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1700 años del Concilio de Nicea: “La fe cristiana confiesa al único Jesús de Nazaret como Cristo y Señor, Hijo eterno del Padre que se encarna de María Virgen por obra de Espíritu Santo”

Prensa CEB 20.05.2025 Monseñor Fernando Bascopé Muller, Obispo Auxiliar de la Diócesis de San Ignacio de Velasco, nos comparte un artículo sobre Un hecho fundamental en la historia del cristianismo, hoy, 20 de mayo se recuerda los 1.700 años del Concilio de Nicea, que se realizaba en la actual ciudad de Iznik en Turquía en el año 335.

La Iglesia vive el misterio de Cristo, celebra agradeciendo el Don-Regalo de la Salvación.

Hoy celebramos 1700 años de un acontecimiento eclesial. El Concilio Ecuménico de Nicea 325. Concilio que marcó después del fin de las persecuciones a los cristianos con el Edicto de Milán 313; el vivir en el Imperio Romano expresando y viviendo públicamente su fe.

Se presentó la Controversia de Arrio que en el año 320 predicó y enseño en Alejandría. Noticia que marca esta disputa teológica en la Carta dirigida a Eusebio de Nicomedia y así presenta su error que quiere interpretar el misterio Cristológico: «El Hijo no es engendrado ni es parte del Ingenito, ni deriva de su sustrato».

Estando así la situación teológica el Emperador Constantino el Grande invita a los Obispos a realizar un Concilio en Nicea, cerca de la nueva Capital del Imperio; la ciudad indicada: Nicea. Con esta reunión de obispos el Emperador buscaba dirimir la controversia y restaurar la paz. El Concilio de Nicea presenta el Contenido teológico, siguiendo la fe bíblica eclesial e interpretando la verdad de fe revelada según la Tradición y el Magisterio de la Iglesia.

Esencialmente el Concilio enseña: El Hijo unigénito de Dios Padre es engendrado eternamente. Y precisa con la palabra Consustancial al Padre, es decir, de la misma naturaleza del Padre. También responde al error arriano señalando en la segunda parte del Credo de Nicea los Anatemas que negaba la divinidad del Hijo.

Así los padres del Concilio de Nicea para presentar la verdad teológica no siguen ninguna filosofía neoplatónica sino que siguiendo la verdad revelada en la Sagrada Escritura, esheleniza el Dogma presentando la fidelidad a la Escritura.

Esta declaración en el Símbolo del Credo de Nicea no se desarrolla por una simple curiosidad especulativa sino que implica esencialmente una fundamentación doctrinal sobre la salvación realizada por El Señor Jesucristo, el Hijo de Dios y consustancial, es decir de la misma naturaleza del Padre.

Debemos elevar un himno de acción de gracias al celebrar 1700 años del Concilio Ecuménico de Nicea y renovar nuestra fe cristiana para ser testigos del Señor.

Para celebrar el Primer Concilio Ecuménico de Nicea la Diócesis de San Ignacio ha desarrollado en San Ignacio y en San José una catequesis.

HISTORIA

El Concilio de Nicea (325) está considerado el primer concilio ecuménico de la Iglesia católica. En él se abordaron cuestiones decisivas para el futuro de una religión que solo pocos años antes había sido perseguida, hasta el punto de que el símbolo niceno de fe constituye hasta hoy el núcleo del credo cristiano.

El símbolo Niceno-Constantinopolitano se estructura en torno a la afirmación de la fe trinitaria:

Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra,
de todo lo visible y lo invisible.

Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios, Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado,
de la misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho;(…)

Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida,
que procede del Padre, [y del Hijo] que con el Padre y el Hijo
recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas. (…)

El símbolo de Nicea en la vida de los creyentes: “Creemos como bautizamos; y oramos como creemos”

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