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Mons. Aurelio Pesoa: “Desde el corazón de la Amazonía, Trinidad eleva su voz: fe, justicia y dignidad para todos”

Prensa CEB 15.06.2025. En el marco de la fiesta de la Santísima Trinidad y el 339 aniversario de la fundación de la ciudad, se vivio la Eucaristía presidida por Monseñor Aurelio Pesoa, obispo del Vicariato Apostólico del Beni y presidente de la Conferencia Episcopal Boliviana, y con la presencia de destacadas personalidades políticas y sociales. El mensaje central es un llamado firme a la paz, al amor fraterno y al desarrollo con justicia para esta noble ciudad.

Monseñor Aurelio, resaltó la identidad trinitaria no solo como una referencia geográfica, sino como una vocación de vida marcada por el amor del Dios Uno y Trino. «Ser trinitario es llevar en nosotros el sello del amor trinitario»afirmó, destacando la dignidad de cada persona como fruto de un plan de amor divino.

Se dirigieron saludos a autoridades presentes, entre ellas las senadoras Cecilia Moyoviri y Neila Velarde Salas, el diputado Hengis Justiniano, el alcalde coronel Christian Cámara, y miembros de los comités cívicos e indígenas, entre otros. Esta amplia participación expresó la unidad de la sociedad civil en una fecha significativa para todos los trinitarios.

El mensaje no solo estuvo centrado en lo espiritual, sino también en la actualidad del país. Se recordó la reciente exhortación de los obispos bolivianos en la que se rechaza todo tipo de violencia como medio para resolver diferencias: «La violencia no puede ni debe convertirse en mecanismo para resolver las diferencias».

Además, se denunció la postergación histórica de la ciudad de Trinidad y se exigió justicia y equidad para sus habitantes. «Decimos no al olvido y marginación por parte de las autoridades del Estado boliviano», expresó Monseñor Aurelio, enfatizando que el desarrollo debe llegar a todos y no ser privilegio de unos pocos.

Monseñor Aurelio concluyó con un llamado esperanzador: vivir según el amor de Dios, familiar y social. «Debemos construir familias trinitarias, donde personas diferentes se aman, respetan y cuidan».

En palabras que evocan a San Agustín, el mensaje final fue claro y cercano: “Con ustedes soy cristiano. Para ustedes soy pastor. En lo primero está nuestro propio bien. Como pastor solo me preocupará el bien de ustedes”.

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