“Evangelizar es tarea de todos”: Mons. Jorge Herbas llama a la misión activa de cada bautizado
Prensa CEB 07.07.2025. En la Catedral San Pedro de Aiquile, la celebración del décimo cuarto domingo del Tiempo Ordinario, Mons. Jorge Herbas Balderrama, OFM Obispo de la Prelatura de Aiquile, compartió una profunda reflexión sobre el carácter universal de la misión cristiana, recordando que el primer misionero es Jesucristo, enviado por el Padre para Redimirnos. Desde esta misión originaria, el Señor nos hace colaboradores suyos, enviándonos también a nosotros a anunciar el Evangelio con alegría, compromiso y paz.
Todos somos enviados: la misión no es solo del clero
Mons. Herbas destacó que la evangelización no es una tarea reservada a los obispos, sacerdotes o religiosos, sino una responsabilidad de todos los bautizados. Recordando el envío de los setenta y dos discípulos, explicó que este gesto de Jesús representa un compromiso que involucra a la Iglesia entera, laicos y consagrados por igual: “No podemos sustraernos de la misión; no podemos decir que esto es solo tarea del clero”, afirmó.
La misión como presencia transformadora
El Obispo recordó que el verdadero impacto del anuncio cristiano no depende de los recursos materiales, sino de la autenticidad de la presencia del misionero. Haciendo alusión al gesto de María al visitar a su prima Isabel, insistió en que el simple hecho de estar con los demás, acompañarlos y compartir con ellos el gozo del Evangelio, ya transforma realidades. Esta presencia activa, dijo, debe ser portadora de consuelo, reconciliación y paz, especialmente en contextos marcados por la soledad, el abandono o la indiferencia.
Una Iglesia sin misión deja de ser Iglesia
Profundizando en el Evangelio dominical, Mons. Herbas recordó que la esencia de la Iglesia está en evangelizar. Por ello, alertó sobre la necesidad de renovar el fervor misionero en las comunidades, especialmente en contextos donde faltan vocaciones sacerdotales o religiosas. Señaló que también se deben impulsar y acompañar vocaciones laicales, como catequistas, animadores de pastoral y líderes comunitarios, para que la Iglesia siga cumpliendo su misión con fidelidad y alegría.
La paz y la alegría: frutos de una vida llena de Dios
En su homilía, Mons. Herbas resaltó que uno de los objetivos fundamentales de la misión es que la paz descienda sobre cada hogar y comunidad. “La presencia de Dios nos transforma en instrumentos de paz. Nos llama a amar, a reconciliarnos, a vivir con alegría el don de la salvación”, dijo.
Aludiendo también a las palabras de San Pablo, recordó que el verdadero orgullo del cristiano no está en los talentos ni en las posesiones, sino en la cruz de Cristo. “Nos gloriamos en Cristo crucificado porque Él nos transforma, nos compromete y nos hace partícipes de su misión en el mundo”.
Llamado final: crear familias y comunidades donde reine la paz
Dirigiéndose especialmente a los jóvenes que se preparan para recibir el sacramento de la confirmación, el Obispo les recordó que este paso no es una despedida de la Iglesia, sino una renovación del compromiso de fe. Los animó a aportar con su dinamismo y creatividad en la construcción de comunidades más vivas y solidarias. También insistió en la importancia de empezar por el propio hogar: construir familias donde reinen el respeto, el diálogo y la reconciliación es ya una forma concreta de evangelizar.
Fuente: Radio Esperanza Aiquile