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“El anuncio del Evangelio es hoy, hagamos realidad con acciones concretas la presencia esperanzadora de Cristo”, alentó el obispo de El Alto en la Misa Crismal

Prensa CEB 15.04.2025. La Misa Crismal en la Diócesis de El Alto tuvo la presencia de Obispos, seminaristas, diáconos, pueblo de Dios, y sacerdotes, quienes renovaron las promesas que hicieron el día de su ordenación, recordando que su vocación es un llamado al servicio y a la santificación del pueblo.

Mons. Giovani Arana, obispo de la Diócesis de El Alto, en su homilía, destacó la importancia de la unidad dentro de la Iglesia, subrayando que la división es el peor anti testimonio que se puede dar como comunidad cristiana.

Durante la celebración, se bendijeron los óleos de los enfermos, de los catecúmenos y se consagró el Santo Crisma, recordando la misión de los sacerdotes de ser ungidos para santificar y servir. El lema de este año, «Ungidos por el Padre, anunciadores de esperanza», fue presentado como un faro que debe guiar la labor pastoral de los presbíteros, especialmente en tiempos de incertidumbre y crisis social. Mons. Arana enfatizó que la unción recibida no es solo un signo externo, sino una fuerza interior que impulsa a los sacerdotes a ser modelos de generosidad y cercanía.

El obispo invitó a los sacerdotes a vivir su ministerio con humildad y entrega, recordando que la verdadera identidad sacerdotal radica en el servicio a los demás. Citando al Papa Francisco, recordó que los sacerdotes están llamados a ser «ungidos para ungir», es decir, a salir al encuentro de quienes sufren y necesitan esperanza. Asimismo, se hizo un llamado a toda la Iglesia a ser una comunidad solidaria y comprometida, capaz de escuchar y acompañar a los más desfavorecidos.

Finalmente, en el contexto del Año Jubilar y del proceso sinodal impulsado por el Papa Francisco, se animó a todos los fieles a caminar juntos como «peregrinos de la esperanza». La invitación es a construir una Iglesia que escuche, dialogue y promueva la comunión, superando actitudes clericalistas. La Virgen María, Nuestra Señora de Copacabana, fue puesta como ejemplo de servicio y esperanza, animando a todos a vivir la fe con alegría y compromiso.

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