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Mons. Aurelio Pesoa exhorta a que la última semana de Cuaresma sea un tiempo para meditar, reflexionar y pensar en nuestras actitudes y comportamiento

Prensa CEB 6.04.2025. Desde la Catedral Santísima Trinidad del Beni, en su homilía del Quinto Domingo de Cuaresma, Mons. Aurelio Pesoa, obispo del Vicariato Apostólico del Beni y Presidente de la Conferencia Episcopal Boliviana, centró su mensaje en la misericordia de Dios y la necesidad de conversión, a la vez que denunció la injusticia que persiste en Bolivia.

Reflexionando sobre el Evangelio de la mujer adúltera (Jn 8,1-11), Mons. Pesoa destacó que Jesús revela un Dios que condena el pecado, pero no al pecador, ofreciendo siempre la oportunidad de redimirse. Subrayó que el perdón de Dios es gratuito e invita a una transformación personal: «Vete, no peques más en adelante». El Obispo enfatizó la importancia de no quedarse anclados en el pasado, sino de avanzar hacia el futuro, permitiendo que Dios renueve la faz de la tierra. En este «Año del Jubileo de la Esperanza», invitó a los bolivianos a caminar hacia el encuentro con Dios y con los hermanos.

Criticó la hipocresía de quienes se creen justos y juzgan a los demás, recordando las palabras de Jesús: «El que no tenga pecado, que arroje la primera piedra». Afirmó que Jesús nos remite a la conciencia y nos invita a reconocer nuestra propia fragilidad.

Lamentó que el sistema judicial en Bolivia sea principalmente punitivo y no busque restaurar la vida de las personas que infringen la ley. Denunció la sobrepoblación de presos preventivos en las cárceles y la lentitud de los procesos judiciales. Contrastó esta realidad con la actitud de Jesús, quien restaura la vida de la mujer adúltera y le da esperanza.

En este tiempo de Cuaresma, Mons. Pesoa invitó a los fieles a meditar sobre sus actitudes y comportamientos, recordando que Dios lo ve todo. Exhortó a aprovechar este tiempo de gracia, ya que el mañana no está garantizado. El obispo hizo un llamado a la conversión personal y a la construcción de una sociedad más justa y fraterna, a tiempo de agradecer a quienes colaboran en este domingo de la solidaridad, y alentando a los fieles a que en este tiempo de crisis sean solidarios con quienes más lo necesitan.

Video gentileza: Vicariato Apostólico Del Beni 

Domingo 5 de Cuaresma (C)

Dios es misericordioso.  Vete, no peques más…

Jn 8, 1 – 11.  06.03.2025

1.-  El Evangelio de hoy, en el relato de la mujer adúltera es la ocasión en que Jesús revela la novedad de Dios.  Un Dios que condena el pecado, pero no al pecador, sino más bien lo salva y redime del pecado.  También que Dios siempre da la oportunidad para la conversión, entendamos que el perdón Dios es gratuito.

Como el domingo pasado, Jesús hoy nos muestra un Dios compasivo y eternamente misericordioso y que concede la gracia de la conversión al que se arrepiente.  Jesús desenmascara la mentira de un sistema legalista y revela el amor gratuito de Dios para con los pecadores, al mismo tiempo, muestra el camino que se debe recorrer para encontrar a Dios: “Vete, no peques más en adelante”

El Evangelio de hoy nos muestra un Dios que quiere que todos se salven y por medio de Jesús Hijo de Dios que nos lo da a conocer hoy.  El relato de la mujer pecadora es conmovedor.  La Palabra de Dios es el llamado que el mismo Dios nos hace a abrir las puertas de nuestras mentes y nuestros corazones a la nueva ley del: amor a Dios y amor compasivo al prójimo.

La invitación es al cristiano, de hoy a vencer la tentación de quedarse mirando el pasado, cuando el objetivo debería ser mirar el presente y caminar hacia el futuro.  Pues es Dios quien se encarga de renovar la faz de la tierra.

2.-  El Evangelio también, nos enseña a no quedarnos en el juicio o la justicia de Dios, que será una realidad al final de los tiempos.  Sino, hacer realidad la bondad, el perdón y la misericordia de Dios.  Además, el Evangelio nos invita a recordar que ser cristiano no es olvidar la historia ya vivida, sino a saber aceptarla, dejándola en el lugar que corresponde con el objetivo de no repetirla.

En la vida es necesario avanzar, no se puede vivir recordando y lamentándose de la historia y en algunas ocasiones, una historia, distorsionándola con fines no siempre buenos.  En este año del Jubileo de la Esperanza debemos caminar hacia el encuentro con Dios y con los hermanos, lo nuevo es que Dios nos lleva a la luz que fortalece la fe.

Jesús el Hijo de Dios, nos enseña, que lejos de quedarse mirando el pecado del adulterio y la pena que significaba, con el perdón, le devuelve la vida esperanzadora y abre un futuro a aquella mujer.

También es bueno que a la luz del Evangelio meditemos: que valores buenos de esperanza, antiguos y nuevos, estamos dejando a las nuevas generaciones de bolivianos.  Todos los días somos bombardeados con las noticias de las muertes, aunque se lo quiera negar, por ajustes de cuentas, noticias de la corrupción y las injusticias en nuestro país.

3.-  Jesús en el Evangelio pone a la luz la hipocresía de quienes se creían justos, dueños y señores de la ley, negando la posibilidad de la vida a la mujer del Evangelio.  Les dice: “El que no tenga pecados, que arroje la primera piedra.  E inclinándose nuevamente, siguió escribiendo en el suelo” ¿Qué habrá escrito Jesús?

 Jesús, ayer como hoy, nos remite a la conciencia y pregunta a la mujer sobre sus acusadores; todos se fueron, fue la respuesta.  Luego Jesús se levanta y pregunta; para inmediatamente decirle a la aterrada mujer: “Yo tampoco te condeno, … Vete, no peques más en adelante” Una vez más se hace presente el Dios de bondad y misericordia.

El mundo, en general, que lejos está de tener los mismos sentimientos compasivos de Jesús.  En nuestro país la ley es enteramente punitiva, está lejos de restaurar la vida de la persona que infringe o viola la ley.  Para nadie es un secreto la sobrepoblación de los presos preventivos en las cárceles de nuestro país y con los procesos que no avanzan.  Jesús, pese al pecado de aquella mujer restaura su vida, es decir, le da nuevas esperanzas de recomenzar una nueva historia de vida.

En la última semana del tiempo de gracias de la Cuaresma, sea un tiempo para meditar, reflexionar y pensar en nuestras actitudes y comportamiento.  No olvidemos que hay un Dios Justo y compasivo, pero que lo ve todo.  Aprovechemos este tiempo de gracias que Dios nos concede, el mañana quizá no vendrá.  Así sea

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