y casi todos caen fácilmente en ella.

En cambio, Jesús, predicaba el amor al enemigo, como escuchamos en el Santo Evangelio este mañana. Si amo a mi enemigo, por lo menos de mi parte, ya no es enemigo. No hay garantías que mi amor lo convierta, que me vea como amigo, pero el odio y la guerra garantizan que seremos enemigos para siempre, como sucede entre Israel y los terroristas islámicos.

Pensamos un poco…. Si el pecado es una ofensa contra Dios, con cada pecado, cada desobediencia, cada omisión del mandamiento de amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo, nos arriesgamos posicionarnos como sus enemigos, opuestos a su Reino, porque preferimos nuestra autonomía. Si no soy leal a Dios, entonces soy su enemigo. Y Dios, en defensa de su soberanía y su santidad, está totalmente justificado en enviarme al infierno para siempre.

Gracia a Dios, Dios, siendo Dios, prefiere seguir amándonos, como los papás que sigan amando a sus bebes, aunque ensucian sus pañales. Mientras los limpian se fijan en sus ojitos, y todo se perdona. De la misma manera, Dios, quien es amor, y nos hizo en su imagen y semejanza para que seamos capaces del amor no solo humano, sino divino, nos mira con amor y perdona todo. No quiere destruirnos por feo que apestan nuestros pecados. Prefiere dejarnos crucificar a su Hijo único, humillándolo y torturándolo con abucheos, silbados y burlas, con la esperanza de que, viéndolo, seamos capaces de ver que somos nosotros mismo el enemigo, no Jesús, no Dios, y que, asombrados y desarmados, abandonemos nuestras defensas, reconozcamos nuestras ofensas, y pidamos perdón y ayuda divina para jamás ser enemigo de Dios ni de nadie. Todo lo contrario, empezar una nueva vida como hermano, amigo y compañero de todos.

Y si en esto, las heridas de corazón y alma, como también las de cuerpo y mente, me tienen atrapados en la duda, el dolor, la rabia y el rencor, entonces Jesús aparece resucitado y me dice: «toma tu mano y ponla en mi costado»; para que estas cicatrices que han quedado por las heridas que he sufrido por la maldad de mis enemigos o la indiferencia de mis supuestos hermanos, dejan de controlar mi espíritu. Y yo puedo ser sano y libre y bueno y bello como Dios se imaginaba cuando me creó en su imagen y semejanza.

Estos días, además de los que murieron por la violencia, nos despedimos en Santa Cruz de Mons. Nicolás Castellanos, creador de la Fundación Hombres Nuevos y aquí en San Ignacio de la Hermana Ana María García Matesanz, una de las seis hermanas Pobres de Santa Clara que en 1987 llega a San Ignacio de Velasco, junto con otras seis hermanas para fundar el convento de Santa Clara. Segunda la actual superiora: «Mujer fuerte y recia, de un profundo amor a las hermanas. Ha ejercido los cargos de formadora, abadesa, Vicaria y ecónoma». Ella dedicó su vida para contemplar el misterio de Cristo y para orar por nosotros, por nuestra Iglesia y por nuestro pueblo, sin distinción de amigos y enemigos.

Mons. Castellanos, también llegó desde España en 1992, a la Arquidiócesis de Santa Cruz, para iniciar el Proyecto Hombres Nuevos, basado en cinco pilares fundamentales: educación, cultura, salud, vivienda y evangelización, con el fin de «ayudar a construir un modelo integrador de trabajo que permita mejorar las condiciones de vida de la población local, que pueda ser replicable en otros lugares de Bolivia». Con la población beneficiada, ponen en funcionamiento proyectos que buscan dar soluciones a los graves problemas a los que se enfrentan los habitantes del Plan 3000 y Bolivia. Es un proyecto que depende del apoyo de miles de personas que ayudan a los pobres, sin distinguir entre amigos y enemigos.

Mons. Nicolás y Sor Ana María: hombres nuevos, como dice San Pablo, revestidos de la imagen del hombre celestial, Cristo Jesús, nuestro Señor. ¿Y nosotros?

Author