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Mons. Percy Galván exhortó a los fieles a ser testigos de la misericordia de Dios en su vida diaria

Prensa CEB 31.03.2025. Este domingo, la Catedral Metropolitana Nuestra Señora de La Paz, se cellebró la Sucaristía presidida por Monseñor Percy Galván, Arzobispo de La Paz. En su homilía, el prelado reflexionó sobre la Parábola del Hijo Pródigo (Lucas 15, 11-32) y su mensaje de misericordia, tomando como ejemplo la vida de Santa Teresa de Calcuta y las enseñanzas del Papa Francisco en su exhortación apostólica Evangelii Gaudium.

El Hijo Pródigo: Un llamado al amor y la misericordia

Durante su mensaje, Mons. Percy Galván destacó la profundidad de la parábola del Hijo Pródigo, subrayando que Dios es un Padre que nunca deja de amar, incluso cuando nos alejamos de Él.

“El pecado nos hace creer que podemos ser autosuficientes, pero tarde o temprano nos damos cuenta de que el verdadero hogar está en el amor del Padre”, expresó. También enfatizó que la actitud del hermano mayor, que se resiste a aceptar el regreso de su hermano, refleja la dureza del corazón humano cuando no entiende la misericordia de Dios.

Ejemplo de Santa Teresa de Calcuta: Amar sin condiciones Para ilustrar la actitud del Padre misericordioso, Mons. Percy evocó la figura de Santa Teresa de Calcuta, quien dedicó su vida a los más pobres y marginados, sin hacer distinción ni juzgar a quienes habían caído en la miseria. “Ella no preguntaba qué habían hecho con su vida, solo los amaba y los acogía con el mismo amor con el que Dios nos recibe a todos”, dijo el Arzobispo. Su testimonio, explicó, es un reflejo del amor incondicional del Padre que, en lugar de castigar, abre sus brazos para abrazar a sus hijos arrepentidos.

El Papa Francisco y la Alegría del Evangelio

Mons. Galván, también citó la exhortación apostólica del Papa Francisco, Evangelii Gaudium, en la que el Pontífice invita a la Iglesia a ser un espacio de acogida y misericordia.

“La Iglesia no debe ser una aduana que pone condiciones para el amor de Dios, sino un hospital de campaña donde todos puedan encontrar consuelo y sanación”, recordó el Arzobispo, inspirándose en las palabras del Santo Padre. El perdón de Dios no es una recompensa para los perfectos, sino un regalo para los que se atreven a volver a Él con humildad.

Una invitación a vivir la misericordia Antes de finalizar la celebración, Mons. Percy Galván exhortó a los fieles a ser testigos de la misericordia de Dios en su vida diaria, invitándolos a practicar el perdón y la acogida, especialmente en este tiempo de Cuaresma. La Eucaristía culminó con un ambiente de recogimiento y esperanza, recordando que el amor del Padre siempre está dispuesto a recibirnos de vuelta, sin reproches, solo con alegría y un abrazo lleno de gracia.

Fuente: https://arquidiocesisdelapaz.org.bo/

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