Un día de júbilo en la Familia Mercedaria
Prensa CEB 21.03.2025. En la Solemnidad de San José, Santo Custodio de la Iglesia, la «Parroquia Nuestra Señora de La Merced» de la Arquidiócesis de La Paz, acogió la profesión solemne de Fray Edwin Guillermo Baboc Guzmán, en la Orden de los Mercedarios. En un ambiente de profunda espiritualidad y alegría, religiosos, familiares, amigos y fieles acompañaron al joven fraile en su entrega definitiva al servicio de Dios y de la Iglesía.
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Un templo colmado de fe y devoción
Desde tempranas horas, los fieles comenzaron a llegar al templo, cuya arquitectura colonial y símbolos mercedarios evocan siglos de historia y tradición. Entre ellos, se encontraban miembros de la Orden de la Merced, el provincial, sacerdotes y religiosos de distintas comunidades, quienes se unieron en oración por el hermano que, en ese día, daría un paso decisivo en su vida.
La celebración eucarística: un signo de entrega y fidelidad
A las 19:00 p. m., la solemne Eucaristía dio inicio con el ingreso del cortejo procesional, encabezado por el Superior Provincial de la Orden de la Merced, acompañado por sacerdotes mercedarios de Bolivia-Perú y concelebrantes.
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Durante la homilía, el Superior Provincial destacó el significado de la profesión solemne en la vida religiosa. “Hoy, Fray Edwin se entrega por completo al servicio de Cristo Redentor y de su Madre de la Merced, renovando el carisma de nuestra orden: la entrega por los cautivos y la liberación de quienes sufren esclavitudes modernas”, expresó con voz emocionada.
El momento más esperado: la profesión solemne
Después de la homilía, Fray Edwin se postró en el suelo en señal de humildad y total entrega, mientras la asamblea entonaba la letanía de los santos. Luego, de rodillas ante el Superior provincial, pronunció sus votos de pobreza, castidad y obediencia, comprometiéndose a vivir conforme al espíritu mercedario hasta el final de sus días.
El momento culminante llegó cuando M.R.P. Fr. Juan Carlos Saavedra Lucho, O. de M. Superior Provincial, le impuso las manos y le entregó las insignias de su consagración: el escapulario mercedario y la cruz, símbolos de su misión como redentor de cautivos y testigo del Evangelio.
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Un compromiso para toda la vida
Tras la comunión, el recién profeso dirigió unas palabras de gratitud. Con humildad, agradeció a Dios, a sus formadores, a su familia y a todos los que lo acompañaron en su camino vocacional. “Hoy renuevo mi entrega confiando en la misericordia del Señor. Que mi vida sea un reflejo de su amor y de su redención”, afirmó con voz serena y llena de convicción.
La ceremonia concluyó con la bendición final y el canto de la Salve a Nuestra Señora de la Merced, patrona y madre de la Orden. Luego, en el patio de la parroquia, se ofreció un ágape fraterno, donde los asistentes compartieron su alegría con Fray Edwin, expresándole sus mejores deseos en esta nueva etapa de su vida consagrada.
Fuente: https://arquidiocesisdelapaz.org.bo/