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Mons.Galván: «Un solo alimento, un solo servicio, una sola comunión con el Espirítu»

Prensa CEB 25.05.2025.- Este domingo, la Catedral Metropolitana de La Paz volvió a convertirse en casa y escuela de comunión, en el marco de la celebración eucarística, presidida por Monseñor Percy Galván, arzobispo de la Arquidiócesis Nuestra Señora de La Paz. Concelebró el padre Ivan Bravo,Rector d ela Catedral Metropolitana de La Paz y acompañaron los diáconos del Camino Neocatecumenal, quienes sirvieron al altar con reverencia y alegría.

La liturgia se vivió bajo la luz del Evangelio según San Juan (14,23-29), donde Jesús dice:
“El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él.” Desde esa promesa, Monseñor Percy profundizó el misterio de la Eucaristía como el signo supremo de la presencia real de Cristo, que no nos deja solos, sino que hace morada entre nosotros en el pan partido.

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La imagen central de la celebración fue la Última Cena, no como recuerdo estático, sino como actualidad viva de la entrega de Jesús, que se ofrece como alimento espiritual que sacia toda hambre y toda sed. En un mundo saturado de ofertas superficiales, se nos recordó que la verdadera felicidad no se halla en tener más, sino en habitar el amor del Padre y dejar que Cristo habite en nosotros. Incluso viviendo estos tiempos dificiles que nuestro País esta viviendo. «Nuestra fe debe trasender» Exortó

Conmovido por esta enseñanza, el arzobispo evocó las palabras de San Francisco de Asís:
“Señor, haz que desee lo poco.” Una súplica que se transforma en actitud de vida: quien desea poco está libre para recibirlo todo, y ese “todo” es Cristo, nuestra paz.

El arzobispo,indicó que en el corazón de la vida cristiana alvergan tres palabras al seguimiento a Jesús: Alimento, servicio y comunion, en una sola  vivencia

 1. Alimento=Cristo no solo nos enseña, nos alimenta. En la Eucaristía nos da su Cuerpo y su Sangre, no como símbolo vacío, sino como alimento verdadero que fortalece el alma, consuela al herido y sostiene al débil.
Él mismo lo dijo: “El que come de este pan vivirá para siempre.” (Jn 6,51)
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Thumbnail  2. Servicio= Al alimentarnos de Cristo, somos enviados a servir como Él sirvió. Jesús lavó los pies a sus discípulos y nos dio ejemplo de humildad activa. Ser cristiano no es un título, es una forma de vida: servir sin esperar recompensa, amar sin medida, compartir sin temor.
“El que quiera ser el primero, que se haga servidor de todos.” (Mc 10,44)
3. Comunión= No vivimos la fe solos. Somos Iglesia, familia, comunidad. La comunión nace del amor de Dios, y se hace visible cuando compartimos, perdonamos, caminamos juntos. Donde hay comunión, hay paz; donde hay división, el amor se enfría.“Que todos sean uno, como Tú y yo somos uno.” (Jn 17,21)Thumbnail

Esta   invitación, es una triple dimensión del cristiano —alimentarse de Cristo, servir como Cristo y vivir en comunión con los hermanos— sea no solo una idea bonita, sino una práctica diaria, sencilla y concreta. Porque allí está el secreto de la verdadera felicidad, mencionó: “Señor, haz que desee lo poco”, decía San Francisco. Y ese “poco” es, en realidad, todo: Cristo vivo en nosotros.

Antes de despedirse, Monseñor recordó otra promesa de Jesús:“La paz les dejo, mi paz les doy; no se la doy como la da el mundo.”
Y así, los fieles regresaron a sus hogares reconfortados por la paz que solo el Resucitado puede dar, alimentados por su Cuerpo, sostenidos por su Palabra y enviados a ser testigos de su amor.

Fuente: https://arquidiocesisdelapaz.org.bo/

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